lunes, 17 de febrero de 2014

Burocracia, esa amarga necesidad

O necedad, más bien.
Nada, pues resulta que estoy tramitando mi cédula profesional después de hacerme menso como medio año. Lo fui dejando, lo fui dejando. En realidad el título me lo entregaron como por agosto del año pasado (2013) y pues me dio flojera. Además de que no lo necesitaba.
Ahora ya necesito esa cédula. Así que como todo buen mexicano, a la urgencia. Me resulta increíble que la burocracia haya llegado hasta los medios electrónicos. No es por presumir, pero conozco bastante del Internet y sus entrañas y considero que aun así, es un tanto engorroso eso de sacar la cédula.
Así que haré un breve paso a paso de cómo sacar la cita, para obtener tu cédula profesional. Ojo, esto aplica únicamente al país donde sobrevivo, mi México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí.
Lo primero que hay que hacer es ir a la página de la SEP. Ahí seleccionar la opción “Trámites y Servicios”
Figura 1. Arriba, destacado en óvalo rojo, la opción indicada
 Luego seleccionar la opción “Registro de título y expedición de cédula profesional”

Figura 2. Se destaca la opción indicad, "Registro de título..."
En la página que abre vienen las “instrucciones”, las cuales a groso modo son tener a la mano la clave de la institución educativa, clave de la carrera (esos datos, de no tenerlos, deben solicitarlos en su universidad), pago de derechos (en este país se paga hasta por respirar), capturar los datos del título, solicitar cita.
Figura 3. Hay cuatro pasos, léanlos. En la imagen solo se muestra el cuarto paso y se destaca "Hoja de ayuda". Ver más adelante

Debe hacerse en ese orden, estrictamente. Les explico. Hace como un año, yo hice un trámite similar, la reposición de una cédula y recuerdo que el sistema de apartado de citas no requería mayor cosa que meterse a la página indica y seleccionar día y hora. Ahora ya no es así.
Entonces estuve tratando de solicitar una cita, pero para poderla solicitar, se requiere de un número de folio y del CURP (Clave Única de Registro Poblacional) del interesado. Pero para tener ese número de folio se tiene que registrar una solicitud, que no es la solicitud de cita, es otra.
Esa otra, la primera, que va a darnos un número de folio para sacar ahora si la cita, requiere de otro número de 10 dígitos que se llama llave de pago y que es proporcionada cuando se hace el pago correspondiente del trámite.

Inteligentes y chingativos los del gobierno. Porque antes no se requería pagar para sacar la cita. Ahora, para poder sacar una cita, es necesario hacer el pago. Chingativos. En fin. Por ese pequeño detalle estuve vuelta y vuelta y pensando que su sistema no servía, cosa nada raro en gobierno. Por lo que tuve que llamar a la SEP para preguntar qué pasaba con su sistema.

Y es que, por experiencias previas, estaba utilizando el Internet Explorer, pero ahora resulta que el bueno es el FireFox. Y como siempre, los encargados le echan la culpa al navegador. Error. Lo bueno es que sé mucho de sistemas como para aceptar su “explicación”.
Además, por otra parte, mi computadora no tiene instalado el Adobe para ver PDF, tengo otro programa y el Internet Explorer como que no se lleva bien con otro programa que no sea Adobe. Me explico. El tipín que me “ayudó” me dijo que primero debía pagar, a lo que le respondí que no me abría el formato (el formato de pago viene en la liga “Hoja de ayuda”, ver figura 3), que por otra parte ¿Hoja de ayuda? ¿No es mejor ponerle de nombre “Formato de pago”, pues de eso se trata? Las mujeres y la burocracia serán mis eternos enigmas.
-¿Por qué no usa otra computadora?
-Oiga, no soy un café Internet
-…
No les presumo, si tengo no una, otras dos o tres computadoras más (de los demás miembros de la familia, claro) pero no es una solución. Su sistema debería estar preparado para esto. Mi diagnóstico técnico, es que dado que no tengo instalado el Adobe para ver PDF, el Internet Explorer (IE) lo quiere a la de a fuerzas y pues no. Y además no tengo registrado al programa con que abro los PDFs en los programas por defecto. Creo que esa es la verdadera causa.

Es decir, el IE encuentra un archivo vía http con extensión PDF y como no tiene un programa por defecto, pues chilla. De hecho ni siquiera es cosa del IE, es del Sistema Operativo Windows. Sí, es chafa, pero es el que más uso.
Figura 4. No tengo un programa por defecto para abrir archivos PDF, aunque sí, localmente, tengo un programa asociado a ellos
 Y creo que es cosa más bien del Sistema Operativo (SO), porque el FireFox, si no encuentra un programa local que intente abrir, en este caso, un PDF, utiliza su propio codificador. En la figura 4 les muestro la razón de mi pensar.

Cuando vean una presentación así, significa que no está siendo codificado por su programa local para ver PDFs.  En este caso, aunque FireFox no sabe (no lo sabe porque el SO le dice que no hay) que localmente hay un programa para abrir archivos PDF, le vale y busca un codificar en la red. IE no hace eso y por lo tanto crashea (termino que significa “estrellarse” del vocablo en ingles crash).
Figura 5. Si notan, no se ve el formato del Adobe o de otro programa, créanme. Esto significa que el FF esta usando un servicio interno o incluso de la "nube". IE no hace esto y por eso es que no lo pude ver con ese navegador

Y por eso es que IE está siendo molido por otros navegadores como FireFox (FF), Opera, Chrome, etc. Después del breviario cultural de computólogo (así es, alguna vez fui computito) cafetero, sigamos.
Figura 6. Cuando intento abrir el mismo vínculo (ver figura 3) con IE, éste no puede abrir el formato de archivo PDF, porque no hay un programa asociado (ver figura 4). En realidad es un "detalle" del Sistema Operativo. Sin embargo, IE debería hacer algo parecido a lo que hace FF, intentar buscar un servicio en la "nube" que codifique ese formato de archivo
Una vez que ya tengan el formato de pago, pues lo llenan con sus datos, ya saben, nombre completo, fecha de nacimiento, CURP, RFC, lo imprimen y lo llevan a su banco de preferencia. Yo fui al Bancomer, que el banco que uso. Por lo general no recomiendo ningún banco. Es más, si puedo, no voy al banco. Pero en este caso es necesario presentarse.
Y también es necesario que pongan correctamente su CURP y RFC pues se utilizará para que les genere su llave de pago. No estoy muy seguro de esto, pero la chica que me atendió se tardó bastante capturando mis datos (CURP y RFC) por lo que deduzco que son importantes y por lo tanto deben estar bien escritos.
Son dos conceptos los se pagan. En mi caso uno por $1, 032 y otro por $54 M.N.
Conserven los documentos que les entreguen en el banco pues ahí viene la dichosa “Llave de pago”. Una vez que ya tienen sus comprobantes de pagos van a la página “Solicitud” (ver figura 3).

Figura 7. Se destaca en óvalo rojo la opción "Solicitud". Tiene un formato de texto, que no da indicios de que en realidad se trata de un menú. Haciendo clic en ese texto, aparecen tres opciones

Aquí hay un error de diseño. Para generar la solicitud, le pican donde dice “Solicitud” (ver figura 7) y se mostrarán tres opciones: Capturar, Consultar y Recuperar. Ese es el error de diseño que les comento, porque no hay indicios de que picándole en donde les dije, aparecen otras opciones. Eso se debe a que parece ser un texto común y corriente.

Lo que deberían hacer es poner la leyenda “Píquele aquí” o en su defecto, ponerle un formato de botón o algo que de un indicio de que no es un simple texto. Una vez que le dan clic en “Solicitud” y les aparecen las tres opciones, le dan en “Capturar” y en mi caso, lo llené para solicitar el registro y expedición de la Cédula Profesional (ver figura 8).

Figura 8. Seleccionar del menú desplegable, las opciones deseadas. En mi caso, el trámite para obtener la cédula profesional
Oprimen el botón "Capturar solicitud". Aparece la página donde les dice que documentos deben llevar y cuales requieren copia (ver figura 9). Ahí les pide la “Llave de pago” que es un número de 10 caracteres (se encuentra en el documento que les da el banco) y le dan en siguiente (el botón que esta hasta abajo) para que ahora ingresen sus datos personales (CURP y domicilio, en la pestaña "Datos del solicitante", ver figura 9). En esa parte, el CURP y el código postal de su domicilio se llenan de manera casi automática, al menos en el caso del CURP, por lo que si lo ingresan mal, no les aparecerán datos. 

Figura 9. Esta página en realidad consta de tres partes, que son indicadas por las pestañas "Datos de la solicitud", "Datos del solicitante" y "Datos de escolaridad". Para navegar entre ellas, basta hacer clic en la pestaña indicada o bien, hacer uso del botón de hasta abajo denominado "siguiente"
Le dan en siguiente, y ya por último ingresan los datos “fecha de expedición de título”, “Clave de la institución”, “Clave de la carrera” (que se encuentran en la pestaña "Datos de escolaridad", ver figura 9). Excepto por la fecha de expedición, los demás datos se llenan de manera automática, cuando ingresan los datos clave de institución y clave de carrera, por lo que si no los tienen o son erróneos no podrán continuar.
Para finalizar le dan en el botón “Enviar” de la última página, donde ingresan las claves de su universidad y carrera (pestaña "Datos de escolaridad", ver figura 9) y le mostrará una ventana emergente con un PDF que contiene su solicitud. Impriman o guarden esta información, pues ahí viene el folio que les va a pedir el sistema para ahora sí, solicitar su cita en Dirección General de Profesiones.

Figura 10. Este es el encabezado de mi folio de solicitud, el cual esta borroneado por razones de seguridad y de que soy un paranoico, lo siento
Después de que imprimen y cierran la ventana emergente, no recuerdo muy bien, pero creo que sale otra ventanita donde pregunta si quieres sacar tu cita. De cualquier manera pueden decir que no e ir a la página indicada en la figura 3 y le dan clic en la opción "Realizar cita"  y se abre la siguiente página:

Figura 11. Ahora sí, a realizar la cita. Se necesita el folio de solicitud que ya deben tener (ver figura 10)
Le dan en donde dice “Solicitar Cita”. En caso que hayan dicho que sí, cuando les pregunta que si quieren sacar una cita, los manda directamente a la página mostrada en la figura 12, sin pasar por la página mostrada en la figura 11.Nuevamente tienen que llenar los datos, en mi caso, para sacar la cédula y el registro del título. 

Figura 12. Aquí es donde me parece que ya esta muy rebuscado el asunto, a volver a poner que queremos la cédula y el registro del título. Mucha vuelta. Una vez que seleccionan el elemento del segundo menú desplegable, automáticamente los mandará a la página mostrada en la figura 13, así que no se equivoquen. Bueno equivóquense, total, vuelven desde el paso de la figura 11
En esta pantalla (figura 13), se ingresa su CURP y el dato que faltaba, el famoso folio de solicitud. Este es el número de folio del PDF que imprimieron antes (ver figura 10). Le dan en el botón aceptar y aparecerá una página con un formato bastante cutre, estilo calendario (disculpen que no les muestre captura, pero no se me ocurrió tomarles cuando estaba haciendo mi trámite y ya no se puede volver a sacar, a menos que cancele mi cita y repita el procedimiento, pero no tiene mayor problema) donde les indica que días están disponibles.

Figura 13. Ahora sí, están a unos cuantos clics de por fin obtener su cita para entregar sus documentos y que la burocracia continúe

Otro error de diseño (en la parte de selección de día y hora, que no tiene captura de pantalla, lo siento). Nada nos indica que tenemos que picarle en el cuadrito de la fecha que deseamos, acción que nos manda a otra página, igual de cutre, con el horario disponible. Es decir, hay dos pantallas para obtener el día (una) y la hora (otra). Igual que en la anterior, le pican en el cuadrito de su horario preferido y después de un poco de procesamiento del sistema de citas, les aparecerá una ventana emergente donde en formato PDF viene ahora sí, su cita de verdad (comprobante de cita). Imprímanlo, guárdenlo, porque se los van a pedir (ver figura 14).

Figura 14. Y bueno, este es el segundo archivo PDF, el que por fin tiene la fecha y hora para ir a dejar sus documentos y sean los felices poseedores de su tan ansiada cédula profesional
Llegado a este punto, deben tener en su poder dos archivos PDF, uno que contiene el folio de solicitud (ver figura 10) y que les dará acceso al segundo, que contiene el folio de cita (ver figura 14). Si nada más tienen uno o ninguno, algo va mal.

Y con esto estarán a días de obtener la tan anhelada cédula profesional. Como pueden notar, el procedimiento es en verdad engorroso, como que está muy rebuscado, tiene muchas fallas, errores de diseño, no es amigable y eso que (sin presumir) puedo considerarme un experto en este tipo de sistemas.

Esta entrada es muy larga, espero que no resulte aburrida. También espero que les sea de utilidad. En mi experiencia, considero que una persona de unos 40 años en adelante que no sea fan de las computadoras y del Internet, o un recién egresado con poca paciencia o una nulidad en computación, les será de gran ayuda. 

Si conocen alguien así, no sean malas personas y pásenle este “tutorial”. Si tienen dudas, con gusto les respondo, pónganlas en la sección de comentarios y en cuanto pueda se las contesto.
Nota: Este “tutorial” fue creado el día 17 de febrero de 2014, año del señor, por lo que puede cambiar (seguramente así pasará) el procedimiento de la SEP, así que tengan en consideración la fecha en que lo revisan.
Saludos!

domingo, 9 de febrero de 2014

¿Dios existe?

Cuando me preguntan qué religión profeso, digo que soy ateo. No estoy muy seguro si ser ateo podría considerarse como una religión, más que una forma de pensar en un poder superior. Poder superior, eufemismo. Dios, pues.

Casi siempre, después de mi declaración, aparece una mueca de incredulidad, y piden confirmación. Algunos de manera educada, otros no tanto. Y les recalco: soy ateo. Mira, así como tú crees que existe Dios, yo creo que NO existe. Es lo mismo, pero en sentido opuesto. Por lo general aceptan mi creencia (o no creencia, tal vez sería más correcto).

Esto es ahora, porque antes, cuando me convertí en no creyente, quería que el otro, el que indagaba sobre mi creencia, si era creyente, dejara de serlo. Nunca convencí a alguna persona. Resulta que casi siempre terminaba en acaloradas discusiones, necedades sin fin. De ambos lados.

Ahora solo me limito a ser lo suficientemente convincente de mí no creencia. De manera desapasionada y respetuosa, y si me es posible, jocosa, digo que no creo en Dios. Y ya, todos contentos.

Como mencioné más arriba, me convertí en no creyente. De origen, soy católico. Tengo la documentación necesaria para entrar al cielo: fe de bautizo, confirmación y no recuerdo que otras cosas necesarias para que San Pedro me dé permiso de entrar al recinto del señor. De eso se encargaron mis papás.

Comencé a dejar de creer de la misma manera en que me he convertido en un observador del comportamiento humano. Mirando dentro de mí por primera instancia. Pedía cosas, sí, casi siempre materiales, pero a veces no tan materiales. Y me di cuenta que no importaba si me portaba bien o mal, si hacía cosas que dañaran a los demás o que los ayudaran. Me di cuenta que no necesariamente dependía de mí.

Por ejemplo, la primera vez que me enamoré a morir, que hasta pensé en casarme, hice todo lo que indican los cánones, al menos los que te cuentan en el cine y las novelas, bien portado, atento, me decía una y otra vez que el físico no importaba. Y bueno, hasta le pedí ayuda a Dios nuestro señor. Resulta que el físico importa. Y mucho. Y Dios no tiene algo que hacer al respecto.

Puedo achacar en gran medida mi retiro de la creencia en Dios a las mujeres. A la manera, en que algunas de ellas se comportaron conmigo. No, no hablo desde el desdén, el odio, el enojo o la revancha. Eso ha quedado atrás. Lejos. Hablo de cómo fue para mí, hechos, no emociones.

Pero eso es solo una parte. No soy tonto y me doy cuenta de las cosas. Me preguntaba, lo sigo haciendo, como es posible que exista algo que nombramos Dios y permite que existan seres como Marcial Maciel o Carlos Salinas de Gortari, por citar un par de miles de ejemplos.

Cuando en las novelas históricas o películas de ese corte, los “buenos” se encomiendan a Dios, le piden que “bendigan” sus armas para “acabar” con el mal, están pidiendo que se ponga de su lado para matar, asesinar a su adversario. Supongo que los nazis católicos pedían lo mismo, cuando se enfrentaban a los gringos. Con esta sencilla idea puede uno tener un indicio de la inexistencia de Dios.

En alguno de los libros que he leído, dice que es imposible probar la existencia o la inexistencia de Dios. Sin embargo, los indicios nos guían a que es más seguro su inexistencia, que su existencia. Entre fracasos amorosos y laborales, cuando era creyente, preguntaba a Dios, muchas veces llorando de rabia y desesperación ¿Por qué? ¿Merezco esto? Si es así, dime que hice para merecerlo.
Nunca recibí respuesta. Y dejé de creer con todas mis fuerzas. Porque yo creía con todas mis fuerzas.

Uno de los recuerdos más entrañables que tengo, es a mi madre enseñándome el Angelito de la Guarda, y yo creía, como creen los niños, que un poder superior en verdad me iba a proteger. Lo recuerdo con amor y nostalgia. Aunque sé que ese “poder” en realidad no existe. Pero existe mi madre.

Así pues, si Dios existiera y permite lo que permite, Dios es un gran hijo de la chingada. De esta manera, es que yo decidí que no, Dios no puede existir. De existir, es un culero. Y ese es el tren de pensamientos por el cual puedo estar seguro de su inexistencia. Realmente no es complicado de seguir. Y aceptar.