miércoles, 30 de enero de 2013

De la necesidad de tener pareja

Resumen: de la necesidad de tener pareja.

O alguien con quien estar. O muchos alguienes.

Estaba escuchando la radio, que por estos lugares, es más bien aburrida. O bueno, depende de tus gustos, pero por acá, o es banda y sus derivados o son noticias locales, las cuales, por lo general son aburridas o muy sangrientas.

Sin embargo, esta vez, escuché un programa bastante sui generis. Se trata de que los escuchas, hombres, llaman a la cabina, para describirse, “enganchar” a las posibles interesadas y espera si hay alguna mujer interesada. El poco rato que lo estuve escuchando, porque la verdad, me dio pena ajena, me di cuenta de la necesidad que existe por tener pareja.

De los que estuve escuchando, y por lo que pude deducir, se trata de hombres de edad comprendida de entre los 20 y los 40 años, de estudios medio superior (hasta prepa, máximo) o menos, laborando como albañiles, cajeros, vendedores de mostrador, y en general cualquier trabajo de tipo operativo/obrero.

Del rato que estuve escuchando, ni una sola mujer llamó para concertar una cita. Ahí me dio la pena ajena. Pobres chavos, muchos de ellos se notaba que les daba una pena enorme. A pesar de eso, se “expusieron” y no me toco presenciar un “ganador”.

Esto me recuerda un programa de radio del DF, que no recuerdo como se llamaba (no sé si todavía exista) y era del mismo corte: los radio escuchas llamaban para “ligar” (concertar una cita o de plano hacerse novios). La diferencia, es que el público objetivo era más bien púberes de clase media.

En ese otro programa, llamaban hombres y mujeres, contaban su historia amorosa, muchas veces se trataba de relaciones de amistad, pero que los interesados querían llegar al otro tipo de relación: personal.
A veces, se les concedía, a veces no. Sin embargo, esto me llamó la atención, pues prácticamente por todos los medios la pulsión sexual (eros) se abre camino. Me resultaba también bastante penoso el escuchar los rechazos por radio, cuando la otra persona no estaba interesada.
También me tocó apreciar casos, donde se notaba que aceptaba más por no hacer sentir mal al interlocutor, que por estar realmente convencido(a).

Este programa local, que está enfocado más bien a clase media baja, clase trabajadora obrera, es del mismo estilo, pero un poco más cruel, a mi parecer. Por ejemplo,

- Este bueno, yo me llamo José, y son bien chambiador, y me gusta salir y soy bien buena, este buena onda…
- ¿Y cómo es tu chica ideal?
- Ah pues que tenga de 25 a 30 años…
- ¿Nada más?
- Este… pues sí, ya con eso…
- Uy amigo, tienes que conquistarlas, con eso no te va a pelar nadie
- No pues soy bien buena onda, y me gusta salir y este… pues eso… y … pues ya
- Bueno. A ver amigas interesadas, favor de marcar a nuestras líneas telefónicas al…

En el inter entra cada llamada, se mete música, de banda, para ambientar el asunto. Como característica, es el hombre el que se expone, porque en este programa, no es la mujer la que inicia la comunicación. Esto concuerda con el tipo de público objetivo: clase media baja.

Ya después de toda una hora de llamadas y música de banda, no pude seguir escuchando, pues ni una sola mujer se animó a llamar. Me quedé con la duda si alguna vez se llega a concretar algo. Supongo que sí, porque de otra manera este programa no existiría.

¿Se imaginan las posibilidades?

-  ¿Y donde se conocieron?
- Jejeje, pues por un programa de radio…
- Ah… en serio…

Freud no se equivoca, la pulsión de vida, la pulsión sexual es el motor principal del ser humano. A pesar del displacer que muchas veces se tiene que soportar para llegar al placer. Yo por eso, si estuviera en mis manos, preferiría eliminar la pulsión sexual de mi ser. Sólo que eso es imposible. Así las cosas.

miércoles, 2 de enero de 2013

Fragmentos, sobre el ser amado

"Encuentro en mi vida millones de cuerpos; de esos millones puedo desear centenares; pero, de esos centenares, no amo sino uno. El otro del que estoy enamorado me designa la especificidad de mi deseo."

Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso

martes, 1 de enero de 2013

Al parecer, todo sigue igual, ¿será?

Y pues nada, aquí comenzando el 2013. EPN ganó (¿ganó?) la presidencia, el mundo no se acabó, los gringos siguen con sus problemas de asesinos en masa (spread killers), etc.

Todo parece indicar un inicio de año más o menos igual que los anteriores, al menos para mí. No debería ser tan quejón, porque en algunas cosas me fue bien: ya no estoy tan estresado; en realidad estoy más tranquilo, disfruto mucho de vivir donde vivo: veo árboles todos los días, el cielo (a diferencia del DF) es azul la mayor parte del tiempo, acaricio a mis perros.

Lo malo: no tengo una fuente de ingreso segura y constante. Pero bueno, no todo se puede, ¿o sí?
A ver qué me sucede en este 2013. Hay muchos planes, pero todos requieren dinero. Y todas son inversiones, aunque no todas me reditúen dinero de manera directa, al final.

Por lo pronto, tengo una pereza; así que me dije “escribe, algo, lo que sea, aunque sea muy soso, pero escribe…” Y así es como nació esta entrada

¡Feliz 2013!