sábado, 31 de diciembre de 2011

Uno más

O uno menos. Sin importar como los cuenten
¡Feliz fin de Año!

Y que tengan un excelente inicio de uno nuevo. De todo corazón, que aunque este muy adolorido, no deja de latir, de sentir y regocijarse.
Mis mejores deseos y parabienes, a todos, presentes y auscentes. Espero que a ustedes si les vaya muy bien.

Abrazos


jueves, 29 de diciembre de 2011

Sobreviviendo a mamá

O mejor dicho, a la falta de ella. Pues nada, que mi mamita querida se fue de vacaciones (muy merecidas). Yo le dije “¿Me vas a dejar solito?”, ella “Sí”, “Pero, pero, pero ¿qué voy a comer?”, “ay mijito, ya estas grandecito, ¿no?”, “Pues sí, má, pero, pero, pero…” Y Juro que escuche una risa sardónica como cuando el Dr. Doom está a punto de darle en la madre de una vez y para siempre a los cuatro fantásticos.
-“Ándale, ¿he?, cuando llegues vas a encontrar nada más mi esqueleto”
-“Pues yo creo que te voy a encontrar como con dos kilos menos de tus como 30 que tienes de más”
-“¬¬…”

Y se fue. Y me dejo solito.
Más bien, nos dejo. A mi papá y a mí. Pero como mi papá está trabajando, me dice “bueno hijo, ahí comes (si verdad, ¿qué voy a comer?), yo creo que como allá en el trabajo con mis amigos”
Así que mi papá no sufre tanto como yo. Pero esto es nada más de introducción, para lo que realmente les quiero contar. Pues como mi mamá no está, y estoy prácticamente solito en la casa, me dije “hay que hacer algo para no aburrirte” Y que se me ocurre lavar mi ropa. Además ya me hacía falta (ropa, porque aunque no estoy usando mucha, tampoco es que la lave todos los días). Además, ¿Qué tan difícil puede ser?

Así que diligentemente, hice lo que mi sacrosanta hace cada que lava la ropa: separarla, color con color, negras aparte, blancas aparte, etc. Siguiente paso, ir a la lavadora. “Mmm veamos, proceso, programa, inicio/pausa” Es como el celular o una calculadora programable (si es que todavía las usan). Listo, programa medio, fuzzy, agua fría.

Y comienza la magia. Inicia el llenado del receptáculo (donde pones la ropa), le pones el detergente, suavitel o velrosita (yo no lo encontré, así que omití este paso) y listo. En 60 minutos tendré mi ropa lista para tenderse. Llegado a este punto, no me había fijado que la lavadora hace ruiditos (bips, pero más agradables) tirurú tururu.
Así que continúe con mis actividades: Ya que estoy en la zona de lavado, a lavar mi coche (ya estaba muy puerco). Cuando de pronto, comienza a sonar los bips de la lavadora. “Tiru tiru tiru tiru tiru”
¡En la progenitora! ¡Ya la madrié! A ver, tiene agua, hay luz (claro pendejo, si no como hace ruiditos), uta, que tiene esta madre.

Afortunadamente, en momentos de pánico como este, entra en acción las enseñanzas de la universidad, que en mi trabajan en forma de inspiración divina, que los grandes iniciados como su servidor, conocemos también como epifanías. No sé como operen en ustedes, pero mis epifanías son harto melodramáticas, así que con voz gutural, cavernosa y grave me dijo en tono imperativo “Lee el manual”.

“El manual, ¡agüevo!”. Por eso les decía que entro mi formación académica, ingeniero que es uno, se va a lo que conoce sin conocer. Los manuales.
“Mamaaaaaa, ¿Dónde está el ma…?”
Chingao, mi sistema experto biológico no está. Pero ingeniero que es uno y conocedor de las tecnologías de la información, me dije “Internet, ¡agüevo!”.
A ver lavadora marca tal, modelo tal, ajá, aquí la página, instalar plugin, mja, ok. “Manual de usuario, modelo XXXX”. Después de buscar y buscar, no encontré qué demonios significan esos ruiditos.

Así que fui a hacer lo que debí haber hecho al inicio. Si sospechaba que el ruidito era una alarma porque algo está mal (según yo), lo primerio que debí hacer es apagar el aparato. Pero no lo hice, en parte porque mi epifanía es muy mandona y en parte por que, bueno no sé por qué (si lo sé pero no lo voy a escribir).
“Fin de proceso de lavado”

¡Esos pinches ruiditos son normales! Nada más indican que está iniciando otro proceso, es decir, primero es llenar con agua, luego pasa a lavarse, luego pasa a vaciarse, luego pasa a enjuagarse, luego pasa a centrifugarse. Y en cada proceso, hace ruiditos, supongo que para que las mamases sepan en que va su ropa.

Mami, te extraño. ¡Snif!

La realidad es relativa

La realidad la construye tu cerebro. Ni más, ni menos. Esta es una las causas de la depresión: no importa lo bonito que se encuentre el día, el que te encuentres rodeado de gente que realmente te aprecie, que estés protegido, si tu cerebro está convencido de que no vales pito, que el día es horroroso o que todo mundo está en tu contra, no importa la realidad externa.
El cerebro es la fuente primordial de lo bien o lo mal que nos sintamos. Por supuesto, si estas bajo un dolor crónico, como por ejemplo cáncer, la realidad tanto externa como interna, es un dolor insoportable.

Pero de lo que quiero escribir es de la pareidolia, que en términos prácticos, es la tendencia de la mente humana a encontrar formas a las cosas. En general, es la tendencia del cerebro humano a explicarse las cosas. Supongamos que te encuentras ante un animal que nunca antes has visto, tu cerebro buscará (no te das cuenta de ello) en todo su memoria a corto  y largo plazo e intentará construir la imagen de ese animal desconocido, hasta ese momento, y cuando te pregunten ¿cómo era? Tus descripciones tendrán como base toda la gama de animales que conoces.

Dirás “pues las patas eran como de caballo” o “tenía garras como de tigre” o cualquier otra descripción con la que tu cerebro no tenga conflicto. Hace mucho tiempo que leí la saga de “Las enseñanzas de Don Juan” de Carlos Castaneda (si no la han leído, que pena por ustedes, se pierden de una obra única por su narrativa) y ahí se habla de la percepción no cotidiana del mundo.
Es un relato sobre un conocimiento del México antiguo, se  tratan temas como la brujería o el chamanismo, pero no de forma estereotipada, es difícil de explicar. Se han escrito libros enteros solo para explicar de qué trata la saga de Don Juan (cuyo prologo al primer libro fue escrito para la versión en México por Octavio Paz). Así que mejor léanla.

Pero mi comentario es que en esa saga, al estar en lo que el autor llama “conciencia acrecentada” y pedir explicaciones a su maestro de que fue lo que vio, llegan a un punto en el cual le dice el maestro (Don Juan Matus) a Castaneda (no lo cito porque no me lo sé de memoria) que lo que él vio solo él le puede dar sentido, ya que no es posible que ambos hayan visto lo mismo porque lo que están viendo no es de este mundo.

Ayyy weeeey!!, pues sí, está muy filosófico el asunto. Huelga decir que para poder ver ese otro mundo, se apoyan de sustancia alucinógenas y una serie de procedimientos de brujería para incrementar el poder ver ese otro mundo (en realidad son una infinidad de mundos, que dependen de donde se encuentre el punto de encaje de uno). Creo que esta entrada no es para los neófitos del tema de Don Juan.

De verdad lo siento mucho, pero no me atrevo a hacerla de exegeta en este asunto, me resulta francamente difícil. Nuevamente, los remito a la obra. Solo diré que según Don Juan, un ser humano parece un huevo luminoso (cuando uno ve en conciencia acrecentada) y que hay un punto que es todavía más brillante (el punto de encaje, que cada ser humano posee), el cual tenemos fijo y es todo un reto poder moverlo. Pero una vez que lo mueves, las líneas de energía del mundo, que pasan por ese punto de encaje, hacen que veas otro mundo.

El punto de encaje resulta ser algo así como el sintonizador de la realidad. Regresando al tema de la pareidolia, se me hizo interesante comentarlo aquí porque he estado viendo videos de cosas “paranormales” en particular de las llamadas psicofonías, que se supone son la comunicación de los muertos.
El procedimiento para grabar una psicofonía es muy simple, se pone una grabadora en el lugar que elijas (de preferencia, un lugar que no tenga mucha presencia humana, como un bosque o tu casa, cuando no hay alguien) y escuchar posteriormente toda la grabación, en busca de psicofonías. Hace algo de tiempo, cuando era joven y crédulo, me interesaba muchos los temas paranormales (fantasmas, ovnis, criptozoología, etc.) y ahí me enteré como salió esto de las psicofonías.

Según recuerdo (me dio flojera buscar las referencias), las psicofonías surgen porque un estudioso de las aves, al grabar los cantos de las aves, y posteriormente escucharlas, se dio cuenta de que escuchaba voces. Y no, no estaba loco, las voces estaban ahí, en sus grabaciones. Aquí esta una referencia, no puede evitar buscar algo al respecto.

Ahora, años después, creo que las psicofonías son una especie de pareidolia, pero aplicada a los sonidos. Pareidolia se refiere específicamente a las figuras, y no sé si existe un término parecido pero aplicado a los sonidos. Ejemplos de esto lo pueden encontrar en… ¿han visto los videos de una canción en inglés, que si se editan en ciertas partes parece que dicen algo en español? Bueno, pues eso un mecanismo muy parecido al que se aplica a las psicofonías.

En realidad, es el cerebro quien aplica esas reglas. Partiendo de una serie de señales caóticas, el cerebro, en su tendencia al orden, busca darles sentido. Y por eso vemos borreguitos en las nubes o vírgenes en las paredes llenas de hongos o el rostro de Elvis en un pan tostado o sonidos con cierto “sentido” en grabaciones donde no hay humanos alrededor (las psicofonías).  Pero una nube, es una nube, no hay vuelta de hoja. También, al respecto, cientos de avistamientos ovnis, son nubes lenticulares y no naves procedentes de otros planetas.

Hay varios eventos “paranormales” que pueden ser explicados por la pareidolia, en sus vertientes de sonido e imagen, incluso de experiencias religiosas. Nuevamente, el cerebro es quien busca el orden, el cerebro se encuentra muy estresado si lo que capta no lo puede categorizar, por lo que siempre busca darle sentido a todo aquello que procesa.
Así que ya lo saben, cuando escuchen hablar de que la Virgen María se apareció en una pared, o que se han reportados cientos de avistamientos ovinis o que se han captado voces del más allá, lo más probable es que se trate del fenómeno (muy interesante, pero nada sobrenatural) de la pareidolia.
Les dejo unas ligas que estuve revisando para la creación de esta entrada.

Pareidolia según la wiki
Un interesante videíto del cerebro y la realidad
Breve explicación de como percibimos
Gestalt corriente psicológica que dice que el todo es más que la suma de las particularidades
Algo más sobre la gestalt
Una película no muy buena sobre las psicofonías

martes, 27 de diciembre de 2011

Histórica ficción

Secreto 1910 es un libro escrito por un descendiente del general Bernardo Reyes, cuyo nombre es Leopoldo Mendívil López. Bernardo Reyes, según la historia (esa que a veces la hace de prostituta, pues depende de quien la escriba, si los vencidos o los vencedores) fue un cercano colaborador del ex presidente Porfirio Díaz. Personalmente, no me cae muy bien que digamos el difunto ex preciso. Si hoy viviera, con el PAN estuviera, más que priista, se comportó como panista. A veces me da por pensar ¿Y este wey, de vivir, en que partido estaría?
Regresando al tema de esta entrada, este libro que de una vez les adelanto, tampoco termino de gustarme del todo, es en cierta manera, un descargo a favor del general Reyes. Deben tener cuidado al leerlo pues aunque se basa en hechos históricos, no todo es cien por ciento real.
Muy en el tenor de “La mujer dormida debe dar a luz” y “Regina, Dos de octubre no se olvida” de Antonio Velasco Piña, Secreto (el libro) enaltece el espíritu mexicano del “sí se puede, sí se puede”, tan mediocre, según mi punto de vista. Al igual que los libros de Velasco, Mendívil escribe una novela pseudo histórica, centrada en el evento de la (antes y después) de la famosísima decena trágica, donde es asesinado el ex presidente Madero y Pino Suárez.
Simón Barroso, el protagonista, miembro del ejército mexicano, leal colaborador del general Reyes, nos conduce a lo largo de una historia tipo Illuminati, donde el general Reyes tiene un plan para que México se convierta en la potencia mundial, posición que histórica y proféticamente está destinada a ser. Según el autor. Por eso es que les decía del “sí se puede”. Al igual que Velasco, es un libro lleno de optimismo para el pueblo mexicano. Mientras que “Regina” y “La mujer dormida…” se centran en el histórico caso del 2 de Octubre de 1968, esgrimiendo la tesis de que esa matanza fue el sacrificio (muy de los aztecas) necesario para que México entre en el cambio (que al parecer no fue suficiente, porque lo seguimos esperando) que lo lleve a su lugar de potencia mundial, a un ladito de los gringos, alemanes, japoneses, etcétera; “Secreto…” hace algo parecido, pero situado en el fin de la presidencia del dictador Díaz y el asesinato de Madero, autoría intelectual de Victoriano el “Chacal” Huerta.
El general Reyes es poseedor de un documento (aquí es donde las cosas comienzan a ser muy, muy increíbles) que como por arte de magia, hará de México la potencia que debe de ser. Cito parte de la contraportada del libro “… Reyes entregó al embajador de Alemania el Plan México, en el que está formulada su visión para que el país sea una potencia mundial y cómo lograrlo.”. Uy, ¿A poco así de facilito México se convertirá en potencia mundial? ¿Nada más con la visión de un militar (que por muy chingón que haya sido) es sólo un hombre?
Ahora bien, supongamos que ese documento (porque en el libro, obviamente no se dice que es lo que contiene, si no imagínense) efectivamente trae las instrucciones para hacer de México una potencia mundial ¿A poco nada mas hay que seguirlo al pie de la letra y ya? ¿No antes debería hacérselo saber a la población, convencerla y que lo apoyen? Como les decía, bastante inverosímil.
Total, que el escrito comienza con que unos descendientes (bisnietos del protagonista Barroso) encuentran el mentado documento contenido en un cartucho de “Metal. Aluminio dorado. Tiene estampados un águila y dos serpientes enroscadas”, y el documento “Algo capaz de cambiar el futuro de México para siempre” es el preámbulo para que Simón Barroso retome el hilo de la historio y cuente lo que le paso en 1913. A lo largo del libro, Reyes será visualizado como un estadista, a la par  Churchill o Lincoln (y como no, si es el autor de semejante documento), mientras que Madero es presentado pusilánime, creyente de lo paranormal (espiritismo). Aunque esto último sí está documentado históricamente.
Aunque aparecen nombres como Henry Lane Wilson, Paul von Hintze, William H. Taft, Wodrow Wilson, Félix Díaz y un largo etcétera de personajes históricos cercanos a la primera guerra mundial, no debe tomarse lo escrito aquí como fuente histórica. Salvo algunos hechos. Con forme avanza la historia, tiende a convertirse en una trama de espionaje y contraespionaje, pues las actuales potencias del mundo, unas a favor, otras en contra de que México sea potencia mundial, le dan color a la trama.
Les adelanto, los gringos son los malos (están en contra y por eso ponen a Madero de presidente, según se cuenta) y los Alemanes son los ¿buenos? Pues apoyan a Reyes.

Sobre esto, me parece que muchos saben que la Alemania Nazi (sí, ya sé que esto fue en la segunda guerra mundial y el libro está enfocado en cercanías de la primera) intentó establecer vínculos con México, ¿pero quien creen que lo impidió? Sí, los paladines de la justicia gringos. ¿Ahora entienden eso de “Tan lejos de Dios, tan cerca de los gringos”? México, al ser el patio trasero de los gringos, es un objetivo estratégico que siempre están monitoreando. Esto lo comento porque en el libro se maneja algo así, que Alemania sabía ya desde entonces, de la importancia estratégica que representa México.
¿Se imaginan que sería de nosotros si tuviéramos una influencia importante de Alemania? En lugar de tener Fords y Chevrolets, tendríamos Audis y BMWs. Aunque por situación geográfica eso, incluso en la actualidad es francamente muy complicado.
El libro en general resulta entretenido, con algunos chispazos de verdadero interés, pero que al final, literalmente, es para engancharte con una segunda parte. Es lo que da a entender. Ahora que lo estoy ojeando para recordar un poco la historia, veo que lo firme (casi siempre firmo mis libros, con la fecha en la cual los comienzo a leer) en Abril del 2011, y no me he tenido el interés en buscar si ya salió la segunda parte.

De todas maneras no quede tan enganchado como para emocionarme con una segunda parte. De haberla, esperare a que se encuentre de oferta. O a que alguien me la preste. Aunque siendo prácticos, esperaré. No conozco a muchos que lean lo que a mí me gusta. A un precio aproximado de $200.00 pesos mexicanos, lo recomiendo si no se tiene otra cosa más interesante que leer. Peor es no tener que leer.
Por cierto, tiene una página muy relacionada con el libro, entren y junto con mi crítica puede darse una idea si lo adquieren o lo piden prestado.

 
Libro: Secreto 1910
Autor: Leopoldo Mendívil López
Editorial: Grijalvo
Recomendable: Si te gustan las historias alternativas de las verdaderas historias, si no conoces mucho de historia de México y quieres comenzar (en el  entendido de que no lo debes tomar como un libro de texto), si no tienes algo que leer y tienes ganas.

viernes, 23 de diciembre de 2011

El abrelatas

El libro “Soñar una bestia”, es hasta donde tengo entendido, la segunda versión de la obra. Es la que leí. Aunque no hago muchas entradas (bueno, en realidad, creo que nada más he escrito una entrada al respecto) sobre asesinos seriales, es un tema que me gusta mucho. Así que cuando escuche de este libro, comencé  su búsqueda.
Y aunque no es tan difícil de conseguir, no lo encontré en la primera librería que se me cruzó por el camino. No es de los libros económicos, creo que yo lo conseguí por $250.00 M.N. (pesos mexicanos) hace como cuatro meses. Es de fácil lectura, no tiene mayor complicación, trescientos ochenta y algo de páginas, a letra tamaño 12 me parece. Cuenta la historia de un asesino serial conocido como el “Abrelatas”, por su característica de mutilar los genitales de sus víctimas.
Creo que escuche de “Soñar una bestia” en un programa de radio o en una revista, la verdad no lo recuerdo, pero estaba muy bien recomendado. Sobre todo por la temática, ya saben, de asesinos seriales. Y es que, el “abrelatas” es un asesino serial (de ficción). Sin embargo, en mi opinión, le faltó desarrollar mucho más a los personajes secundarios.

Antes de pasar a ese punto, les cuento de qué trata el libro. Un asesino serial que le corta los genitales a sus víctimas (mata puros hombres) llama la atención de un periodista (protagonista, llamado Ángel Banderas) y ahí comienza la historia. El periodista Banderas, viene de una decepción amorosa, por lo que se encuentra deprimido, bebiendo un bar, se le antojan unos cigarros, va por ellos y en el camino compra un periódico de “nota roja” donde se menciona al mentado “abrelatas”.

Con ello, el autor comienza a entretejer la trama, escrita en presente y pasado del protagonista, que le permiten desarrollar para nosotros, las relaciones con demás personajes. Intercalados en lo vivido y lo que va viviendo, se meten los soliloquios del asesino. Con ello pretende darnos a conocer la motivación de sus actos. Como les había mencionado más arriba, es un libro de fácil lectura (no como el de Doris Lessing, “Instrucciones para un descenso al infierno”, por citar un ejemplo. Si alguien quiere ser mi exegeta, me hará un gran favor).

Y de los recuerdos del protagonista, nos vamos enterando de las amistades que le ayudaran en la confrontación final con el asesino. Como personaje secundario principal, tenemos a su mentor y amigo Camilo Sánchez Carioca, que además es un maestro del albur (o eso pretende el autor, con algunos visos de inteligencia). Están también, Fellini (un cerrajero), Simbad (un payaso, más bien descrito como mimo), Germán Guardia (médico legista), y la bella prostituta Alejandría Verano Duende, que resulta ser, en el pasado del protagonista, algo así como su novia. Yo he tenido la fantasía de tener una novia teibolera, sabe por qué (además de lo obvio).

Hay más personajes, pero me parece que esos son los más importantes, y claro el asesino. Creo que no hago mal si les digo que en realidad son dos asesinos. Lean el libro para que sepan porque son dos y cuál es la relación de ellos con los asesinatos. Pero retomando mi crítica, el autor, tiene un muy buen armazón, un buen esqueleto, pero falló a la hora de construir sobre el mismo. Por ejemplo, tomemos a la prostituta, con un nombre como el que le puso y la relación previa (que solo se menciona en un par de párrafos, como si hubiera otro libro anterior a este), uno espera mayor detalles de su motivación, como es que surgió la relación con Ángel, porque es prostituta, una descripción de cómo lleva su trabajo actualmente,  si ha tenido otro amor en su vida, y un largo etcétera. Lo mismo ocurre con los demás personajes, incluso con el mismo Camilo (el mentor), del cual solo sabemos que es el hombre sabio del grupo (además de alburero y amante de los crucigramas).

Según mi parecer, el pastel no esponjó. Y es que la idea es buena, sobre todo que aquí, en México, donde seguramente tenemos asesinos seriales de sobra, prácticamente pasan con más pena que gloria. Fuera del caníbal de la guerrero, o la mataviejitas, casi no se conocen otros casos como por ejemplo el de Raúl Osiel Marroquín (el mata gays o el sádico) o Gumaro de Dios (un caníbal con esquizofrenia) cuyas vidas son interesantes (con respecto al tema de los asesinos en serie).
Aunque particularmente no me satisfizo del todo esta lectura, para aquellos interesados del tema de los asesinos en serie, es casi un deber leer esta obra, para tener más elementos sobre el tema. Es peor no tener que leer.

Como ultimo comentarío, me gustaría  leer la obra en su edición original, para comparar si la nueva edicion es mejor que la original.


 
Libro: Soñar una bestia
Autor: Cesar Güemes
Editorial: Ediciones Alfaguara
Recomendable: Si estas empezando en esto de leer libros, si eres un interesado en temas de asesinos seriales, si eres un interesado en temas de novela policiaca. Si no lo lees, no te pierdes de mucho; pero si en lugar de leer el libro vas a ver una novela en tv azteca o en televisa, no hay que pensarle !léelo¡

sábado, 17 de diciembre de 2011

Inicio y fin. O viceversa

Tradicionalmente, en este lado del mundo, diciembre es el mes de los cierres y las aperturas. Es donde por consenso, definimos que el circulo se termina. Y vuelve a comenzar. Personalmente no quiero seguir esa corriente. ¿Por qué tiene que ser diciembre? Podría ser cualquier otro mes.
Pero al ser un consenso, el ambiente se respira a eso, cierres y aperturas. Se tiene la víspera de un nuevo comienzo, para hacer las cosas mejores, para superar lo que no pudiste superar en el círculo pasado. Ilusos, si no lo pudiste superar, lo más probable es que no lo puedas superar. Aunque, claro, hay sus excepciones.

Yo debería cambiar de cartera, deshacerme de una camisa y un tigre de peluche. Sin embargo, y por si no lo habían notado, no suelo hacer cambios (muchos) en mi vida cotidiana. La cartera la usaré hasta que se encuentre toda ajada (y como es de piel, yo creo que todavía le faltan un par de años para eso), la camisa, aunque me gusta mucho, casi no la uso, así que tampoco la voy a regalar o a tirar.
Lo único que hice, en tenor de un cambio, es bajar al tigrito. Se parece a mí. Tiene el ceño fruncido, pero es inofensivo. Ha dejado de estar en la parte trasera de mi auto, el cual dado mis circunstancias monetarias actuales, casi no uso, para pasar a formar parte del adorno de la casa. Yace entre don cangrejo y Kenny.
¿Por qué tendría que deshacerme de una cartera, una camisa y un tigre de peluche? Porque es un regalo de ella. El único que me hizo en todo el tiempo que la conocí (fue de cumpleaños). No me estoy quejando de que fue el único regalo, estoy diciendo que al ser el único (hablo en singular porque las tres cosas fueron en una sola exhibición) no tengo más objetos transicionales en los cuales proyectar mi interés.
De haber más objetos relacionados con ella, convivir con ellos sería más sencillo. Pero la verdad es que, fuera del tigrito, los otros dos objetos los uso. Y como todos los objetos que uso, los dejaré de usar hasta que ya den pena. Después de todo, soy un hombre que no suele hacer muchos cambios en su vida.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Trolljegeren

Me encuentro leyendo un libro llamado “El quinto día” del alemán Frank Schätzing y como todavía no la he terminado, porque son un montón de hojas, y no estoy en ello al 100%, solo lo mencionó para comentarles sobre la película “El cazador de Trolls”. Lo que tienen en común el libro y la película es Noruega. También viene a mi mente la película o libro “Män som hatar kvinnor” de Stieg Larsson, que aunque este autor es de origen Sueco, tiene en común, con las otras dos ideas, el frío.
Y es que así como el libro de Larsson y El quinto día, la película del cazador de trolls, es un poco aburrida. Si no han leído a Larsson o visto la película (la versión no gringa, que se me hace que todavía está de más hueva) o empezado a leer o ya leído el quinto día, no saben al tipo de aburrimiento que me refiero. Y es que al final tanto los libros, como la película (bueno el quinto día todavía no lo termino, pero va interesante) son bastante entretenidos.
Sí, ya sé que antes escribí que están medio aburridonas, pero así empiezan. Luego mejoran. De esas tres obras, la que más me ha gustado hasta el momento, es el libro de Larsson. Aunque me enfocaré a la película del cazador de trolls, que recién vi. El cazador de Trolls trata sobre eso, la vida de un cazador de trolls. Es decir, no la vida, más bien un pequeño documental de la vida de un cazador de trolls. Porque el formato de la película intenta evocar el formato de la Bruja de Blair, aunque la calidad de la cinta es de una película cualquiera.
Un grupo de investigadores-estudiantes de la una universidad, intentan entrevistar a un cazador de osos (guiño) que al inicio esta renuente a platicar con ellos, pero como lo siguen a donde quiera que va, termina por aceptarlos y también por hablar del tema, que nos indica conforme avanza la cinta, es tema de estado.
La idea básica no es nada mala, me parece que tiene mucha tela de donde cortar, pero la realización no me convenció. Como dije antes, es un poco aburrida. Salvo los instantes donde salen los trolls (y esto es más imagen que trama), no hay mucha acción ni desarrollo de los personajes; tal vez se salva un poco el personaje principal, Hans, el cual es presentado como una persona solitaria, excelente en su trabajo, que no valora lo impresionante de su trabajo (pues alguien lo tiene que hacer). Hans, sin tener la pose de Willis o Cage en su infinidad de películas, es presentado de una manera más humana, más cercana. Tal vez por eso uno cree en verdad que se trata de un cazador de trolls, porque bien podría pasar por un cazador de osos.
Nada más que los trolls no existen. Y este es un punto donde me parece falla el desarrollo de la película.
- ¿En serio existen los trolls?
- Sí
- Nooooo (con matiz de incredulidad)
- …
- ¡Ahí va uno!
- ¡¿Lo filmaste, lo tienes?!
- Sí
Y ya. La sorpresa de los neófitos es equiparable a sorprenderse por un, digamos, perro de 80 kilos: es algo poco común de ver, pero no imposible de imaginar. Así que sin más, aceptan la existencia de los trolls (porque además tienen la evidencia en video) y ayudan al buen Hans a cazarlos. Me hubiera gustado que se profundizara más en el tema de los trolls, su historia, los tipos, sus costumbres, los nombres, sus significados, la razón de llamarlos así, y todo eso expuesto con dibujos o fotos. Porque sí, se hace una breve explicación, hay dos tipos de trolls, los de montaña y los de bosque (¿…?) y menciona algunos nombres, los cuales están en (supongo) noruego y son un trabalenguas para un hispanoparlante, por ejemplo strkojungenstruc.
Tampoco alcanzan a desarrollarse las personalidades de los demás personajes, cuáles son sus ideas, motivaciones, creencias, el impacto del saberse conocedores de algo que pocos en el mundo. Yo creo que esto se debe al frío. Al ser un país congelado (tal vez exagero), las cosas se desarrollan sin mucha enjundia, pero sí con mucha determinación. Y para ejemplo ahí están los libros de Larsson, el quinto día y el cazador de trolls. Comienzan lento, pero conforme pasa el tiempo, van mejorando.
Cazador de trolls es una película que vi en la comodidad de mi camita; tenía la intensión de irla a ver al cine, pero como no encontré con quien ir (estoy solito, buaaaa), la bajé de la red. La verdad es que después de verla, no me arrepiento de no haber ido al cine. Y es que la película, a diferencia de los libros, no termina de entrar en calor. Mi recomendación es verla en casa, en una tv de alta definición, cuanto más grande mejor. Altamente recomendable para los fans de los seres mitológicos y para cuando no hay nada más que hacer.


martes, 13 de diciembre de 2011

Libre asociación

Detente, para, deja de
correr, frágil corazoncito...
Permite que el manto
de lo insondable
adelante la víspera
Déjeme  conocer 
aquello que solo es indicio
Para, para, para...

Y segundas partes…

¡No me pinche chinguen mamen! Perdón por el exabrupto, pero recién hace escasos minutos terminé de ver la película Tropa de Elite 2 - O Inimigo Agora É Outro, que es la segunda parte de "Topa de Elite". En realidad pueden ver la segunda parte, sin haber visto la primera. Pero les recomiendo que vean ambas.

Como se podrán dar cuenta, mi exabrupto es porque no encuentro las palabras correctas para decirles lo chingonsisisisisisma que esta ésta película. Esos brasileños, aparte de hacer viejas bien sabrosotas, hacen buenas películas. Bueno tal vez exagero, pero “Ciudad de Dios” tampoco tiene mamá.
Esta película tiene casi de todo, de cierta manera, y para que puedan ir entrando en contexto, podría equipararse con la película mexicana “El infierno”. Más o menos manejan el mismo tipo de problemática social, como el narcotráfico, ejecuciones, balas, corrupción.
Solo que a diferencia del “Infierno” me parece que “Tropa de Elite” esta apegada un poco más a la realidad. Quiero decir, que es más probable que sucedan hechos como los relatados en la película brasileña, que en la mexicana.
Pero ambas películas tienen algo que se requiere para ser una buena película: personajes entrañables. En “Tropa de Elite” tenemos al ahora Teniente Coronel Roberto Nascimento, destacado miembro del BOPE, que por razones que ese explican en la película, trabaja como Subsecretario de Seguridad del Gobierno de Río de Janeiro, ocupando un puesto muy alto para ser un policía.
Y es un personaje entrañable porque es humano, y como tal, tiene aciertos y errores. No es un santo. Mata y disfruta de la violencia, le gusta ser policía, adora ser BOPE. El BOPE, si es que no han ido a la liga que lo explica con mayor detalle, es similar al SWAT gringo, pero a ritmo de samba. Así que no son una policía cualquiera. Son rompe madres, para eso los entrenan. En ambas películas, la tortura sistemática por los cuerpos policiales no es presentada como un acto que no debe cometerse, al contrario, me parece que hasta lo exalta.
De cierta manera, convalida la tortura en aras de obtener información importante para mermar a la delincuencia. Y es aquí donde esta un punto de inflexión interesante ¿Y qué si la delincuencia esta el sistema? Para ser franco, desconozco si la corrupción en Brasil pueda equipararse a la corrupción de México. Personalmente creo que la corrupción mexicana solo es superada por la corrupción en Rusia o algún país proveniente de la vieja Unión Soviética. Y a lo mejor la corrupción mexicana les viene ganando.
“Tropa de Elite 2” plantea el hipotético escenario de que la corrupción se encuentre a niveles gubernamentales (que en México es más una práctica que una hipótesis) y lo que sucede si se encuentran personajes que buscan combatirla. Pero en serio. De cierta manera, presenta una visión de final feliz, donde si bien no se termina con el derrocamiento de la corrupción, si plantea una visión donde se le da un buen golpe al mismo.
Dice el Coronel Nascimento que el sistema, para proteger un brazo, ofrece una mano. Así que sí, al final mueren algunos corruptos, otros van a la cárcel, pero queda claro que la corrupción continuará. Me quedé pensando si los brasileños pudieran creer que una situación como la planteada en esa película sería posible. La situación es el combate de la corrupción, por exposición de los actos delictivos de políticos y el hecho de que algunos, no los más poderosos por cierto, reciban castigo.
En México es algo todavía impensable. Se han expuesto actos delictivos de políticos y más allá de un par de rasguños, no les pasa gran cosa. Ahí tienen el caso del señor de  las ligas, que ya anda formando pues algo así como un partido o una corriente de sabe que lineamiento político; la presentación de Arturo Montiel en el ungimiento del dinosaurio copetón; la presentación y actividad política del que fuera el enemigo público número uno de México, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, que hasta en revistas “nice” ha salido como si se tratará de toda una personalidad integra y ética, que es encomendable dar a conocer a la sociedad; y un largo etcétera, pero supongo que ya me captaron la idea principal.
Y es que la parte fundamental que, según la película, da pie a que pueda existir un combate a la corrupción, es que exista una corporación policiaca (BOPE) con poca o nula corrupción. La verdad desconozco si esa corporación brasileña realmente sea tan virtuosa como se plantea, pero aquí en México, no medimos las corporaciones policiacas (y prácticamente todas las instancias políticas y de gobierno) por su nivel de virtuosidad, sino por su nivel de corrupción, donde es mejor el menos corrupto. Que se la hace, aquí medimos con números rojos.
Pero bueno, tal vez por eso es que me emocionó tanto “Tropa de Elite 2”, porque presenta la posibilidad de una mejor sociedad, que depende del apoyo y acción de personas comprometidas con mejorar la sociedad. Aquí llevamos más de 40 000 muertos y la corrupción incluso aumenta. Y los movimientos de la sociedad por cambiar eso son reprimidos con torturas y muerte de los dirigentes. Por eso es que en lugar de hacer una película tipo “Tropa de Elite” aquí se hizo (y se hizo bien) “El infierno”.
Desde este espacio digital, un aplauso al elenco de “Tropa de Elite 2”, que rompen con el paradigma de que segundas partes nunca fueron buenas. Esta segunda parte, es incluso mejor que la primera. De verdad, no pueden dejar de ver “Tropa de Elite” y “Tropa de Elite 2”, les dará de que reflexionar.

viernes, 9 de diciembre de 2011

No estoy interesado en vivir

Más o menos con esa frase quisiera empezar una plática con mis padres. Están un poco preocupados, al fin y al cabo son buenos padres. Les preocupa mi actual estado de indiferencia. No estoy trabajando. No mucho. Me dedico a las puras labores intelectuales de la escuela. Aunque sin mucho afán, tampoco.
No estoy interesado en vivir, pero no se preocupen, tampoco soy un suicida, continuaría mi alegato. Tomen mi frase como “No me gusta el frío” y es que en realidad, no me gusta. No tanto frío. Pero no puedo hacer gran cosa contra el frío. Taparme, no salir si no es necesario, hacer más pasadero el tiempo de frío. No puedo hacer que el frío desaparezca. Tal vez podría irme a otro lugar, donde el frío ya haya pasado.
Así con la vida, mi vida. Hacer todo lo que está a mi alcance para hacerla más pasadera. Intentar huir, aunque a diferencia del frío, ¿A dónde puede uno huir que no haya vida?, entretenerme hasta que la naturaleza haga su trabajo. Tarde o temprano todo acabará. Sin embargo, no estoy particularmente interesado en continuar peleando. Así es como veo mi vida, una continua lucha contra lo que tengo, lo que quiero, lo que puedo llegar a tener, lo que no puedo tener (ni llegar a tener).
De verdad creo que me he esforzado durante los últimos diez o quince años de mi vida. Esforzarme por llegar a tener paz y tranquilidad. Mucho de esto lo fundamento en una entrada corriente, constante y suficiente de efectivo. No me vengan con esas moralidades, de que “no todo es dinero”. No todo es dinero, pero cuanto ayuda.
Y actualmente no tengo dinero, no para retirarme a vivir de mis rentas, no para los digamos, próximos cinco años de mi vida. Y el tiempo juega, con cada segundo que pasa, en mi contra. Más viejo, con más experiencia laboral, pero también con menos paciencia y con menos ganas de “aguantar” trabajos donde poco o nada importa los años de estudio que tienes.
Le aposté a los estudios superiores. Me equivoque de área. En tecnologías, en este país, las maestrías y doctorados, solo te aseguran una posición media y más enfocada a la docencia. Tal vez si me hubiera dedicado a las áreas económica-administrativas, otro gallo me cantaría. Pero no se puede cambiar el pasado, sólo puedes aprender de él. Y a veces ni eso.
Estoy cansado, cansado de pelear, de luchar, de demostrar mi valía como un buen elemento laboral. Renuncio. A mis padres les preocupa que no quiera casarme, tener pareja. ¿Cómo explicarles que no confió en el futuro? Vamos, no soy un (sin ofender) albañil, al contrario. Estaba revisando, por pura curiosidad los requisitos que piden para emigrar a otros países. En particular, estaba revisando el de Canadá. Puntos extras si tienes 18+ años de estudio, todavía más puntos extras si esos estudios caen dentro del campo requerido por ese país.
Así que visto desde este punto de vista, otro país que no me conoce, me da, de entrada, una mejor puntuación que el país que me ha visto desarrollarme en todos los aspectos de mi vida. Pero tampoco soy de la vena emigrante. Aunque se siente bonito, y hace más pasadera mi estancia, el saber que de alguna manera hay otras posibilidades que en principio me son negadas en el lugar donde realmente quiero vivir.
Analizando un poco, esta idea de “emigrar” me parece que tiene una connotación más inconsciente. “Emigrar” es el desplazamiento de “huir”. Al menos eso creo. Huir. Ya lo he dicho en entradas anteriores, uno puede huir de casi todo, menos de uno mismo. Así pues, no estoy particularmente interesado en seguir viviendo. Como dije anteriormente, renuncio, renuncio a seguir peleando, a seguir intentando con más ganas que perspectiva a futuro, renuncio a conseguir una fuente constante, suficiente de efectivo y me dedicaré a vivir al día. Así como los albañiles. Al menos los noto más felices.
Definitivamente el frío no ayuda a mejorar mi estado de ánimo, ¿Pero qué le hacemos? Si tuviera algún indicio de que mis padres pudieran seguir mi hilo de razonamiento sobre mi vida y mi renuencia hacia ella, entablaría la conversación. Pero ¿Qué van a hacer con esta información? En realidad no pueden hacer mucho. Ya han hecho mucho. Me siguen dando techo, alimento, cobijo y amor. ¿Qué más les puedo pedir? ¿Cómo hacerles entender que hay algunas personas, tal vez no muchas, que no nacimos para vivir?
Ah la culpa, casi estoy seguro que de enterarse de esta entrada, la culpa los consumiría. No habría forma de hacerles entender que no es cuestión de ellos. Es cuestión mía. Convencerlos que ellos no han fallado, pero es que simple y llanamente hay algunas personas que no nacimos para vivir. Así como nacen personas con habilidades para la música, las artísticas,  la enseñanza, hay algunas que no estamos conformes con la vida.
Deberían dejarnos marchar. Total, un humano menos en este mundo, no hace gran diferencia a la humanidad. Ni falta, tampoco.

Que siempre sí

Oh la vanidad, el pecado favorito del mismísimo demonio colorado, según lo acepta al final de la película “El abogado del diablo”. A veces un extra o falta de dos o tres milímetros de carne, cartílago o hueso hacen la diferencia. A veces hace falta como kilo y medio. Desde luego, la apariencia sí importa. Que siempre sí.

Y es que desde que vi a Stana Katic en el papel de la detective Kate Beckett se me hizo injusto que en una sola mujer se conjuntaran belleza, inteligencia, carisma. Pero siempre no, la perfección solo existe en la mente de uno. En la vida real, siempre hace falta algo. O sobra algo. En el caso de Stana Katic, apenas un par de milímetros de cartílago, carne y piel, sobrantes de su nariz para hacerla perfecta.
Aquí les pongo la comparativa del antes y el después. Realmente es muy poco el material retirado, creo, pues no soy un médico cirujano. Pero ese poco hace la diferencia. La diferencia entre salir de extra en las series de televisión y ser la protagonista. Así que ¿Cuántos y cuántas con una pequeña extracción alcanzan la perfección? Perfección y no. Perfección según mis estándares, y seguramente la de muchos más. Pero en realidad no existe una medida universal de perfección. Para algunos es digamos, Sandra Bullock.

Tomada de http://www.youtube.com/watch?v=BZbWJ4fJ4Og al 1:06



Las personas se relacionan con nosotros según nos ven. Pero increíblemente no estamos hechos para “autovernos”. Tenemos indicios de cómo nos perciben los demás, por la manera en que interaccionan con nosotros, esto es, de manera indirecta. Y no es hasta que preguntamos (y casi siempre no lo hacemos), que sabemos con mayor exactitud que sentimientos les provoca nuestra presencia.
Esos kilos menos, esos milímetros de más o de menos, hacen la diferencia. Pero esos kilos o milímetros de más o de menos no afectan los procesos psicológicos internos. O no deberían. Pero la realidad es que si afectan, no de la manera en que afecta el parkinson al cerebro, pero si por la forma en que nos tratan los demás. Esos extras o sobras hacen que los demás nos traten con preferencia o que nos eviten con preferencia. Pero lo que uno piensa, al principio, no se encuentra determinado directamente por el físico de uno, aunque después si afecta, porque reaccionamos a las reacciones que le provocamos a los otros.
Esto tiene que ver con el autoconcepto y en general con la autoestima. Nuestra autoestima se encuentra determinada en gran medida por las reacciones de los demás. Aunque dependiendo de las experiencias y el autoconocimiento, podemos hacer que nuestra autoestima dependa cada vez menos de los demás. Eso nos acerca más a la vida de un ermitaño. Así que como dice el dicho, no hay hombres ni mujeres feas, lo que hay es una carencia de efectivo.
Con efectivo, no tienes necesidad de trabajar y sin necesidad de trabajar tienes tiempo extra para hacer ejercicio y bajar esa grasa extra. Con efectivo puede hacerte todas las cirugías que puedan acercarte a la perfección. Ser amado, deseado, nada mas por cómo te ven los demás. Una fantasía recurrente que tengo, es tener la habilidad de un shapeshifter (un cambiante, metamorfo, un ser humano capaz de cambiar de forma, tomar la forma de un animal o de otra persona) y cambiar mi forma, para ser un Brad Pitt (captan la idea) y ver la reacción de los demás. Porque mis procesos mentales no cambiarían. Al menos eso creo.

domingo, 9 de octubre de 2011

El niño de la foto

Hay un pequeño niño que me causa mucha, incontenible, envidia. A pesar de tener mucho de conocerlo, no recuerdo exactamente cuando le fue tomada esa foto. Esa mirad franca, sin malicia (eso creo, eso espero) y su sonrisa, no de comercial de dentífrico, sino una sonrisa, sencilla, también franca. Y ese corte, cabello lacio, peinado “despeinado”, si me captan.
Por más me devano los sesos, no logro entender porque está feliz. ¿Cuántos años tiene en esa foto? ¿6, 7, 8 años? No lo recuerdo. Tengo enmarcada esa foto en mi cuarto, en ese pedazo de espacio terrenal que puedo considerar como mío, aunque todo mundo sabe que uno nada tiene, todo es temporal. Algún día, tarde o temprano, ya no podré reclamar eso que considero como mío. Está bien, lo acepto, es mío, aunque en realidad no lo sea. Espero me entiendan.
Cada vez que estoy en mi cuarto, que no es de siempre, porque mi cuarto, no es donde vivo, o para ser más precisos, donde paso la mayor parte de mi vida. Es más bien el sitio donde voy a lamer mis heridas, a donde me oculto mientras planeo que lo que sigue, es el sitio al que acudo cuando no tengo donde más ir. Ahí, en ese espacio, no muy grande, donde guardo mis más preciados tesoros, muchos de los cuales no tienen más valor que para mí. Eso está bien, porque nadie los desea tanto como yo, luego entonces, están muy a salvo. Excepto que ocurra algo así como un incendio o un terremoto acabe con mi cuarto. Pero vaya, las probabilidades de que eso suceda, bueno, es más probable que muera a que ocurra un escenario como el planteado.
Al mirar el semblante de ese niño me pregunto si todos los niños, en algún momento de su vida, lucen tan felices como el niño de la foto. Lo pienso y determino que no es así. Porque de otra manera el mundo sería más feliz, en términos generales. Espero me sigan. Porque si todos los niños en algún momento de su vida fueron felices, esa felicidad les debería alcanzar para hacer de este mundo un mundo menos infeliz.
Ese niño y su mirada feliz y sin preocupaciones me desconcierta. Nadie más en el mundo debería saber que pasaba por la cabeza de ese niño en ese instante de su vida. Nadie más porque esa imagen pertenece a mi cada vez más lejano pasado. Ese niño fui yo hace mucho tiempo. Si esa foto no existiera dudaría mucho de que alguna vez fui feliz. ¿Saben? Tengo un problema con el pasado y las añoranzas, porque siempre que me involucro con la retrospectiva me siento mejor. El pasado, para mí, ha sido mejor. Los tiempos pasados son mejores que el presente. Soy un hombre que vive en el anhelo. El anhelo, en la concepción psicológica, es el deseo de volver a vivir una etapa, donde se obtuvo gran placer, que lo recuerdas o tienes indicios de lo bien que te sentiste, pero que es imposible que lo vuelvas a tener (y tienes la certeza de eso).
Un poco difícil imaginar sin un ejemplo, y por ejemplo, yo tengo un anhelo de volver a ser feliz como ese niño. Pero es imposible que vuelva a sentir esa felicidad. Tan imposible que ya no la recuerdo. Solo tengo esa foto, donde sin duda alguna fui feliz. ¿Y por qué es imposible que vuelva a sentir esa felicidad? Por una razón de realidad temporal: ahora soy un hombre. Nunca más en toda mi existencia volveré a ser un niño. Luego entonces jamás en mi existencia volveré a sentir la felicidad de ese niño. Eso es, en ejemplo, el anhelo. Desear algo que alguna vez tuviste, pero que tienes la certeza que jamás volverás a tener.
Así pues, cada que veo a ese niño, que alguna vez fui yo, me pregunto ¿De qué era feliz? No me siento especialmente atraído por las fotos. De hecho, tengo muy pocas fotos mías. Desde luego, la necesarias en esta sociedad: Las fotos del la cartilla militar, de los diplomas y demás documentos escolares, las fotos de las credenciales del trabajo, la foto del ife. Y no mucho más. Fotos mías, casi las esenciales.  Por ahí me encontré, buscando en el face o el hi5 de una excompañera de la universidad, una foto grupal. Ni hablar, no soy tan antisocial como me leo. Curiosamente en esa foto estaba contento. Y como no, ese día estaba al lado a una mujer, bueno, en aquella época, una joven mujer, que quise mucho. Ni siquiera la guarde en mi computadora. ¿Para qué? ¿Para qué años después le pregunte al joven de esa época de que estaba contento? Con la sinrazón del niño tengo para tener insomnio.
Si comparan la foto de mí, de cuando era niño, y me vieran ahora, en mi etapa de hombre, no me reconocerían. Se los juró, porque ni yo me reconozco. La mirada del niño es franca, sin odio, hasta un poco dulce, me parece. Yo miro con desconfianza, analizando a mi interlocutor, buscando, intentando encontrar que es lo que realmente trama, buscando una posible fuente de agresión. Y casi siempre estoy errado. Paranoide, diría un psicólogo.
Tal vez el de la foto no soy yo, sino un hermano mío. Le pregunte a mí mamá si estaba segura que el de esa foto soy yo, después de todo, está enmarcada, ocupando la parte frontal a mí escrito, donde escribo casi siempre y aunque quiero mucho a mis hermanos, no tendría la foto de ellos en ese lugar. Eso se me haría muy raro. Además, para serles franco, yo no enmarqué ni puse la foto ahí donde está. Eso lo hizo mi papá. Raro, porque no es su estilo.
Mi mamá me respondió con otra pregunta “¿Te sientes bien? ¡Pues claro que eres tú! ¿Quién más podría ser?” Hummm, pues sí ¿Verdad?, ¿Quién más podría ser? Así pues, a menos que mi propia madre confabule en mi contra, no hay vuelta de hoja, ese niño solía ser yo hace, me parecen, eones de años.
Así que últimamente le he preguntado a ese niño la razón de su felicidad, que me comparta un poquito. Y como todo niño caprichudo, se niega a contarme su secreto.
¡Lo más increíble es que ese niño soy yo!

domingo, 18 de septiembre de 2011

No me gustan los zapatos nuevos


Es que lucen tan inmaculados, limpios, sin estrías, bonitos los condenados. Pero pues de tanto uso, hay que cambiarlos. No soy un fanático de las compras y menos de comprar zapatos. Por ejemplo, mis tenis, solo tengo dos pares, el mas nuevo adquirido hace como tres años, y esto porque los mas viejos, los cuales no me acuerdo hace cuanto que los tengo, pues nada más no se acaban. Y es que hace mucho que no tengo un uso rudo para los tenis.

Compre el par mas nuevo porque ya me había aburrido de tener solo un par y también porque de vez en cuando, hay que lavarlos. Además, ya casi no los uso, mas que los fines de semana y días de asueto. Pero la principal razón de adquirirlos, es que estaban de oferta. No es que sea un codo, pero la verdad es que considero que los precios de los tenis/zapatos de moda es muy alto, y sirven para lo mismo.

Me he vanagloriado, con mis compañeros de trabajo, que por un par de los que ellos compran, yo compraría tres. Y así ha sido, hasta el fin de semana pasado. Y es que así como adquiero tenis, adquiero zapatos. Los cuales me duran hasta más tiempo. Es decir, aunque los uso mucho mas, porque es parte de mi indumentaria de trabajo, y trabajo los cinco días de la semana, pues se acaban con mayor rapidez, pero con la diferencia, con respecto a los tenis, que les pueden mandar a cambiar las suelas. De esta manera, la vida de un par de zapatos mios, es muy alta. Pero esta vez, mis tres únicos pares ya fueron remendados cuando menos dos veces, cada uno de ellos.

Además, un par ya tiene una “herida” al costado, todavía pequeña e imperceptible a simple vista, pero cuando el suelo esta mojado, suele trasminar. Los tres pares, por otra parte, ya requieren otra “vulcanizada”, la enésima. Así que mejor opté por jubilarlos, ya han dado mucho de sí. Con esto en mente, y con mi sencilla idea de ir a la zapatería, escoger un par, tomar la medida correcta, pagar y salir, me fui de compra de zapatos de vestir. Antes de esto, sólo por curiosidad, veía los aparadores y los modelos de zapatos para hombres, no muy caros, y pensaba, cuando tenga que comprar unos nuevos, va a ser bien fácil, hay muchos modelos que me gustan y a que precio. Se ven igualitos a los que llevan los compas de trabajo, y a un precio mucho menor.

Pero no, no es así de fácil. Resulta que todos esos zapatos tienen suela de plástico. Yo digo que el plástico solo luce bien en los senos de las mujeres. No vasos de plástico, no cubiertos de plástico, no platos de plástico. Hugs! Una comida decente comienza con cubiertos/platos como mandan los cánones, no de plástico. Pueden ser de barro, de vidrio, de aluminio, pero no de plástico. Lo mismo para los zapatos. La suela debe ser de cuero, que se oiga el paso de uno. Y no pues que a la “gente” ya no le gustan los zapatos de cuero, que porque son muy resbaladizos.

Diré que, para ponerlos en contexto, en mi búsqueda de zapatos me dirigí a todas esas tiendas de clase trabajadora, es decir, los que venden zapatos marca “tres hermanos”, “flexi”, y otra serie de marcas que no me acuerdo como se llaman, pero cuyos precios me parecen accesibles. Pero no manejan los zapatos de suela de cuero. Bueno, en realidad si manejan, unos cuantos modelos, todos bastante feos, y caros. ¿Qué tan difícil puede resultar tener zapatos lisos, negros, de agujeta, con suela de cuero? ¡Por favor, son zapatos negros, creo que es el color de como el 80% de los zapatos! !Lisos, no garigoleados, no con “grumitos”, lisos¡ Pues no existen este tipo de zapato en las zapaterías de “perrada”.

Ni hablar, necesitaba mis pares de zapatos para sustituir los actuales. Y ahí voy, para el centro comercial, de esos que tienen su Liverpool, Sanborns, Italiannis, etc, a sabiendas que tendría que pagar, aproximadamente tres veces más de lo que tenía planeado gastar originalmente. A la primer zapatería “nice” que me dirigí encontré lo que buscaba: zapato negro, liso, de agujetas y con suela de cuero. Sencillo, caray, sencillo. Salí con un dolor de codo que no tienen idea, eso sí, con tres hermosos pares de zapatos negros, dos pares lisos, un par con grequitas, así chiquitas, muy discretas, los tres de agujetas, los tres de suela de cuero, los tres pares tres y medio veces más caros que mi presupuesto original.

Ahora los veo ahí, ocupando el lugar de mis viejos zapatos negros, los cuales eran, lisos, negros, de agujetas y con suela de cuero; tan lindos ellos, tan inmaculados, tan propios, que no me los quiero poner. Por eso no me gustan los zapatos nuevos, porque nunca jamás volverán a verse, una vez que los use, como cuando eran nuevos, no importa que les pongas su horma, no importa que los lleves con el mejor bolero que puedas encontrar, su belleza comenzará a decaer con la primera puesta.

En fin, espero que sean tan nobles y aguantadores como mis anteriores tres pares de zapatos. Negros, lisos, de agujeta y con suela de cuero, como mandan los cánones. Curiosamente, un par de ellos, es de la misma marca que un par de los que ya tenía. No recuerdo donde los adquirí. Porque mis zapatos nuevos, son de tienda “nice”, sólo ahí puede encontrar lo que buscaba.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El proveedor

Sueños lucidos. Tercera visión

- “Vamos, vamos, pinchi camión tan lento”
- “Mejor le llamo al 'guajirito', ese cabrón esta bien loco, no vaya a ponerse de malas”
- “Que onda, ¿Ya estás?”
- “¿En el mercado?”
- “Ok, ya voy”
- “Ahí esta este pendejo”
- “Este wey, si se trata de no llamar la atención. Pinchis tenis y sudadera blancos. ¡Se hubiera comprado también unos pantalones nuevos!”
- “Que tranza, mi guajirito, ya estoy”
- “Y que, ¿Ahí a estado el pendejo ese?”
- “Y no se ha fijado en ti”
- “Simón, pues crees que soy pendejo o que. Mira”
- “Pus creo que sí, yo no la he disparado. Así me la dio el 'azote'”
- “Uta, a ver a que hora se le ocurre a este wey moverse de aquí”
- “Pinchi guajiro, ya se esta poniendo pendejo otra vez”
- “¿Aquí, con toda esta gente?”
- “¡Mierda! A este cabrón no le tiembla el pulso, pobre tipo, ni tiempo le dio de siquiera gritar”
- “Guácala, mucha sangre...”
- “Que onda, nos vamos o que”
- “¿Seguro que no sale de ésta?”
- “Chingas a tu madre, pendejo. Si no trajeras la pistola...”
- “Pues hay que llegar con el 'azote' allá en chilangolandia. Aquí esta tu boleto”
 
*Inspirado en un sueño

El sicario

Sueños lucidos. Segunda visión

- “Que pedo, si aquí estoy, en la primer columna del mercadito, sí, entrando por el palacio municipal”
- “Apúrate, aquí te espero”
- “A que vato tan modoso”
- “¿Qué le habrá hecho al patrón?”
- “Con el varo que me dieron por adelantado, me compre varias cositas, je je je”
- “Tenis y esta sudadera, ya me hacian falta”
- “Esta bien chingona”
- “Este pinche pueblucho de mierda, me da harta hueva”
- “Aunque es un bonito lugar para morirse. Al menos no esta tan gris, como el de efe“
- “Hasta eso, el día esta bonito. ¡Suertudo, el galán!”
- “Espero que el tozudo no se tarde tanto”
- “Pinchi gente, ¿Qué tanto me ve?”
- “Me voy a subir el gorrito, no vaya ser salga por ahí en una foto”
- “Hasta que llega este cabrón”
- “Que pedo, pinche toz, ya mero no llegas”
- “Sí, ahí ha estado como media hora, como que ve a todos lados, como que quiere comprar algo pero no se anima.”
- “Nel, no creo que me haya licado. Te digo, anda como ido”
- “Que onda, traes el 'cuete'”
- “Ok, esta probada, ¿Verdad?”
- “Mmm solo dos tiros, con uno me basta”
- “Ni hablar chato, de hoy no pasas”
- “Ya me cansé de esperar. Se me hace que de una vez acabamos el 'trabajito'”
- “Sí, ya, pásamela”
- “¿A dónde vas?, conejo blas”
- “Je je je, ¡Tiro limpio!”
- “Puta, hasta parece que le pase cuchillo”
- “Sí, ya vámonos, este wey no sobrevive de ésta”
- “Que sí, chingada madre. Si en lugar de desmayarte como la mariquita que eres, la vez de nuestro 'primer encargo' sabrías que esa cantidad de sangre en el suelo es muerte segura”
- “¿Para qué corres?, la gente ni se va a acercar a nosotros, ni a ese wey”
- “¿Quién nos va a dar el resto de la lana?”
 *Inspirado en un sueño

El sentenciado


Sueños lucidos. Primera visión

- “Hace mucho tiempo que no venía a este pueblito, a este mercado”
- “El tiempo parece detenerse, bueno, no tanto. Lo que cambia es la ropa, las caras, pero el movimiento, el ajetreo del mercado, ese no cambia”
- “Las marchantas siguen poniendo sus productos en el suelo, como hace 20 años que vine”
- “Ahí están los aguacates, las fresas ¡Hasta los cajenecuiles! ¡Años sin verlos!”
- “También esas latas de sardina ¿Cúal era la media? Ah, sí. Cuartillo. Je, un cuartillo de frijol, un cuartillo de maíz nixtamalero. La medida es al ras de la lata de sardina, de esas latas ovaladas.”
- “Incluso la ropa de las marchantas sigue sin cambio, esas faldas negras abultadas, y sus listones en el cabello, en trenzas de prodigiosa forma”
- “Mucho ajetreo, pero en calma”
- “Quiero decir, esto es un mar de gente, todas en movimiento, comprando regateando, platicando”
- “Pero están en paz”
- “Los únicos que no parecen en armonía con el cuadro general, son esos dos chavo de allá”
- “Sobre todo el de la sudadera blanca”
- “¿Para qué se pone la capucha? Y esa sudadera parece recién salida de la tienda. ¡Hasta brilla!”
- “Si la finalidad es pasar desapercibido, no lo esta logrando”
- “El otro chavo si podría confundirse con toda esta gente”
- “¿Cuantos años tendrán? ¿Quince, diez y seis años? Aunque su rostro, ese refleja otra edad. El cansancio de sus ojos, la vejez adelantada, miran sin vida. Yo he visto esa mirada antes. La he visto en drogadictos, de esos que se mueren en el vicio. Pero también la he visto en...”
- “¿Qué le esta dando al chavo de la sudadera? Esa cosa negra, es...”
- “¡Chingada madre! Me volteo lo más rápido posible, los chavos quedan fuera de mi línea visual. Todo parece ir en cámara lenta ¡Chingao, muévete más rápido!
- “Y entonces escucho, más bien, siento un aguijonazo en mi cuello y luego, ahora sí, escucho un tronido seco, apagado, pero fuerte”
- “¡Es una bala! No la veo, claro, pero es eso. Una bala que sajó mi cuello”
- “Escucho un fssssss... ¡Es mi cuello que sangra por la yugular! No veo la sangre, tampoco siento dolor, pero estoy seguro que me estoy desangrando. Casi no escucho, es como si estuviera sumergido en una alberca. Los sonidos están apagados, se oyen muy lejos y silenciados”
-"Mis piernas se doblan, no obedecen a mi voluntad. Siento que caigo muy lentamente"
- “Tampoco puedo mover mi cara. Ahora estoy a nivel del piso. Sólo veo pasar muchos pies y piernas. Pero no se acercan mucho a mí”
- “No quiero respirar, porque cada respiración siento como el fsssss suena y suena”
- “Cada vez siento menos fuerza en el fssss”
- “Tengo mucho miedo, no de la herida, no del dolor, que sigo sin tener. Tengo miedo de morir”
*Inspirado en un sueño

miércoles, 31 de agosto de 2011

Mi lamparita

Hace muchos, pero muchos, incontables años, tuve un regalo muy apreciado por mí. Era una lámpara tipo lápiz. Más bien gorda, no tan delgada como un lápiz y más bien tipo pluma, porque tenía el asa para llevarla en la camisa. Me lo dio mi papá no recuerdo si porque yo se lo pedí o se le hizo que iba a entretenerme con ella. Vaya que me entretuve con esa lamparita.
Como fue hace mucho tiempo, no estoy seguro que el recuerdo que de ella tengo sea exacto. Pero hasta donde mi memoria tiene acceso, recuerdo que era de metal, aluminio me parece, negra con anillos plateados en los respectivos extremos. Utilizaba pilas tripe A. Era mi “objeto de transición” predilecto (ches psicólogos y sus terminejos), iba conmigo a todos lados, sobre todo a la hora de dormir. No sé si les he contado, pero creo que llevo mucho tiempo extra en este mundo.
No, no soy un vampiro, pero ya van tres, me parece, ocasiones en las cuales mi muerte ha sido bastante tangible. La primera, me parece que se remite a esta lamparita. Era entonces hijo único, viviendo en un departamento, grande, pero sin otros niños, en una ciudad como lo es la Ciudad de México, en una colonia más bien de quinta. Debo decir que yo no pasé penurias.
Pero he de aceptar que hoy en día, no viviría en una colonia como en la que entonces viví. Aunque de ello dependiera mi trabajo. Y comentaba que era hijo único, y como mis padres trabajaban todo el día, me la pasaba mucho tiempo solo. Creo. No me quejo, podía ver la tele todo el día, brincar en las camas, comer cuanto confleik quisiera. Comida y entretenimiento no faltaban en mi hogar de entonces.
Dado que no tenía mucha vigilancia de adultos, y curioso que es uno, que se me ocurre quitar un foco de su respectivo socket y meter mi lamparita en el hueco resultante. ¿Por qué motivo habría de hacer eso? ¿Falta de emoción en mi vida? ¿En realidad es que soy un suicida inconsciente (desde entonces)? Pues aun hoy día no tengo una razón lógica que justifique mi actuar.
En términos técnicos, hice un corto circuito. Con 120 Volts de corriente alterna y sabe cuántos Amperes. Lo peligroso de la electricidad, no es el voltaje, si no la corriente. Me parece que más de 20 mA (un mA es la milésima parte de un Ampere) aplicados directamente al corazón, es mortal. Y la corriente alterna de las casas es por mucho, superior a esos 20 mA. Aunque también no es que lo fuera a recibir directamente, no, primero se distribuiría en todo mi cuerpecito. Sí, de ese entonces. Y no es tampoco que tuviera mucho cuerpo, era yo más bien flaco, enclenque. Mucho tiempo lo fui.
Ahora soy el flamante poseedor un “puerquesito”.
Y hablo en pasado, porque aunque el corto circuito ocurrió, tan ocurrió que mi lamparita quedó dañada. Una especie de verruga de metal en el sitio de contacto con el socket fue el resultado de ese evento. Pero por alguna razón técnica que desconozco, la descarga eléctrica no paso por mi cuerpo. No, no creo que diosito, que debe estar muy ocupado ahora como entonces, haya mandado a uno de sus ángeles con espada flamígera en mi auxilio.
Más bien conjeturo, y esta es una buena conjetura, que mi lamparita tenía de alguna manera, una estructura “aislante”. Es decir, que el corto pasó por una parte de la estructura y yo la sostenía por la otra parte, de tal suerte que era como si yo la sostuviera de manera “remota”. Es un poco difícil de explicar, pero es como los cables, el de su computadora, por ejemplo, aunque la conectan a la toma de corriente, no se electrocutan porque la parte donde la toman esta “aislada” de la parte de metal. Algo así debió tener mi lamparita.
Mi primera reacción fue de miedo, miedo a mi señor padre, ya me imaginaba la cagadota que me iba a poner (y el respectivo castigo corporal en mis entonces tiernas nalguitas). La verdad no recuerdo si le dije, se dio cuenta, o se dio cuenta pero se hizo wey. Tampoco recuerdo haber sido castigado. O la madriza estuvo muy buena que aun hoy día sigue en lo más profundo y oscuro de mi inconsciente o no existió tal. Yo me inclino por lo segundo. Y es que eso es lo malo de tener un yo fuerte, difícilmente puedes caer en una psicosis o en una disociación de la personalidad. Eso sí, soy muy neurótico, y eso refuerza mi creencia en un yo propio muy fuerte.
¿Por qué me acorde de ese evento tan particular en mi vida? Por la violencia que vivimos en la actualidad. Y es que, como les narro más arriba, mi lamparita quedó “marcada” (vaya que sí) era una marca muy particular e irrepetible. En ese aspecto, mi lamparita era única. Así que deje de meterme con la electricidad y, no lo había comentado, pero mi lamparita seguía siendo funcional. Sólo cambio su “estética”, pero funcionaba como siempre funcionó.
Digo que la violencia que vivimos hoy en día me hizo recordar a mi lamparita porque hubo una ocasión, después del evento del corto, que olvide mi preciado objeto en el carro de mi papá. Ese día o unos días después, mi papá sufrió un secuestro exprés. No recuerdo muchos detalles, ahora que tenga la oportunidad le voy a preguntar que me cuente como estuvo esa vez. Hasta donde sé, lo anduvieron paseando en su coche, lo golpearon y le quitaron todo objeto de valor que le encontraron. Incluyendo mi lamparita.
Ya voy a la conclusión. Si supieran que no escribo pensando en hacer muchos párrafos, que se les puede resulta harto aburrido. A veces, como ésta, nada más salen. Resulta que unas semanas después, que en aquel entonces tomaba clases de natación y me desplazaba en los extintos ruta 100 (para que se den una idea de mi ruquez), me topé en el camión, con los asaltantes de mi papá. Ese día me llevaba mi tío a la clase. En el camión, que como ahora, iba hasta la madre, pero como nos tocaba tomarlo de base, pues íbamos sentados. En algún punto del trayecto, se subieron tres sujetos. No recuerdo francamente como eran, si parecían maleantes o no. Lo que sí recuerdo que uno de ellos traía mi lamparita en la bolsa de su camisa. ¿Cómo estoy seguro que esa era mi lamparita? Ya se imaginarán porque. Ahí estaba la inconfundible verruga producto de mi curiosidad.
Por supuesto que le dije a mi tío, que esa era mi lamparita, que se la fuéramos a hacer de pedo a esos cabrones. Estoy traduciendo a términos actuales en lenguaje adulto. No me acuerdo que le dije, pero seguramente así habría sonado. Para colmo y angustia de mi tío, había un par de policías trepados en el camión. La inocencia, caray. Aquí el mapa mental: Yo, inocente y puro niño, seguro de que esa era mi lamparita, acompañado de una figura de autoridad y protección (que iba yo a saber que uno no se anda haciendo de pedo a los delincuentes, por mucho que la razón y la justicia estén de nuestro lado) y con la policía a escasos metros. En mi mente, era ir con los policías, decirles que esa era mi lamparita y que lo podía demostrar, que habían asaltado a mí papá, para que en el acto metieran a la cárcel a esos tipejos. Y de paso, recuperar mi lamparita.
La verdad no sé cómo pudo mi tío contenerme, yo estaba convencidísimo de mi plan. ¡Estaba fácil! Por supuesto que no hablamos con los policías, claro que ni de chiste nos dirigimos con los pelafustanes esos, y claro, nunca más volví a ver mi lamparita.
¿Qué probabilidades habría de que me encontrará con mi lamparita en una ciudad tan grande como lo es la ciudad de México?
Supongo que mi tío o yo comentamos lo ocurrido, porque poco tiempo después recibí otra lamparita. Ya no me gustó. En primera porque ésta era de plasticote (ese nada más me gusta cuando moldea cierta parte de la anatomía femenina), era transparente, y nada más utilizaba una pila. Además, ni alumbraba y tenía ese pedazo de metal para usarlo como llavero. Por eso creo que mi papá si supo de mi encuentro con la electricidad, ya no me regaló una lamparita de metal. Afortunadamente ese objeto de transición cumplió su cometido, y aquí estoy, neuras, pero funcional.

jueves, 25 de agosto de 2011

Del linchamiento mediático

O de una vez que ya la cagaste, calladito(a) te ves mas bonito(a). Y me refiero al bipolar caso (bipolar porque sería de risa loca, si no es por las implicaciones sociales de trasfondo) de la pseudo famosa Azalia Ojeda, mejor conocida (?) como Azalia la negra, que salió en el infamoso programa del BigBrother.

Desde que supe del programa (BigBrother) me hice el prejuicio que los posibles participantes no podrían considerarse personalidades normales, donde normalidad debe entenderse como la personalidad que te permite desarrollarte, en términos generales, en el nicho social donde te encuentres, sin mayores complicaciones sociales (es decir, no ser un ladrón, asesino, extorsionador, etc., y tener un trabajo que te permita mejorar la situación social de donde te encuentres y vivir bien)

Aunque la mayoría de los participantes han pasado sin pena ni gloria, hay algunos casos que, supongo, a pesar de no quererlo, siguen en el BigBrother. Tal es el caso de la triste inspiración de esta entrada.
Y es que al ver el video, mi primer sentimiento fue de indignación, para luego pasar a una empatía y posterior frustración con la policía. Indignación por que el comportamiento de las protagonistas ameritaba la aplicación de la ley.



No el peso de la ley, únicamente la ley. Así de plano, así de sencillo. Pero el caso quedo impune. Hasta este momento. Por ahí he leído algunas referencias que serán citadas por la policía, que los policías involucrados ya levantaron su denuncia, etc. Pero hasta no ver, no creer. Y derivado de este comportamiento inicial, se da paso al racismo de clase ¿Desde cuando ser asalariado es considerado un insulto? ¿No debería más bien ser motivo de gusto? Yo quisiera ser asalariado, en lugar de eso, me comporto más como un albañil (sin ofender, y con respecto a la situación laboral) en busca de “jale”. Porque el gobierno del cambio no ha dado frutos y particularmente con el presidente del “empleo”, pues más bien se ha incrementado la cantidad de pobres en el país y se ha evidenciado una falta de empleos de calidad.

Las protagonistas, que en un acto inverso de clasisismo han sido catalogadas como “ladies de polanco”, le mientan la madre, no nada más a una persona, que la acción por sí misma es deleznable, sino que además le faltan el respeto a la autoridad. Y aqui viene otra reflexión: Si cinco policías no pueden someter (que la ley los habilita para tal acción) a dos personas ebrias ¿Qué podemos esperar de su actuar en contra del crimen organizado? ¡Tengo miedo!

Y he aquí la falta mas grave de la policía, pues falla en uno de sus objetivos principales, que es la de proporcionar seguridad a la población. Y fallan porque dejan ir a un par de personas alcoholizadas, que bajo prácticamente cualquier situación, no están capacitadas para manejar un auto de más de 1 000 kilogramos en una ciudad con tantos habitantes. Esta es, en mi opinión, la mayor falta de la actuación policiaca en este caso. Y por supuesto que deberían llamarles la atención.

Y digo que sentí empatía por la policía, porque a todas luces se nota la total falta de capacitación para manejar una situación como la presentada. De cinco, no hacen uno. Y sin justificarlos, tal vez el verdadero responsable de esta falta de capacitación, es la misma institución policial. Si el mismo policía no se cree la investidura (porque sí señores, es una investidura) de representante de la legalidad (uno de tantos, como los abogados, jueces, etc.) que tiene al portar el uniforme y le da el respeto debido, como espera que los ciudadanos les tengamos respeto al uniforme.

Pero como escribía mas arriba, tal vez no es su culpa. Y no importa que por ganar lo que ganen (no sé cuanto ganen, ¿Cinco mil, diez mil pesos?) no deban de imponer su autoridad, no la autoridad de ellos como personas, si no la autoridad de la ley, a la que representan. Y es que la ley, como tal, es un ente abstracto, por eso es necesario que una persona se invista de tal autoridad y la represente lo mejor humanamente posible. Y para ello, se requieren de personas que estén convencidas y crean en ese ente abstracto. De más esta decir que esa situación pocas veces se presenta.

Y por eso sentí frustración, frustración de saber que la policía, y en general prácticamente todos los cuerpos de seguridad pública, no están capacitados en su actuación, no tienen tácticas de disuasión, no tienen salud física,ni mental y muchas veces son a la vez, delincuentes. ¡Tengo miedo!

Ahora bien, digo que Azalia no ha salido del BigBrother porque una persona en aislamiento social, tiende a volverse muy agresivo. Es sabido que el alcohol suprime la actuación del Yo y del superYo. Es decir, suprime los mecanismos que tenemos todos los seres humanos para “comportarnos” en sociedad. Al suprimir esos sensores del comportamiento, queda expuesto el inconsciente, principalmente representado por el Ello, el cual contiene el lado oscuro de nuestra personalidad. Así pues, en términos prácticos, sale nuestro diablito a hacer de las suyas.

Y en el caso de las “ladies de polanco” tienen una cantidad de frustraciones que les provoca una angustia que a su vez se refleja en una agresividad a flor de piel, que cuando su Yo y superYo quedan anulados, sale a relucir en todo su esplendor. Pero además de sus frustraciones, tienen una conformación mental psicótica. El término psicótico no indica otra cosa que viven una realidad interna (propia y personal) que no se equipara con la realidad externa (que todos compartimos). Psicóticos famosos son por ejemplo el ex-presidente Vicente Fox, su esposa Marthita y en general todos los ex-presidentes y otros tantos políticos, que no viven en el mismo país que el resto de los mexicanos.

Y digo que tienen conformación psicótica porque las “señoritas” se comportan como si ellas fueran las ofendidas, cuando en realidad son las que ofenden. Esto se ve reafirmado en el segundo 36 del video compartido más arriba, donde la de blanco, identificada como Azalia Ojeda, un una situación psicótica, toma al policía y le dice que muestre su rostro a la cámara !Cuando ella es quien debería de esconderse¡
Es decir, ellas creen que están siendo extorsionadas por la policía y pretenden dejar evidencia en video de la manera en la cual fueron “vejadas”. Psicosis pura, hasta parece material de clase de psicología.

“Investigador” que es uno (eufemismo para no tildarme de “chismoso”), me puse a leer los comentarios del twitter. Lapidación virtual (virtual no por su inexistencia, que sí existe, virtual por ser expresada en el twitter). Desmedida, desproporcionada y muchas veces injustificada. Y no es que sea fan de la “negra”, es más, me cae “gorda” y eso que ni la conozco. Pero de sirvienta (¿por qué ser sirviente es una ofensa?), lesbiana, obesa, machorra, fea, naca, analfabeta, puta, y otro sin fin de epítetos no la bajan.

Voy a confesar, hasta yo metí mi twitt (aumentando el trendtopic), uno fue mi comentario a un comentario de un defensor de la “negra” que palabras más, palabras menos, la justificaba por ser mujer (si yo fuera mujer, creo que me sentiría ofendida por ese comentario). Y otro fue un twitt al secretario de seguridad pública del DF, con referencia a que él esta combatiendo la corrupción y yo le digo que la actitud tomada por la policía en el caso de Azalia era un tipo de corrupción. Si señor, la falta de actuación cuando debe de actuarse, es una falta por omisión y es un tipo de corrupción.

Al final, comparto estas reflexiones con ustedes mis asalariados lectores, del porqué me impacto la lapidación mediática de la que es objeto la “negra”. No justifico su actuar, que se ejerza la ley, que se le sancione como deba de ser sancionada. Pero hasta ahí. Y esta mujer, debería aplicar lo de “calladita te ves mas bonita”, ya que nada mas retorno al twitter para tratar de justificarse y volvió a ser trendtopic.

Y es que la víctima de tantos ataques, muchos vejatorios y evidentemente agresivos, es una expresión, creo, de un cansancio colectivo (¿Será este el tan cacareado inconsciente colectivo Jungiano?) de la sociedad mexicana, cansada de ser pobre, de tener trabajos que no le satisfacen, de malos salarios, de malos políticos que toman como objeto de escarnio la falta de modales de una persona (ebria), que tiene la mala (en estos momentos) fortuna de ser “famosa” y comportarse como lo hizo. De la otra involucrada en el video, nadie habla. Yo al menos no he encontrado referencias de su nombre y todos la ubican como la “amiga”.

Si toman, no anden haciendo desfiguros, que el cansancio colectivo esta cabrón.

jueves, 21 de julio de 2011

cuento viejo

Ahora que estoy haciendo depuración de mis archivos, me encontré con un minicuento que escribí en el 2008. Creo que en ese momento no me acabó de gustar. Y no es que yo escriba como los grandes, pero ahora que lo releí, no me parece tan malo. Se los comparto. Trata sobre una vampira. Por esas fechas estaba leyendo un libro, no muy bueno, de vampiros. De vampiros sexosos. Ahí les va el cuentito:


-Que calle tan vieja y tétrica.
Pensó para sí Julián. Julián estaba de turista por aquel pueblo, “mágico”, le habían dicho.
-“Mágico”, ja, más bien viejo y decadente.
En ese instante escucho un gemido, un grito ahogado. Julián no es de las personas que creen en lo sobrenatural, vaya, ni siquiera es religioso; pero sí que les temía a sus congéneres, los “vivos”, esos sí que hacen daño, sobre todo cuando los impulsa la codicia y el odio.


-Bueno, buscabas aventuras, ¿O no Julián?

Pensó para sus adentros. Y armándose de valor, con paso sigiloso se acercó a donde creyó que se encontraba la fuente de aquel gemido. Lo que vio dejó sumamente sorprendido: una mujer delgada, estética, de piel cobriza, con una larga y negra cabellera se encontraba sobre un hombre, alto, fornido, de bigotes y barba. En realidad se encontraba mordiendo ávidamente el cuello de aquel hombre, su víctima a todas luces.

-¿Un vampiro, en México, en pleno desierto?

Ese pensamiento dejó muy sorprendido a Julián. Ciertamente era imposible, por favor, ¡Los vampiros no existen!
Sin embargo, la escena completa incluía la boca de la mujer llena de sangre y el sujeto, entre estertores, cada vez respiraba con mayor dificultad, produciendo unas exhalaciones que a Julián le provocaron mucho temor.
La mujer, con un instinto animal, sintió la presencia de aquel extraño. Por un momento dejó de succionar el cuello de su presa y agudizó sus sentidos. Julián sintió que la mujer se había percatado de su presencia.
Un frío indescriptible sacudió el cuerpo de Julián, paralizándolo por completo

-¡No es posible, los vampiros no existen!

Se repetía una y otra vez, sin poder convencerse así mismo. La mujer-vampiro dejo a su presa, de cualquier manera ya no tenía oportunidad alguna de ser salvado, aunque Julián tampoco estaba en la posibilidad de hacer algo al respecto. Él continuaba sin poder moverse; ahora respiraba con dificultad, presa de un miedo indescriptible, su cerebro no podía unir la realidad que sus ojos observaban con el sistema de creencia que poseía. Después de todo era un convencido nihilista.

Ahora la entidad enfocaba toda su atención en Julián, que comenzaba a dudar de su cordura.

-Debo estar bajo el influjo de alguna droga, que inadvertidamente consumí en la comida o en cervezas que tomé en aquella cantina de mala muerte.

Se decía en un vano intento de sacudirse aquella visión extrema.
La entidad se acercó al cuello de Julián que a pesar de sus esfuerzos no podía moverse, ni siquiera para intentar cubrir su cuello, que fue el único objetivo de la vampiro. Al estar a escasos centímetros del cuello de Julián, la vampiro emitió un poderoso e indescriptible rugido, nunca antes oído por Julián; un rugido cavernoso, gutural y de primitiva procedencia, que contribuyó a dejar todavía más indefenso a Julián.


Sin embargo no llego a consumar la mortal mordida, a pesar que Julián no ofrecía resistencia alguna. Julián no sabía la razón de aquel proceder. La mujer-vampiro olisqueaba con desenfado y cierta curiosidad el cuello de su nueva presa, hasta llegar a colocar su rostro a la altura de Julián.

-¡Que hermosa es!

Pensó al instante que vio aquel rostro, casi humano, de no ser por los ojos inyectados de sangre. Los labios hinchados rojísimos, y el olor, el olor a mujer, vampiro, pero mujer a fin de cuentas lo embriagó en una extraña mezcla de eros y tanátos, sexo y muerte, vida y muerte. Esas son de las pocas cosas puede no puede resistirse el ser humano.

La mujer vampiro, leyó su mente o tal vez, debido a sus incrementados sentidos, a sus sentidos extras, supo que Julián, aún considerándose un hombre muerto, no podía evitar sentir atracción por ella.

La mujer vampiro le sonrió, primero de manera juguetona, después como una consumada amante, haciéndolo sentir deseado.

Julián respondió a las acciones de la vampiro y no pudo evitar tener una erección.

Hombre y mujer, particularmente en este caso, hombre y vampiro, cayeron presa de un deseo incontrolable de sexo. Julián estaba como drogado, embotado, tal vez por efecto del olor de la mujer vampiro, tal vez porque se sabía ya muerto.

¿Cuanto tiempo duro aquello?, Julián no lo recordaba. Se despertó y se notó medio desnudo. Su ropa se encontraba cerca de donde yacía tendido. Ni la mujer vampiro ni el cadáver del otro hombre se encontraba a la vista, además ya estaba clareando, y según la creencia un vampiro no puede andar bajo la luz del sol. Se apresuró a vestirse, no fuera ser que los policías lo confundieran con un borracho y lo metieran a la cárcel.

Aunque para esos momentos le eran irrelevantes estas cuestiones tan simples, tan sosas. Comparado con la noche anterior, cualquier otro evento le iba a parecer tan insustancial.

Desde ese día Julián se ha vuelto más osado, obsesivo de las salidas nocturnas, esperando volver a encontrarse con ella, con esa mujer-vampiro; tal vez le pida que lo convierta en uno como ella, y tal vez ella acepte. Después de todo no lo mató, o bueno sí, pero de placer.

Febrero de 2008