martes, 29 de mayo de 2012

Dos ideas inconexas, dos

Y que tal, como han visto el movimiento de los estudiantes? Uff, el dinosaurio copetón no supo ni por donde le llegó. El viernes negro de Peña Nieto pudo no existir, si el candidato, en lugar de quedarse, se hubiera ido, más o menos indemne.
 
Pero no, le gano la soberbia. Luego hasta en el baño se fue a meter, azuzado por una horda de estudiantes que hacían sonar sus joyas (basado en el dicho de los Beatles, cuando tocaron ante la realeza inglesa, que… bueno si no saben de que hablo, busquen la historia). En fin, justicia divina.
Me imagino que el señor dinosaurio copetón nunca imagino (ni yo, dicho sea de paso) la reacción tan, como decirlo, tan estilo estudiantes de ciencias políticas de la UNAM. Eso señoras y señores, es un verdadero “estamos hasta la madre”.
 
Pasando a otro orden de ideas, ya soy tío. Me conmueve ver a mi madre, la flamante nueva abuela, ver cómo trata con delicadeza y ternura al producto de la cruza genética de mi consanguíneo  y su pareja. Es bien bonito ver cómo trata al bebé, pues me da una idea de cómo fue el trato con nosotros, conmigo en particular.
 
Claro que lo que veo es el cúmulo de conocimiento teórico práctico. Veo una verdadera maestra en el arte del cuidado infantil. Lo duerme, lo arrulla, le da de comer, lo baña. Una razón más para no tener hijos a edades muy avanzadas, porque si mi madre fuera más vieja, creo que no podría atender a un bebé con la destreza y maestría que en estos momentos disfruto ver.
 
Yo siempre he tenido pavor a los bebés, son tan frágiles, tan como de cristal. Ni a este bebé he cargado. Creo que nunca he cargado a un bebé. Me da miedo que se me vaya a caer ¿y luego como hago otro igual?
Me parece que el bebé esta bonito. Aunque para ser franco, se ve igual que todos los bebés, esta rosado, esta arrugado, está durmiendo, comiendo o chillando. Pero entiendo un poco más eso del “milagro de la naturaleza”.
 
Mis padres me dicen que si ni así me animo. No, les digo. Y no puedo dejar de notar un poco de tristeza en su sonrisa en respuesta a mi negativa. Hoy en día aún se requieren de dos para hacer un bebé. Eso y amor. No tengo ni lo uno ni lo otro. Pero eso no se los digo, eso nada más lo pienso. Y también me siento triste, después de reflexionar un poco.
 
Ni hablar. A veces así me siento, como un bebé desvalido, un bebé que requiere de la firme guía de una amorosa abuela que lo alimente, lo vista, lo bañe, lo arrulle y le diga que el mundo es bonito, que el mundo es suyo, que nomás no se atragante.
 
Desviaciones neuróticas las mías.
 

Felicidades para mi pariente, su cónyuge y su vástago. La vida continúa, a pesar de uno.

miércoles, 23 de mayo de 2012

El carbón que no llego a diamante

Hace casi seis años, no recuerdo si fue en la declaratoria de ganador de presidente de la república o en la toma del cambio de presidente, pero estaban tres actores codo a codo: Mouriño, Nava y Martínez.
Sí, el fallecido Juan Camilo Mouriño, Cesar Nava y Germán Martínez parecían un trío de hienas sedientas de sangre. Lo habían logrado, su candidato fue declarado ganador indiscutible. Manuel Espino era el entonces presidente nacional del PAN.
 
Desde ahí, se supo, o al menos esa ha sido mi creencia, que los ganadores indiscutibles no eran panistas. No como Manuel Espino. Calderón, Mouriño, Nava y Mártinez eran los representantes de la vanguardia ideológica panista. Yunquistas, pues.
 
Esos y otros personajes, incluido el mismo Fox, actuaron como lo hace un virus, apoderándose de una maquinaria efectiva y eficiente para reproducirse. En este caso, para actuar según su conveniencia.
Eran panistas que no eran panistas. Pero su presidente (de partido) se encontraba total y absolutamente identificado con la ideología panista de base. Era un duro. Un ortodoxo panista.
 
Y así lo demostró, pues desde siempre existió una animadversión entre los dos presidentes, el del partido y el de México. A pesar de ir “en la misma” dirección.
Con el paso del tiempo tenemos a un “caído” en acción, Mouriño, muerto en dudoso y conveniente accidente aéreo, porque ya se estaba gestando el ataque a su familia por contratos mal habidos de Pemex. Mouriño estaba siendo señalado por posible abuso de autoridad (nepotismo) al favorecer los negocios familiares.
 
En lugar de eso, hoy tenemos a un “mexicano ejemplar” muerto en el cumplimiento de su deber. Sí como no.
Germán Martínez y César Nava, suceden, uno después el otro, a Manuel Espino, como presidentes del PAN. Ambos con una historia más bien de fracasos que de éxitos. Sombras fueron, sombras continúan siendo. Germán Martínez, bueno pues de él ya no se ha oído mucho y de César Nava se casó con Patilú (una cantante de pop venida a menos) y que se hizo de un departamento de quince millones de pesos (como millón y medio de dólares de hace uno o dos años) a “precio” de ganga.
 
Y la historia cuenta de cómo Manuel Espino, panista próvido, fue expulsado de su partido. Francamente no he investigado mucho al respecto, pero ¿Qué pudo haber hecho un ex presidente de un partido, que dice amarlo y quererlo y que se inconforma por la expulsión y que incluso después de ser corrido, se sigue considerando panista, para merecer la exclusión de aquello que dice respetar con el alma?
 
No lo sé, y no me importa. Pero es este rasgo el que me llama la atención, pues Manuel Espino, a pesar de ser panista (y de los de hueso colorado), tenía mi respeto. Como persona, como pensador. Espino estaba, en mi apreciación, convirtiéndose en esos entes que con el paso del tiempo se encuentran más allá del bien y del mal. Jueces en toda la extensión del significado.
 
Tenía convicción y era congruente con lo que pregonaba. Aclaro que casi siempre estaba en contra de sus ideas, pero su actitud leal hacia lo que creía correcto, yendo incluso contra corriente, le ganaban mis respetos. Pero el acto de ayer, el de apoyar incondicionalmente al candidato del PRI, sepulta toda su trayectoria pasada.
 
¿Qué habría pasado si en lugar de apoyar al dinosaurio copetón, hubiera apoyado al Peje? Bueno, seguramente esta entrada no se habría escrito tal y como está ahora. Desde mi perspectiva, Espino, escogió al peor representante de la corrupción mexicana (o bueno mejor, donde peor es lo menos malo y mejor es lo más malo). Peor incluso que los panistas. Es fácil de ver la razón: el PRI lleva mucho más tiempo en el poder que el PAN, aunque el PAN ha sido más eficiente (para hace corrupción).
 
Espino hubiera apoyado a la candidata del PAN, es lo más natural. Luego entonces, al decantarse por el PRI, es obvio que no siente el menor afecto por la candidatura de Josefina Vázquez Mota. Falta de afecto compartido incluso por el propio primer panista (todavía, y me refiero a Felipe Calderón). Tampoco optó por el PRD, me parece, por la falta de empatía al propio Andrés Manuel. Pero de cierto no lo sé.
 
Lo que sí sé, es que Enrique Peña Nieto, es el exponente ideal de lo que ha sido, sigue y seguirá siendo el PRI: corrupción, nepotismo, favoritismo, chantaje, ausencia de justicia, estancamiento, narcotráfico, etc.
Manuel Espino se ha convertido en más de lo mismo. Lástima. En este país hacen falta personajes que se encuentren más allá del bien y del mal. Iba por buen camino. Pero bueno, esto lo dice un amateur del análisis político, que analiza con más ganas que técnica. Eso sí, absolutamente sustentado en múltiples lecturas y vivencias propias.

Les dejo un par de enlaces para tener mas información

Youtube: EPN recibe respaldo de Manuel Espino
El trio de hienas de las que hablo
Expulsan a Manuel Espino del PAN

martes, 22 de mayo de 2012

Vencer o morir

Ese es mi lema. Quiero decir, era. Así era mi visión del mundo: o tenerlo todo o quedarse con nada. Por eso es que me decanté por la computación: un bit que o es uno o es cero; por eso es que me gustaste para ser la madre de mis hijos. No hay intermedios.
A la postre, a partir de ese entonces, es decir, ahora, soy el bit en cero, estoy muerto, estoy con la nada. Volver a empezar. No es malo, si lo vas a hacer en serio, como la primera vez. Pero hay un pero. Dicen que si en una locución, viene la palabra pero, no importa todo lo que se encuentra antecediéndole, lo que importa es lo que viene después.
Estoy de acuerdo.
Pero el tiempo no se detiene. Puedes volver a empezar, pero no será igual, ni será lo mismo. Ahora ya no pienso en vencer, ni en morir, ni si el bit esta en uno o está en cero. Ahora con que exista un bit es más que suficiente.
Porque ese bit es la esperanza de llenarlo con algo, que o es uno o es cero. Y contrariamente a lo que creía antes, eso es distinto a la nada. Mejor algo, que nada. Así pues yo del futuro, te escribo desde la comodidad de mi sillón en mi ahora, esperando que algún día nos sincronicemos y sincreticemos, que lleguemos a una conclusión satisfactoria a tus necesidades, que serán las mías, esperando que las actuales no las encuentres deplorables ni desagradables.
Estoy escribiendo sin mucho sentido, dejo que mis dedos aporreen las teclas, así que no busques significados ocultos. No existen. Y si existen, llegan desde lo más profundo de mi inconsciente, que por definición está vedado a mi entendimiento.
Pero el tiempo dará su veredicto. Por lo pronto, te digo, que originalmente esta entrada iba a ser titulada
Divagaciones prematuras o de cómo la senilidad me serenará.

Ya, fin.

sábado, 19 de mayo de 2012

Este mundo, no es para los críticos


Críticar.- tr. Censurar a alguien o algo.

Si nos atenemos a lo que dice el diccionario, la actitud crítica es una actitud censora. Aunque una de las definiciones de censurar es "Reprobar, hacer una crítica negativa"; estamos inmersos en una banda de Möbius, Ouroboros sin sentido.

Ahora bien, si nos atenemos a la cuestión pragmática (bendita condición, sin ella estaríamos atascados), la crítica es hasta deseable. O al menos eso es lo que dicen hasta la saciedad aquellos que se consideran pensadores sociales (y de otras corrientes, todas ellas teniendo el común denominador el tener como bandera, el libre pensamiento o incluso el pensamiento crítico).

¿Para qué criticar? Para mejorar, para hacer las cosas bien, para aprender de los errores, para que todo salga mejor. Mmm.

Según he escrito más arriba, hay crítica negativa, luego entonces debe haber crítica positiva. Pero una crítica es una crítica. Es como una mujer fea, que puede ser buena onda o mala onda (que en mexicano significa algo así como agradable o desagradable en su trato), pero fea a fin de cuentas.

Así que uno recibe la crítica y sin importar si es negativa o positiva, es una crítica. Y a nadie le gusta que le critiquen. Yo por eso he dejado de criticar. Ahora sólo hago señalamientos. Para aquellos que saben quién soy en carne y hueso, saben que mi tendencia es izquierdosa, pero lo que pocos saben es que yo no me considero de izquierda.

Es decir, no en el sentido de ser un militante. Hace como quince años estuve en la disyuntiva de afiliarme a un partido político, el PRD. Pensador que he sido, al menos en el sentido neurótico, estuve a punto, pero nunca lo hice. Ni lo haré. El tiempo me ha confirmado mis sospechas. Tuve que esperar quince años, pero estoy a gusto (desde hace como trece años) con esta decisión.

Mi argumento principal, fue y sigue siendo, la temporalidad de las cosas. Esto es, cuando estuve a punto de afiliarme, personalidades como Cuauhtémoc Cárdenas, René Bejarano, Rosario Robles, Jesús Ortega, Carlos Imaz, Claudia Sheimbaum, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador, etc., eran la vanguardia de la izquierda mexicana. Hoy, sólo uno de ellos merece ser considerado de izquierda. De la verdadera izquierda. O eso creo; dentro de 15 años se los confirmo.

Pero mientras tanto, porque no se los he dicho todavía, la razón por la que no me afilié fue precisamente la temporalidad, en el aspecto de que tuve una epifanía: al afiliarme a un partido, y si este partido a futuro cambia ¿Qué pensaría yo de eso? ¿Me arrepentiría? ¿Sería una frustración más en mi vida? ¿Desearía que no lo hubiera hecho?

Aunque claro, el afiliarte a un partido no es como si te casaras. Y aún así, los matrimonios, incluso los que se juran ante el alter, se terminan. Sin embargo, he sido y sigo siendo un hombre de absolutos. O todo o nada. De ahí mis problemas existenciales. La totalidad o la nulidad absoluta, en general no existen. Por eso nos salva la cuestión pragmática.

Aplicado a mi caso, embutido como estaba en el quiero o no quiero, el tiempo pasó y no me inscribí. Porque si el inscribirme o no fuera el factor determinante, hasta hoy hubiera dicho que mejor no. Pero la cuestión pragmática no espera. Se resuelvo o no se resuelve, es temporal, fija y finita. Para cada caso, claro.

Así que hoy, mi pensamiento es todavía más absolutista que antes. Certero y asertivo. Y ahora que estoy leyendo cosas relativas al comportamiento humano, leo que un rasgo característico de un esquizoide, es precisamente que es absolutista, certero y asertivo. Un esquizoide es por ejemplo, un sicótico, personas que viven en su mundo. Y como ellos crean su mundo, lo que ellos creen es certero y absoluto. Por eso es un rasgo distintivo de los esquizoides.

Pero no es la finalidad de esta entrada tratar el tema de la salud mental. El tema son las votaciones próximas para presidente de la República Mexicana. Cada que me preguntan, respondo que voy a votar por el menos peor. Eso por sí mismo es grave. Votamos por el menos peor, no por el mejor. No es lo mismo, ni es igual.
Curiosamente, dado que hago críticas al PAN y al PRI, por defecto me tachan de perredista. Pero no lo soy. Ni estoy interesado en serlo. Antes dije que ya no critico, que nada más hago señalamientos. Bueno, casi ya no critico. Pero en lo que se refiere a los últimos 80 o 100 años de gobierno sí lo critico. Lo censuro. Es censurable su posición y lineamientos.

Pero el hecho que critique al PAN o al PRI, no exime que critique al PRD y partidos afines. El PRD no es la solución y en mi opinión, dista de serlo. Yo todavía creo en las personas. En las individualidades. Hoy, que está en boga hablar de trabajo en equipo e instituciones lo que hace falta, según mi perspectiva, es una buena voluntad. Una voluntad unipersonal que tenga la capacidad de aglutinar y sacar lo mejor de la gente.

Creo que de los candidatos que están, solamente uno tiene esta capacidad. Lo dice en su discurso, en los hechos, al menos aquellos que se permean van en esa dirección. Pero no es perfecto, ni creo en él como un mesías. Algunos defectos se llaman René Bejarano, PRD, Camacho Solís, Manuel Barlett. Ven, dista de ser perfecto. Pero es el menos peor.
También creo que no importa qué partido llegue a la presidencia. Importa quién llegue a la presidencia.

Como dije antes, creo en la voluntad unipersonal. Creo en caudillos. Las instituciones mexicanas, todas, se encuentran rebasadas. El cambio de ellas depende de las voluntades individuales de los que habitan en ellas. No al revés. Las instituciones, hoy en día, están corrompidas, y te va a formar siendo corrupto. Por eso es que dependen de las voluntades individuales. Dependen de caudillos.

Dependen de gentes cuya voluntad vaya en contra de las instituciones, hoy corruptas, que tengan la gracia y fortaleza para hacer el cambio. Y pongan atención lectores, hablo de caudillos, en plural, no me refiero a una sola persona. Una sola persona es nada. Dos personas es nada. Pero se requiere de unas cuantas voluntades, que pongan el ejemplo. Creo que hay una persona de las que están de candidatos que cumple con esta condición.

Pero no de manera milagrosa. De lo que he escuchado en la calle y sitios públicos, escucho de la esperanza. Actualmente a eso me dedico, a dar esperanza. Me dedico a intentar hacer que una persona tenga confianza en que todo va mejorar para sí. Pero no hay certeza de ello. Y contrariamente a lo que se pueda pensar, dar esperanza es una gran responsabilidad. Pero la gente habla de la esperanza, del cambio que no llegó hace doce años, de la esperanza para que el próximo sexenio comience una reestructuración de las instituciones mexicanas.

Leo en las ultimas noticias, el hartazgo de los estudiantes, que comenzó a permear en los medios porque inició con un ¡ya basta! de una escuela ¡privada! Sorpresas te da la vida.
Leo también, que varios generales de división (máximo rango del ejército mexicano, solo por debajo del secretario de la defensa nacional y del propio presidente de la república) están indiciados como posibles “facilitadores” del narcotráfico. Cuando ese personaje dijo “al diablo con sus instituciones”, a esto se refería.

Recalco en negritas porque no es lo mismo “con sus” a “las”. Para aquellos que todavía no lo entienden, se refiere a las instituciones corruptas y en franca descomposición que hoy nos dejan diez mil muertos por mes, que hoy nos tienen con un precio de gasolinas que no corresponde a un país productor de petróleo, que hoy nos tienen hasta la madre.

Y sin embargo, no creo que aunque gane la opción que nunca ha ganado, México tenga un cambio mágico. Se necesita un plan de país transexenal y transpartido. Sí, que no dependa de seis años de un presidente y mucho menos que dependa de las necesidades y requisitos de un partido político. Pero algo es algo. Todo gran viaje comienza con un paso. Este paso no ha sido dado y hoy tenemos la esperanza, que no es certeza, de dar ese paso. Démoslo.

PD. Y no, no soy perredista ni pejista, yo voy a votar por el que considero el menos peor.
PD. Tampoco estoy buscando convencerlos, voten por quien su chingada gana les dé, pos estos.

domingo, 13 de mayo de 2012

Debate o no debate, elecciones México 2012

Hace 8 días, en México, hubo debate presidencial. Es decir, el debate entre los contendientes a la silla mayor de nuestro bananero país.

Sobre esto, quiero externar mi postura. Hay quienes dicen que ganó X, otros que ganó Y, pero quien tiene la mayoría de votos es el candidato que no existe. Así es mis estimados y siempre bien ponderados lectores, si hoy o ayer o hace dos meses hubieran sido las elecciones, el ganador absoluto es el abstencionismo.

Por eso pienso que el debate, que según mi opinión ganó el Groucho Marx aka Quadri, por defecto le da el gane al candidato puntero, que es Enrique Peña Nieto. Es decir, los votos “duros” (votos fijos y asegurados, como por ejemplo, el mío, que prácticamente ya esta dado y no importa las campañas o debates, no cambia el sentido del mismo) que tiene cada candidato, le da una base de votantes, en general, fijo.

Difícilmente, uno de estos votos “duros” va a cambiar. Analizando por ese lado, Enrique Peña Nieto sigue siendo el ganador. El segundo lugar se lo pelean Vázquez Mota y López Obrador. La única opción de que Quadri gane, es que todos los demás candidatos se murieran un día antes de la elección y no se suspendieran las votaciones.

Pero, Quadri es la opción de los indecisos. Y los indecisos son quienes le pueden dar el gane, a cualquiera de los otros tres candidatos. El voto “duro” de cada candidato no le es suficiente para obtener mayoría absoluta, necesariamente requieren de una cantidad importante de votantes que están indecisos o que incluso no tienen la intención de votar. Sobre todo para validar al ganador de las próximas elecciones para presidente de la República Mexicana.

Ahora bien, como es políticamente correcto, esta bien, esta de moda y es un deber ciudadano votar, mucho del voto indeciso o incluso de aquellos que no tenían la intención de votar, se va a ir hacia el Groucho Marx. Ahora bien, el verdadero indicador que tan ganador o perdedor fue un candidato, es medir la intención de voto de los indecisos y de los que no pensaban votar, antes y después del debate.

Ese es el verdadero indicador que nos dirá quien resulta ganador de este debate. Desde mi perspectiva, el ganador es Enrique Peña Nieto, que es el que más votos “duros” tiene y porque Groucho Marx le sirve (quiera o no) de pantalla. Como dije antes, la decisión la tiene la mayoría y la mayoría no vota o anula su voto.

martes, 8 de mayo de 2012

Yo tampoco

Estaba (sigo) buscando mi título para poder concursar por un puesto para dar clase. Como me caga no encontrar las cosas. La verdad es que eso de los papeles curriculares no me llama. Tanto que durante mucho tiempo mi título universitario estuvo empolvándose en el escritorio de mi cuarto... hasta que lo metí en el baúl de la egoteca. Digo, para que no se empolve.
En lugar de, como todo mundo, mandarlo a enmarcar y ponerlo a la vista de todos. Pero no. Así que estoy en labor de búsqueda y rescate. Y por más que pienso, no me acuerdo donde chingados lo deje ¿Y como para que lo saque? Nadie, en los años de trabajo que hice, me lo pidió ni una sola vez. De verdad. Nadie. Si les hubiera dicho que tenía un doctorado del MIT, habría sido lo mismo.
Pero encontré otras cosas: cables, postales, libretas (¡de la vocacional!), pero no el chingado título. Y como perdí mis cédulas. Estoy en el hoyo.
Tengo copias, pero ya me entró la duda de donde esta ese jodido título. Todo esto para decirte, a ti, si es que por una casi imposible probabilidad ves esta entrada, que aún conservo esto:


Los post de cuando me iba a ir de ese feo lugar de trabajo, del cual no me fui, nada más por verte y estar cerquita de ti.


¿Puedes creerlo? Yo tampoco… Y ahora entiendo esa fijación que tengo con eso de no pensar. Y no, antes de que empieces de neuras, no me arrepiento ni me estoy quejando. Fue de los actos más hermosos que tuviste hacia mi persona. Hasta creí que habría posibilidad. ¿Ya les hable de la esperanza…? Creo que sí, no me acuerdo en que entrada esta, y no tengo ganas de buscarla. Ese acto tuyo fue el inspirador de esa entrada.

De esa entrada y de muchas cosas en mi vida. Eres el motor, que me hace pensar cosas. No todo es malo, pero hasta los motores requieren de mantenimiento. Cuanto más un ser humano. Yo soy un ser humano, ergo...

domingo, 6 de mayo de 2012

Casi lo tengo

Pero no lo consigo mantener. Me refiero a que hay ocasiones, cuando voy caminando durante mucho tiempo, sin hablar con nadie y con ninguna gente a tu alrededor, o viajando en auto, solo,  y dejas que tu dialogo interno se pare (lo cual es increíblemente difícil, y nunca lo he hecho de manera activa) llega  a ser un estado “idílico”.

Es decir, todos los problemas dejan de tener el significado agobiante que tienen, “entiendes” el significado de tu vida, sientes como si corriera un chorro de agua por tu estómago (lo cual es muy tranquilizante y agradable), entiendes y aceptas tu vida.

Pero en cuanto me doy cuenta de esto, mi dialogo interno se reactiva. Y se chinga la cosa. Porque nuevamente los problemas se llenan del peso agobiante que tienen, tu vida sigue siendo la que ha sido, el chorro de agua se convierte en un retortijón y sigues sin aceptar del todo, lo que vives y has vivido.

Y es que el dialogo interno es total y absolutamente lógico. Es el acto mental por excelencia. Todo debe tener un significado, todo debe tener una explicación, tanto las buenas como las malas cosas. El dialogo interno es el intelectualito que todos llevamos dentro.

Me han dicho que el yoga es un buen ejercicio para lograr “parar” el dialogo interno. La verdad es que el yoga no es para mí. Como que no le veo “sentido” a una serie de flexiones. Lo he intentado y pues no me resulta nada atrayente. Prefiero las caminatas. Aunque no sean muy largas, pero si cansadas. Hace un par de semanas, casi un mes o más, tuve una visita inesperada.

Una, quisiera poner amiga, pero la verdad es que apenas y nos conocemos, vino a verme a mi pueblo. El simple hecho de que alguien me visitara es extraordinario, porque no soy del tipo que le agraden las visitas. Pero además fue una mujer y además fue por su iniciativa.

Digamos que en la escala de las cosas extraordinarias, esta ha sido la mayor, de los últimos 5 años. Todo un récord. Ella, que es como 10 años más joven que yo, me dio una arrastrada (literal) en la caminata que hicimos a un cerro. Me hizo ver la falta de mantenimiento que tengo con mi cuerpo.

Ella, ágil, de mente y cuerpo, fue un recordatorio de lo que uno puede encontrar allá afuera. Es de plática amena, y nada aburrida. A decir verdad, me sentí obsoleto. Quiero decir, casi siempre, me siento superior a mis interlocutores, en el aspecto técnico-académico-universitario. Casi. Porque hay personas, como esta chica, que es extraordinariamente superior.

Y bueno, a mi favor diré, que con mis promedio 90 puntos de cociente intelectual, me parece, no aburrí a una (según cálculos mios, porque no le hice la prueba) poseedora de unos 130 o 140 puntos de cociente intelectual.

Lamentablemente para mí, no he podido verla nuevamente, en parte porque es una mujer muy trabajadora y en parte, supongo, por falta de interés causada por mí en ella. Pero no me quejo. Como dije antes, es un recordatorio de que allá afuera hay gente que vale la pena conocer. Uno tiene que salir a buscar a esas personas.

Lo malo de mí, es que soy muy huevón (flojo, en mexicano). En fin, en estos momentos me estoy haciendo la pregunta de que tiene que ver el parar el dialogo interno con contarles de esta visita. Si fuera esto una sesión con el psicoanalista, y yo fuera el psicoanalista, diría que la asociación es por el concepto de extraordinario.

También les conté que apenas tuve un colibrí en mis manos, que también fue algo extraordinario. Entonces, si he tenido en el transcurso de tan poco tiempo, tantos actos extraordinarios, debe ser porque  mi tiempo en este mundo se esta terminando.

O tal vez solo sea mi paranoia recurrente. Tal vez es que soy esquizoide. O tal vez no hay nada de significado en estos actos y es puro azar.

¿Ven porque no me gusta pensar?

miércoles, 2 de mayo de 2012

Final de temporada (4) Castle


Mi único comentario es: que final tan mas pinche, ABC no mamen. Que se iban a resolver ciertas “tensiones” sexosas. Nada de eso. Beckett sigue estando bien buena y Alexis también. Y ya, fin.