miércoles, 25 de abril de 2012

El creyente

I

-Narciso es de lo mejores –le dijo el padre Abraham al padre Josué-
-Sí, lo reconozco. Pero tú quieres que le enviemos el caso porque es ateo
-Es nihilista, agnóstico, izquierdoso, según se auto describe
-Ah sí, claro. No es que no crea en dios. Más bien no le importa su existencia. ¡Narciso, su nombre es de lo más adecuado!
-Pero es muy bueno, mucho

II

-Juan, ¿Con quién estas? –Juan tenía la mirada perdida, vidriosa, viendo sin ver. Se notaba cansado, marchito. Pero Juan apenas rondaba los 16 años-
Juan no respondía a las preguntas de Narciso. Él, con la paciencia de los años de tratar a tanto paciente, no cejaba en sus esfuerzos.
-Don Julio, doña Meche, me parece que el caso de su hijo debe continuar con el psiquiatra, no conmigo. Estoy de acuerdo con el diagnostico. Tiene esquizofrenia.
-¿Eso se quita? –Preguntó una angustiada doña Meche-
-Se trata con medicamento. Dependiendo de la evolución, puede llegar a tener una vida común, ya sabe, trabajar, tener pareja. Pero todo depende del tratamiento y del grado de su enfermedad. Es común que surja en esta etapa de su desarrollo
Don Julio y doña Meche salieron del consultorio, para tramitar la salida de su hijo. Mientras tanto, Narciso llenaba la hoja de anotaciones, para el expediente médico.
-Narciso. Narciso… tú sabes… -Narciso, sin inmutarse, continúo escribiendo su reporte. Aunque la voz era la de un adolescente, se escuchaba tan herrumbrosa, etérea, lejana, que le causo cierta impresión-
-¿Qué es lo que sé, Juan? –Le respondió Narciso, sin ponerle mucha atención en realidad-
-Tú sabes. Lo has visto. O bueno, lo escuchas casi a diario –Repentinamente, Juan se volvió poderoso, lleno de vida, se irguió como una cobra a punto de atacar. Sus ojos, aún vidriosos, ahora se veían con una luz antinatural-
Narciso se sorprendió. Sintió ¿miedo?
-Sí Narciso, aquí estamos. Lo sabes. Te lo cuentan día con día. Y no te importa. Que el papá los golpeaba con cinturón hasta dejar marcas, que su hermano la violó, que su madre nunca le dio una muestra de amor, que su hijo intentó matarla. Tienes las evidencias ¿y qué haces con ellas? Las guardas, haces tus reportes de evaluación, las comentas con tus colegas “Que impresionante” dices. Todo te impresiona. Desde hace 15 años.
Narciso no atinaba que hacer.
-¿Quién eres?
-Más bien deberías preguntar ¿Qué soy? Lo veo, ¡Sí! Eres un creyente. Eso es lo que te da fuerzas para continuar con tu labor. ¡Valiente labor! Escuchar y escuchar. Formulas historias de lo que pudo ser. Te dicen “gracias doctor, me siento mucho mejor”. Pero cada día te duermes pensando si realmente les ayudas.
Narciso, armándose de valor, intentando ser lógico, objetivo, poniendo ante todo su larga labor como profesional del área de la salud mental, le dijo:
-Juan ¿Por qué me dices todo esto? ¿De qué estás hablando? ¿Quién eres?
-Soy el padre que golpea al hijo hasta matarlo. Soy el hermano que viola a su hermana. Soy el marido que maltrata a su familia. Soy la madre que no quiere a su hijo. Soy todo lo que has escuchado los últimos años de tu vida. Soy la razón de lo que eres. Soy aquello que no puedes controlar, ni evitar, ni erradicar. Soy tu amo.
-…
-Doctor, ya tenemos el pase de salida –Escucho la trémula voz de don Julio, a la vez que volteaba a ver a un nuevamente diezmado Juan, un guiñapo, apenas una marioneta de carne y hueso-
-Don Julio, doña Meche, quiero hablar con ustedes…

III

El impecable traje oscuro del director del centro de salud, contrastaba con la miríada de batas y vestidos blancos, de enfermeras, médicos, paramédicos y demás personal del hospital.
-Así que básicamente quieres que se le haga un exorcismo al paciente…
-Carajo Sotelo, ya te di mi justificación. Pero te lo explico brevemente. El paciente cree estar poseído. ¿O tú crees que en verdad esta poseído? No ¿verdad? Es un acto simbólico. Parafernalia. Básicamente es lo que venden los psíquicos, los que leen las cartas, los brujos y demás fauna pseudo profesional. Si cree estar poseído, hagámosle creer que va a ser exorcizado. En el informe-reporte que te envié, está el detalle y justificación de mi caso. No estoy diciendo que todos los casos se van a tratar así. Pero este se acomoda de maravilla. Sotelo, no soy un charlatán, tengo estudios de posgrado en el área clínica. ¡Soy tu jefe del servicio de psicología clínica!
Sotelo lo miraba con ese aire de superioridad y conformismo. Después de todo el era el jefe. Además, ya se imaginaba los encabezados de los periódicos ¡No! Mejor aún, el encabezado en la televisión “Se realiza un exorcismo en el hospital regional de alta especialidad Lic. Juan Pérez”.
-Mira, lo que me preocupa es la salud del paciente –La mirada y mueca que no pudo contener Narciso dijo “sí, como no”, a lo que su jefe no le importó-
-No quiero que esos padrecitos lo maten en mi hospital
-Ya te dije que esto no es como la película que refieres. El paciente no está sin comer, esta sedado y yo voy a estar presente durante todo el procedimiento
Sotelo asintió más para sí que para Narciso. Daba su aprobación. Y mientras se alejaba para su oficina, no deja de pensar en la cantidad de propaganda gratis que iba a obtener.

IV

-Dicas mihi quod est nomen tuum –le dijo el sacerdote a Juan, que en latín significa “dime cuál es tu nombre”-
-No te lo diré
Mientras tanto, Narciso observaba la elaboración del rito. Les pidió a sus amigos sacerdotes que no quería escuchar lo que dijeran. Ellos le dijeron que no se preocupara, que toda la labor la harían en latín, lengua que Narciso no conocía-
-Narciso, no seas cobarde. Sal ¡Enfréntame! ¿No quieres saber quién soy?
-Escucha, Narciso. Somos muchos. Somos legión. No pueden detenernos. Este mundo es nuestro y ustedes nuestros esclavos. ¿Recuerdas el llanto de la niña violentada a su corta edad? ¿Recuerdas que casi lograban demostrar que lo había inventado? ¡Ah! Pero tú, Narciso, si le creíste. Y pudiste obtener la verdad del padre de esa mugrosa. Pero no pudiste hacer nada para evitar su muerte. ¡Sí! Recuerdas, se suicidó. ¡Fallaste!
-No lo escuches, Narciso. Te aseguro que Dios está contigo. Él –le dijo el padre Abraham, mientras se dirigía a Juan- está acorralado, no puede seguir en ese cuerpo. Por eso te ataca de esta manera
Narciso recordaba ese evento triste de su experiencia como psicólogo. La niña, una bella adolescente, terminó sus días tomando veneno. “Lo siento Narciso, me ayudaste mucho. De verdad. Disfrute de algunos días, pero ya no puedo. Lo siento. De verdad. Estaré mejor. Y si puedo, te ayudaré desde donde este. Te lo prometo” fue la breve nota dejada a su nombre.
-Escucha Narciso, mi nombre es “…” –Pero Narciso no escuchó. El recuerdo de Violeta, la niña adolescente suicida, lo hizo llorar amargamente. Sus ojos se anegaron en una cortina de lágrimas y sus oídos escucharon una y otra vez la palabra “gracias, muchas gracias, Narciso” en voz de la pequeña Violeta-

V

Narciso llegó a su casa, con más pesar que el acostumbrado.
-Amor, ¿Quieres cenar? -Le preguntó su esposa. Ella, acostumbrada al trabajo de su esposo, se esmeraba por hacerle mejor la vida. Después de todo, lo amaba con locura-
Narciso no dijo nada, sólo se acercó a su amadísima mujer, la estrecho entre sus brazos y lloró largamente en su regazo.
-Amor, soy un creyente, ahora lo sé con certeza –Le dijo después de un buen rato-
-¿Creyente? Por fin te convencieron tus amigos los sacerdotes
-No, me lo dijo el enemigo

domingo, 22 de abril de 2012

Tergiversación de la realidad

Eh pues el título me quedó bien bonito, pero a pesar de lo que puedas pensar, esta entrada tratará sobre mi opinión de la película “Intruders”. La fui a ver este fin de semana y que malas son las reseñas que hacen de una película. No dicen de qué trata con exactitud. Supongo que es parte de la mercadotecnia.
Antes que sigan leyendo, les ADVIERTO que voy a desvelar toda la trama de la película, la cual, por cierto, es muy simple. Así que si quieres ir a verla y eres de los que no les gusta saber la trama, mejor lee esto después de la que la hayas visto. Personalmente no me importa mucho que me digan la trama, es más, muchas veces pregunto que sean explícitos. Para mí lo más importante es como se cuenta una historia, no tanto la historia en sí.
Y esto no es nuevo, por ejemplo, los griegos, que tanto les gustaba hacer teatro, tenían como pinchemil versiones del drama de Edipo; todo mundo sabía de que trataba Edipo, pero iban a verla una y otra vez, porque les interesaba ver la interpretación o visión de lo que vendría siendo el director de aquel entonces, y ya no tanto la historia, pues ya la conocían de antemano. No hay nada nuevo bajo el sol.
Pues “Intruders” es una película más bien lenta, ambientada en poblaciones tirándole a pueblito, eso sí, muy bonitos, y dado que es una producción anglo-española, se hablan los dos idiomas en un porcentaje 85% inglés 15% español. Comienza en un departamento de clase media, donde una madre esta acurrucando a su niño para que se duerma. El niño le está contando una historia de “terror”, llegado a un punto, no sabe como continua. Se da a entender que la madre es española, pues ambos entablan la conversación en español de España (bueno, es que también existe el español de México y el español de Guatemala, etc.) y que viven en España.
En cierto punto, el niño tiene una pesadilla, o eso quiere dar a entender, pues “ve” al monstruo entrar por su ventana. El monstruo esta vestido como monje medieval, pues no se le nota el rostro, de ahí que el niño lo nombre como “cara hueca” (español) o “hollow face” (inglés) y se lo quiere llevar. Comienza a gritar y la mamá acude en su ayuda, enfrentando al monstruo, llamando su atención y corriendo a su habitación, donde la persigue el monstruo. El niño entonces va a la habitación de la madre y mira como el monstruo esta ahorcando a su madre, por lo que le dice que la deje en paz. El monstruo deja a la madre y se vuelve a enfocar en el niño. Nuevamente la madre ataca al monstruo, le dice al niño que corra y el niño sale por la ventana. Pero como están como en el séptimo piso, no hay a donde ir, por lo que el monstruo lo persigue, llegando a un punto donde el monstruo está tomando al niño por las piernas, la madre toma los brazos y entablan un forcejeo en la cornisa.
Al final, el monstruo cae, el niño y la madre se abrazan y entra el cuadro de negro, para indicar separación de escena. En la siguiente, conocemos a otra familia, conformada por padre, madre e hija de 12 años. En las escenas subsecuentes nos enteramos que la niña visita a sus abuelos, los cuales poseen una enorme casa con  un todavía más enorme jardín, y trepa a un árbol. Le llama la atención un hueco que hay en el tronco del árbol, mete la  mano y saca una cajita de madera, con una hoja dentro.
La hoja es una historia, la historia de cara hueca. En algún punto te enteras que ese escrito, es el escrito del niño del inicio. En otra escena, vemos a la niña leyendo a su clase, la historia-cuento de “hollow face”, pero como nada más se lo plagió, no sabe como terminar el cuento.
Poco después, la niña comienza a recibir los ataques del “cara hueca” e incluso el papá (Owen) llega a tener una confrontación con la entidad. Total, llaman a la policía, instala cámaras de seguridad, alarmas, etc., pero el ente sigue atacando a la niña.
Bueno ya escribí mucho, así que iré al grano. Resulta que el papá de la niña  es el niño del inicio, y el tal “cara hueca” no es otro más que el papá del niño, el cual fue un delincuente. De ahí que haya nombrado a esta entrada “tergiversación” pues desde el punto de vista psicológico, se puede entender que el niño, al tener demasiada angustia y tensión por ver a sus padres pelear, su mente decidió “enmascarar” al padre (el cual, al estar preso, prácticamente fue un padre ausente) y darle la forma de “cara hueca”, porque además, al momento de la agresión (que en realidad el padre quería conocer a su hijo, pero como era violento y medio wey, pues hizo todo el drama inicial) traía una sudadera con capucha.
Así que la mente del niño crea al personaje “cara hueca”, para aliviar y justificar la agresión sufrida por el padre. Porque, en su mente, no fue el padre quien lo agredió, fue “cara hueca”. Y cuando el monstruo cae por la cornisa, es en realidad el padre que cae, muriendo en el acto. Esto es algo que se explica casi al final de la película.
Lo que no me gustó, es porque la niña (la hija del niño, que ahora es un hombre) tiene la misma fantasía que el padre (el “cara hueca”) si ella no sufrió del episodio violento. Es como si el personaje imaginado por el niño cobrara vida y se quisiera desquitar con la hija. Pero insisto, la hija vive en un ambiente amoroso, tiene alta auto estima, es popular en su ambiente, es decir, no tiene (al menos no se mencionan en la película) elementos para generar una psicosis, como lo hizo su padre. De hecho, generar la misma psicosis, lo cual por sí misma ya sería muy raro de lograrse.
Esta película es de esas que tienen buena reseña, pero mala implementación. Si pensabas que era una película de terror o sobrenatural, nada que ver. La recomiendo, bueno, no, no la recomiendo.

domingo, 15 de abril de 2012

Desesperación


El Fergo regresaba a su casa, después de terminar con su trabajo. Fergo viaja mucho por carreteras y prefiere las que no son de cuota “es que me gusta mucho ver los paisajes y además, me ahorro una lana”.
Así que este viaje era uno más. Poco después de dejar la última población, antes de internarse un una carretera que le toma unos 30 km de camino para llegar a la otra población, Fergo iba pensando. Últimamente es lo que hacía, pensar y pensar.

Por eso no notó que la camioneta que estaba estacionada, unos 800 m más adelante, no estaba estacionada. Más bien parecía como si se hubiera salido del camino. Al acercarse más, notó además, la presencia de cuatro hombres que rodeaban la camioneta.

-¿Qué están haciendo? -Se preguntó-

Y entonces ocurrió todo como en cámara lenta. Al menos eso le pareció, porque en realidad fue cuestión de segundos. Fergo comenzó a escuchar una serie de fuertes sonidos, cadenciosos, como si golpearan un tambo de metal.

-No, no como si golpearan, más bien como si tronaran un cohete dentro de él -Corrigió-

-Pam pam pam pam pam pam pam pam…

Ese sonido ya lo había escuchado antes, cuando  hizo el servicio militar.

-Que mala puntería tienes, antigüedad –Le comentó el sargento instructor, luego de realizar los primeros disparos de su vida, con una carabina 7 62, pieza digna de un museo, pues se ocuparon durante la primer guerra mundial-

Fergo recordó que el sonido, si bien no le molestaba, acústicamente hablando, le pareció un sonido sordo y raso. Lo que le impresionó fue la fuerza del disparo.

-Segurito que si le doy a un cristiano, lo mato –Comentó para sí en esa ocasión-

El retumbe era fuerte, corto y seguido. Sus oídos se taparon, como si estuviera bajo el agua. Sumió el pedal del freno y sus llantas rechinaron. No bien se detuvo, cuando entendió que es lo que estaba pasando.

Cuatro sicarios vaciaban sus armas en una camioneta pick up blanca. Dos a cada lado, disparando en diagonal, hacia el motor.

-Claro, si disparan a los lados, se pueden dar unos a otros –Pensó y se sorprendió este pensamiento-

También notó que salía “fuego” de las manos de los sicarios. En realidad los fogonazos salían   de las armas, como si estuvieran explotando unas grandes chinampinas. Pero Fergo supo que no eran chinampinas.

A continuación, la calma total, los hombres bajaron las armas y uno de ellos habló. O eso pensó, porque traían capuchas y no se podían ver los labios. Pero a Fergo le pareció que uno de ellos habló, porque como que movía la cabeza y dos de los matones, que están a los costados, llevaron sus manos hacia la cintura. 

Para esto, los cuatro hombres habían “aventado” sus armas a la espalda, como traen arneses, supuso que era para que maniobraran, es decir, para tener las manos libres.
Y comenzó nuevamente el ruido seco, monótono, pero un poco menos fuerte. Los dos sicarios abrieron las piernas en forma de compás, extendieron sus brazos, uno apuntando hacia la camioneta, el otro en sentido opuesto.

-Parecen una “X” –Y nuevamente se sorprendió por su diálogo interno-

Por alguna razón, Fergo pensó que en los extremos de la mano de cada sicario que apuntaba hacia la camioneta, eran unos cachorros rottweiler, negros, gordos y muy agresivos. Pero en lugar de ladrar, salía el seco “Pam pam pam” y en lugar de escupir saliva, escupían lenguas de fuego.

-Es el remate –Y por fin estuvo conforme con su pensamiento, era coherente con lo que estaba viviendo-

Nuevamente el silencio. Hasta que, como si se tratara de una sola persona, los cuatro sicarios dirigieron su mirada hacia Fergo. Se le secó la boca y comenzó a zumbarle el oído derecho.
Uno de los sicarios, como que le dijo algo a los otros tres, porque comenzó a caminar hacia el automóvil de Fergo, desenfundando su pistola, mientras que los otros tres tomaron posición, apuntando con sus armas largas.

Fergo no sabía qué hacer. No pensaba en algo, no pensaba en moverse, gritar, o algo. Tal vez era simple y sencillamente que estaba cagado de miedo. Sólo atinó a apretar con fuerza el volante. El sicario se colocó a un costado del auto de Fergo, del lado de conductor, y sin dejar de apuntar, toco con el cañón de la pistola, la ventanilla de Fergo, para que la bajara.

-¡Mátame! ¡Anda, dispara! –Le gritó Fergo, en cuanto bajo la ventanilla, con desesperación y un tono imperante-

El sicario enfundó el arma, le hizo unas señas a sus secuaces, los cuales relajaron la posición, se quitó el pasamontañas y se dirigió a Fergo. Fergo pudo ver el rostro adusto, duro, carente de emociones, curtido como el de un campesino. Pero definitivamente no era un campesino. Tal vez lo fue en algún momento de su vida, pero no ahora.

El sicario hizo una mueca, queriendo esbozar una sonrisa y le dijo:

-No amigo, no cumplo caprichitos pendejos

Y se fue. Los sicarios se subieron a un vehículo que se encontraba más adelante y emprendieron la marcha.
Fercho rompió en llanto. Primero un tímido y leve sollozo, que terminó convirtiéndose en un largo y amargo llanto.

-¿Por qué chingados no? –Se repetía una y otra vez-

Después de unos minutos, media hora tal vez, Fergo se calmó. Soltó el volante, se limpio las lágrimas secas, prendió su auto y maniobró para esquivar la camioneta balaceada y así tomar camino nuevamente.

-Que Dios los tenga en su santa gloria –Dijo en voz alta, al pasar a un lado de la pick up, mientras se santiguaba y murmuraba una breve oración-

La carretera continuaba en recta, hasta unos 900 o 1000 m, para pasar a una serie de curvas en depresión. Mientras entraba a la primera de ellas, escucho el agudo ulular de las sirenas de los servicios de emergencia. O tal vez de la policía. Miró por el retrovisor, antes de hundirse en la depresión con curvas, notó el flash rojo y azul, característico de las patrullas, y continúo su camino.

jueves, 12 de abril de 2012

Mamá, hay un colibrí en el foco de mi cuarto


De verdad. No sé ustedes, pero por acá hace una de calor, y eso que los días han estado nublados. Por esa razón (el calor) es que mantengo las ventanas de mi cubil abiertas hasta muy entrado el día, es decir, casi hasta anochecer.

Y pues mientras me encontraba viendo videos por la red estudiando, escuché un continuo aletear de algo. Como vivo en campo, no es raro que se metan insecto o incluso aves. Por lo general, ese tipo de aleteo vertiginoso y desesperado es de las polillas, esos insectos que parecen mariposas zombi, así que no le hice mucho caso y seguí en lo mío, ya que por lo general terminan estacionándose en alguna pared (y entonces es cuando las saco, porque las polillas me dan cosita).

Pero el desesperado aletear no terminaba, así que volteo a ver y ¡sorpresa! Un colibrí. Bueno, una colibrí, porque la muy weya (ahorita les digo porque weya) era toda feíta, sin color. Y eso en el mundo animal, casi siempre indica que se trata de la hembra. A decir verdad, no sé si era hembra, pero según mis conocimiento, sí.

Y digo que era weya porque teniendo una ventana de unos 1.50 m por 1.00 m no podía salirse. Por lo general, las aves que entran, salen inmediatamente. Pero esta mensa nada más no daba con la salida. Y como ya estaba oscureciendo, tenía prendida el foco. Pues además de weya, se me hace que tenía complejo de insecto, pues revoloteaba alrededor del foco.

Como se detenía, me comencé a preocupar: si alguna vez han tenido en la mano un colibrí (yo con esta, es la tercera) sabrán que son muy, pero muy frágiles. Es decir, no podía agarrar así como si nada. Era muy probable que la lastimara. Y por otra parte, el esfuerzo que estaba haciendo por volar y volar era intenso. No lo sé, pero supongo que también se cansan, sobre todo a la increíble velocidad con que baten sus alas.

Así que después de unos minutos, en los cuales me quedé lo más inmóvil posible, se postro en la base del foco. Por fin descansó. Aproveche el momento para abrir la otra ventana y terminar de abrir por completo la que ya estaba abierta. Tarde más en pensar esto que en lo que el colibrí volvió a volar y volar y volar.

Y como les comento, era medio weya, porque no podía encontrar la salida. Lo que hice fue apagar el foco, pero creo que no son como los murciélagos y comenzó a estrellarse con la pared. Así que prendí el otro foco, el tengo en una silla que funciona como buró y se encuentra al costado de mi cama, que uso para leer. Nuevamente se calmó un poco y se volvió a posar en el foco del techo.

Pero no se pudo estar ahí, volvió a volar. Llegó un momento en el cual de plano se cansó y termino en el piso. Momento que aproveche para lo mas gentil que me fue posible, tomarla, acurrucarla en  mi mano (no debes apretar a un colibrí, porque es prácticamente mortal para ellos) y salir al patio. Me pareció que ya estaba muerta y me entristecí mucho. Pensaba que qué pendeja era por haberse metido a mi cuarto y no poder salir.

Y entonces comencé a hablar con la madre tierra diciéndole que no era mi culpa que yo nada más tenía calor y por eso había abierto la ventana y que porque no educa mejor a sus creaciones, si como esta, que además de norteada, era bien desesperada y pendeja. Total, comencé a pensar que por fin mi sueño se había cumplido y había comenzado con un brote psicótico, tras lo cual deje de hablar conmigo mismo porque vamos, eso es de locos.

En cierto momento, comenzó a mover su cabecita. No sé si lo han notado, pero los colibrís tienen un picote. Ese fue el que me indico que aun estaba viva. Le comencé a hablar, a decirle que no tuviera miedo, que no era mi intención hacerle daño y que por favor se repusiera para que se fuera a donde quiera que van los colibrís. Le acaricié el lomo y por fin ¡Voló!

Son rapidísimos, solo alcancé a ver como una mancha se movía de mi mano y se confundía con la mancha que es el cielo cuando esta oscuro. Y descansé.
Sin embargo, me queda el sentimiento que voló con el último aliento que le quedaba y que únicamente lo hizo por instinto, para ahora sí, morirse de verdad. Son estos momentos cuando uno desea de corazón que se equivoque.

PD: A veces releo lo que escribo y ni yo me lo creo. Aquí la evidencia de lo que les conté.

 Foto 1. Es bien difícil tomar la foto de un colibrí en movimiento

Foto 2. Acercamiento a la weya

Foto 3. La weya posa de frente. Eso que ven no es telaraña, es un adorno que simula ser telaraña, ok? ¬¬

domingo, 8 de abril de 2012

Envejecer con dignidad

Hoy conocí una bella mujer. Hermosa. En la plaza de mi pueblo, hay un mercado, y hoy, estaba lleno de gente, defeños principalmente. Esta mujer, de las que les hablo, tendría más de 60 años. Pero la miré muy hermosa. Tal vez fue una mezcla de todo, de su apariencia, de la calidez con la que se comunicaba con las marchantas, de una serie de gestos inocentes. Sí, a pesar de su edad, alguna de sus maneras la hacían parecer una niña inocente (¿Acaso no todos los niños son inocentes?).

Pude ver la tranquilidad de su vida. De este momento de su vida. No sé si siempre fue así, pero debe de ser. No lo sé con certeza. Andaba mercando, igual que yo. Fui por algo de fruta y otras cosas para la comida. A mí el calor me hace ponerme de malas, más de lo normal. Y ahorita está haciendo una de calor.

¡Disculpe, joven! Fue lo primero que me dijo, pues en el mercadito, atestado de fariseos, apenas si se puede transitar. Por defecto, mi respuesta automática es “no hay problema” sin mirar a la persona. Pero esta vez, la suave tesitura de su voz, me hizo voltear a verla. Lo primero que noté fueron unos enormes y profundos ojos café oscuro, coronados en unas todavía abundantes y prodigiosas pestañas (¿Con la edad se caen?). Cabello largo, encanecido, limpiamente agarrado en una sola trenza, que dejaba ver su tranquilo rostro.

¡Vamos! No es que me haya gustado. O bueno, sí. Pero no en el sentido sexoso. O bueno, sí. Aunque su delgada figura, enmarcada por una clara falda de manta, con vivos colores de flores y colibríes dejaban ver unas hermosas piernas. Pero la infinidad de surcos que su rostro sonriente no esconde, da cuenta de la edad, aunque indefinible, cuando menos le granjea el título de señora. ¡Eso! Parecía una dama de cuento medieval. Una fina señora de alta nobleza. Una elfa de avanzada edad.

No es que uno sea fijado, pero me pareció notar una breve cintura, que se ciñe a una cadera un tanto más sobresaliente y unos pequeños, pero bien colocados senos. Creo que mostraba una bonita figura femenina.
Por alguna razón, me imagine que era enfermera, pues su presencia resultaba higiénica, muy limpia. Creo que el calor no le incomodaba en lo más mínimo. No deje de notar un par de chapas rojizas naturales que daban color a un rostro más bien delgado, anguloso, pero fino.

Y en verdad que no me despertó la libido. Mi libido se despertó cuando en un ejercicio involuntario, me la imagine en la plenitud de su juventud. ¡Dios! Debió haber sido una modelo de talla internacional. Todo esto que les cuento sucedió en no más de un par de segundos, pues automáticamente, en respuesta a su disculpa esboce la sonrisa más grande que mi cara puede hacer, creo que le hice una reverencia (¡Sí!) y le dije lo más cordial posible “No tiene de que disculparse, señora”.

Me miró con esa profundidad de sus ojos, puso su mano en mi hombro, y dijo “bueno mijito, ahora déjame pasar”. “¡Por supuesto!”, contesté y me hice lo más que uno puede hacerse a un lado, en estos estrechísimos caminos del mercadito de mi pueblo. Y la miré irse. Y me quede pensando que esa señora es el ejemplo en vida de lo que es envejecer con dignidad.

Ahora tengo un montón de dudas ¿Tendrá nietas? ¿Quién es o fue su esposo? ¿Tiene mucho dinero? ¿En qué trabajó? ¿Qué hace en la actualidad? ¿Dónde nació? ¿Cómo se llama? ¿Sabrá el secreto de la felicidad?

Esperanza, esa dolorosa agonía

Cuando aquello que la mantiene, no se logra. Pero tampoco se val del todo.

Agonía.
1. f. Estado previo a la muerte
2. Pena o aflicción extremada

La esperanza es un arma de dos filos, por una parte da la energía suficiente para “seguir” con lo que sea que esté en curso. Por ejemplo, aquellos fanáticos de la selección mexicana, mantienen una esperanza en que algún día, la selección sea campeona del mundo. Si nos atenemos a los resultados históricos y hacemos un análisis considerando los resultados actuales, los más probable es que un fanático que hoy ronde los 20 años que llegue al promedio de vida  en México (70-80 años), no logre ver coronada su esperanza.
Y sin embargo ahí están, no uno, muchos. Esto es lo que llamo “esperanza dolorosa agónica”. Duele, pero ahí sigues, esperando que alguna vez, algún día se logre aquello que te da esperanza, porque ésta última no se va del todo.

La esperanza es una razón por la cual seguir. Víctor Frankl, en su obra “El sentido de la vida”, proporciona una explicación del porque muchos judíos lograron sobrevivir y muchos otros no. Según Frankl, no depende tanto de la fortaleza mental o física del individuo; él notó que muchos prisioneros (él fue uno de ellos) con buen talante, morían irremediablemente. Mientras que otros, enfermos, con toda su familia exterminada, consiguieron salir con vida de los centros de exterminio nazi.

La diferencia entre el sobreviviente y el no sobreviviente es precisamente “el sentido de la vida”, específicamente, el sentido de la vida de cada quien. En resumen, aquella persona que tenía un proyecto a mediano y largo plazo, era candidato a sobrevivir a un centro de concentración. Tenían una razón por la cual seguir viviendo. Para algunos era terminar una investigación, para otros la esperanza de reencontrarse con sus seres queridos, otros más para regresar a su actividad anterior (había doctores, psicólogos, comerciantes, empresarios, etc.)

Es decir, existía la esperanza, la promesa de regresar a esa etapa de bienestar y mejor vida que la que tenían en los centros de concentración. Y aquellos que habían perdido el objetivo por el cual vivir, eran presa fácil de enfermedades y accidentes que los llevaban a la tumba.
Este sentido de la vida, que yo digo que no es sino otra cosa que la esperanza abstracta llevada a una esperanza específica, es lo que nos mantiene con energía en nuestro diario hacer ¿No dicen acaso que la esperanza muere al último? Esta energía, pienso, es el trieb Freudiano (trieb = pulsión)

De esta manera la vida es esperanza y la falta de esperanza se convierte en muerte. Y tenemos la esperanza de un mejor trabajo, la esperanza de un aumento de sueldo, la esperanza de volver a ver a esa persona, la esperanza de que todo será mejor. Una característica de esta esperanza es que muchas veces no tiene un fundamento realista.

Y con realista quiero decir, que concuerde con la realidad objetiva del acontecer de cada quien. Por ejemplo, si yo quisiera convertirme en un gimnasta de nivel olímpico, no estaría siendo concordante con mi realidad (muchos factores como la edad, la falta de condición y sobre todo, la falta, por parte mía, de un verdadero deseo de ser un gimnasta olímpico, que en todo caso aplico como ejemplo de lo que sería una falta de concordancia con la realidad objetiva, mi realidad objetiva)

Pero esta falta de asimilación con la realidad es muchas veces, constituyente fundamental de la esperanza. Con frecuencia, tenemos la esperanza sostenida en un “Dios dirá” o “las cosas pasan por algo”, en fin, sustentadas en una cuestión mágica, que incluso se contradicen con la realidad objetiva.
De esta manera, intuyo, la esperanza, la que da energía, es fundamentalmente “mágica” y no se sostiene con la realidad (iba a escribir realidad verdadera, pero no hubiera sido sino un pleonasmo o fuente de otra discusión filosófica sobre lo que es verdadero y lo que no lo es, de manera verdadera ¿Ven a lo que me refiero?)

Así pues, nuestro gas a largo plazo es la esperanza. La esperanza en aquello que los mueve. Para algunos será equivalente a los deseos, pero digo yo que un deseo no es sino la esperanza sin fundamento alguno. Un tipo particular de esperanza.

Una cuestión a todo esto, es que como seres humanos, tendemos a generar esperanza tras esperanza, y aquellos que ya no tienen esperanza en algo, pues por lo general mueren. No conozco a persona alguna que viva sin esperanza. Aunque por otra parte, tampoco soy la persona más amiguera del mundo.

Pero además, esta cuestión de tener esperanza, escapa a nuestro control: en mi caso, por ejemplo, no puedo dejar de tener esperanza en las cuestiones de mi diario acontecer. Porque en tal caso, ya habría muerto. Y no controlo el tener o no tener esperanza. Es más, en casi todo aquello que es promesa, existe a la par, la esperanza de que esa promesa se cumpla, sin importar que tan poco probable sea que suceda.

Ahora bien, la razón de esta entrada es porque acabo de ver una película, recomendada por la persona, que espero, se convierta en mi tutor en esto del entendimiento del comportamiento humano, y me pidió que buscará la película “Front of the class” que no recuerdo haber visto en cartelera, así que no tengo el dato de cómo se llamó aquí en México.

¿Alguna vez les he comentado que “La vida es bella” de Benigni, me caga? A decir verdad, el club de los optimistas y todo lo relativo al mismo, me caga. No señor, a menos que poseas la belleza de Megan Fox, el dinero de Carlos Slim o la inteligencia de Einstein, la vida no es bella.

Bien pues “Front of the class” es de ese estilo, toda melosa, azucarada y conducida a través de esperanzas no agónicas, es decir, en esperanzas que al final, después de todo el periplo, se resuelven a favor del esperanzado, en este caso, el protagonista. Mucha azúcar. Y yo soy diabético.

Esta película, basada en la vida de Brad Cohen, narra el difícil camino recorrido por una persona que adolece del síndrome de Tourette. El síndrome de Tourette es una de esas enfermedades harto interesantes para aquellos que no la padecen y un infierno para las que sí, la cual consiste en (y cito lo que dice el DSM IV, que viene a ser algo así como la biblia de los psiquiatras/psicólogos):

“tics motores múltiples y uno o más tics vocales (Criterio A). Estos tics pueden aparecer simultáneamente o en diferentes períodos de la enfermedad. Los tics aparecen varias veces al día, recurrentemente, a lo largo de un período de más de 1 año (Criterio B). Durante este tiempo, nunca hay un período libre de tics de más de 3 meses consecutivos. La alteración provoca intenso malestar o deterioro significativo social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo (Criterio C). El inicio del trastorno se produce antes de los 18 años de edad (Criterio D). Los tics no se deben a efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., estimulantes) ni a una enfermedad médica (p. ej., enfermedad de Huntington o encefalitis posvírica) (Criterio E)”

El aquejado por este síndrome tiende a emitir sonidos cacofónicos como ¡ugh! o ¡cuac! o ¡barf! o cualquier otro sonido raro, chistoso, fuera de contexto, en una plática cotidiana. También se manifiesta en tics como encoger los hombros con frecuencia o pestañear de manera peculiar o ponerse en cuclillas u olisquear o una mezcla de sonidos y posiciones. Son comportamientos que sorprenden al interlocutor y demás personas presentes. El problema es que el aquejado carece de un total control de estas expresiones y a la larga resulta molesto para el resto de la gente.

¡Ah! También, en casos todavía más raros, se da el síndrome de Tourette con coprolalia, es decir, decir groserías, en lugar de los sonidos chistosos, de manera continua y sin control. Más de uno de estos enfermos terminan con los ojos morados o la nariz rota.

En resumen, la película trata de una persona que tiene síndrome de Tourette, casi nadie le cree que eso que hace no lo puede controlar, incluso un psicólogo que lo trata no sabe que existe esa enfermedad, el papá lo tacha de falto de control, la mamá se pone a investigar, da con la enfermedad y todo comienza a mejorar, hasta que llega el momento de trabajar, y como la ilusión de toda su vida ha sido dar clase, pues en todas las escuelas no lo pelan (ya esta graduado), bueno en casi todas porque en una por fin le dan la oportunidad, sufre discriminación por parte de un padre que saca a su hija de su clase, pero todos los demás padres no la hacen de pedo, resulta que es un excelente profesor (da clases a niños de segundo grado gringo que en México sería algo así como el Kínder), se enamora y es correspondido y al final gana un premio a nivel nacional por ser un maestro de excelencia. Club de los optimistas.

Ahora estoy esperanzado (ya muchas otras esperanzas han muerto mientras tanto) en conocer el caso que me tiene aquí escribiendo estas líneas, pues mi todavía no tutor, le quiere enseñar ésta película a unos padres que posiblemente tengan a un hijo con síndrome de Tourette y yo también lo quiero conocer. Una compañera de escuela me dijo cierta vez que estábamos revisando temas de psicopatología, que mi estructura de personalidad era esencialmente perversa. Yo le dije que perro no come perro, pero creo que esencialmente tiene razón.

Y la película esta bonita. Ya saben, con moñitos rosas y azules y harto azucarada. Me parece a que a la mayoría les va a gustar. Nomás por eso se las recomiendo.

jueves, 5 de abril de 2012

Mensaje para el pokcercito, la nena y el loco

Que son de Hidalgo. Vayan y ráyense la cola, micos vándalos, especialmente tu, la nena. Pinchi gente destructora ¿Por qué son así? Viajar tanto, subir un cerro, para ir a dejar sus jodidos sobre nombres, que en un par de años nadie, ni sus amigos recordarán. Este acto vandálico sucedió, según lo confiesan los propios delincuentes perpetradores, el 9 de Octubre de 2011.

Aquí la evidencia:

Desde estas, todavía hermosas tierras pueblerinas, chinguen a su recongalera madre, putos.

Y para todos los demás, una disculpa por mi soez y colorido lenguaje.

domingo, 1 de abril de 2012

Continuismo gubernamental

Ya están a la vuelta de la esquina las elecciones para presidente de la república mexicana. Y en un ejercicio lo más neutral que me ha sido posible y considerando los temas abajo listados (los que se me ocurrieron sin recurrir a una investigación documental)


  • Caso ABC
  • Caso Cassez
  • Caso Casino Royale
  • Caso Pasta de Conchos
  • Guerra contra el narcotráfico
  • Nulo crecimiento económico
  • Falta de apoyo a la educación
  • Promesas incumplidas o cumplidas a destiempo
  • Gabinete ineficaz
  • Cobertura al 100% de la población mexicana con respecto a la salud
  • Desmantelamiento de Luz y Fuerza del Centro


No puedo encontrar una razón para continuar con un gobierno de corte panista. Los casos ABC, Cassez, Royale, Pasta de Conchos son indicativos de una falta de impartición de la justicia y de solidaridad con sociedad en general. Molinar Horcasitas, responsable de lo sucedido en la guardería ABC, ni siquiera tuvo un llamamiento, un regaño por parte de alguna autoridad, empezando por el presidente FElipe CALderón. Indignante.

El saliente ocupante de los pinos hizo promesas que no ha cumplido o que cumplió de manera parcial y a destiempo. Su “voy a eliminar la tenencia” se medio cumple hasta a finales de su sexenio, cuyo costo hereda al próximo gobernante. Y digo a medias, porque si revisan (al menos en el DF así pasa) su recibo de pago de tenencia, dice “subsidio a otorgar por el G.D.F”, es decir, el impuesto sigue existiendo, pero ahora es subsidiado. Algo así sucede con el transporte colectivo, el cual en el D.F. se encuentra bajo subsidio.

El problema con los subsidios es que el grueso de la gente no lo piensa como un “descuento” (que es justamente eso) a un impuesto que DEBE ser cobrado, y cuando es cobrado pues lo toma como una ofensa. Y yo lo entiendo, pero también entiendo que es un subsidio y como tal no pierde su carácter de impuesto.

Así pues, en cualquier momento, al menos en el D.F. el gobierno en turno puede dejar sin efecto el subsidio y en términos prácticos, la tenencia regresará. Así pues, es una promesa incumplida a medias. Ah pero el presidente dijo que por decreto presidencial eliminará la tenencia a partir del año 2012, dejando a las legislaturas estatales la decisión de la aplicación de ese impuesto o uno similar.

Más a mi favor. El presidente mintió porque su promesa fue ELIMINAR, lo que en buen español significa prescindir de algo o de alguien, quitar o separar; pero lo que él hizo, como buen canguro que es (canguro = abogado, porque es una rata gigante) fue interpretar una promesa. Al común de la gente no le importan las cuestiones legales. Si a alguien le prometen dejar sin efecto un impuesto, no anda averiguando lo que se tiene que hacer para abrogar dicho impuesto.

En este caso, Felipe Calderón uso su habilidad como abogado y no informó de las letras chiquitas: bueno, sí, yo voy a eliminar la tenencia, que es un impuesto (y un impuesto es la manera en que se capitaliza un gobierno) y el dinero que va a hacer falta por la falta de ese impuesto, será problema del estado (México, es una República conformada por estados que tienen mucha libertad para gobernarse, y eso incluye la creación de impuestos locales) que le haga falta. Sí, letras chiquitas.

Pero además, no hay que ser un genio para hacerse la congruente y necesaria pregunta ¿Y de donde chingados va a salir el dinero que actualmente se capta por obra y gracia de la tenencia? Para ello no hubo una explicación o plan alguno. No, si prometer es fácil, lo difícil es cumplir. Algo similar pasa con su fastuoso, pomposo y cacaraqueado “seguro popular”. Se supone, que cualquier mexicano, de cualquier nivel socioeconómico tiene cobertura de salud al 100%. En México, fuera de los esquemas privados, se tienen esquemas de salud cubiertas por el ISSSTE, el IMSS y algunas otras instituciones como el ISSFAM (Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas) que únicamente atienden a la población económicamente activa, sus dependientes y estudiantes.

En el caso del ISSFAM atiende únicamente a personal del ejército y fuerza armada de México (y sus dependientes directos). Bien pues la cifra de asegurados es (2003) del 42.1% de la población económicamente activa en México (17 863 005, les pongo el cuadro informativo). Que es algo así como el 20% de la población total mexicana.

Tomado de aquí

Pues con el famoso seguro popular, indigentes como su servidor, que se encuentra dentro del 80% restante, ya tiene asegurada su salud (medicinas incluidas, reza la propaganda). Y nuevamente surge la pregunta ¿Y de donde chingados van a salir los médicos, infraestructura y dinero para lograr ese objetivo?
En México no ha habido un incremento considerable de infraestructura (hospitales de todos los niveles, centros hospitalarios, escuela de medicina, médicos, etc.) para atender al resto de la población ¿Cómo le van a hacer? Simple y sencillamente no la van a hacer. Repito, prometer no cuesta nada.

Y a esto súmenle la crisis en el IMSS e ISSSTE.

¿Qué puedo comentar sobre la creación del empleo? Pues lo mismo que de la creación de una refinería. Promesa incumplida en vías de no poder ser cumplida en el mediano plazo. Los defensores de la política calderonista alegan que al menos el trabajo se ha mantenido en los mismos índices. Ese es un problema. Menor a que hubiera decrecido, pero problema. Porque la población va creciendo y si hace cuatro años había, por ejemplo, 1 millón de empleos y hoy se siguen teniendo un millón de empleos, estamos en un problema. Ahora somos más y se requieren de más recursos para sustentar ese crecimiento poblacional. De la refinería, no tengo más información que no ha comenzado su construcción, después de todo el desmadre por el famoso concurso del estado donde va a ser (¿va a ser?) construida.

Del gabinetazo. Puta madre. Perdón, pero puta madre. Tenemos al ex secretario de salud Córdoba Villalobos ahora como flamante secretario de educación. Perdón, de verdad, perdón, pero no me chinguen. Sólo en México tenemos supersecretarios: hoy están en hacienda y mañana en salud, hoy están en la secretaría del trabajo y mañana en comunicaciones y transporte.

Bueno el actual secretario de salud es un  “político y economista mexicano” (dice la wikipedia); sí, la salud del pueblo mexicano en manos de un político-economista forjado en instituciones de corte privado (ITAM y Harvard). No es mi intención sonar prejuicioso, pero una persona que ha recibido su educación en escuelas tan elitistas ¿Qué tanto quiere o puede llegar conocer de las vicisitudes de la sociedad de corte media y baja?

Y qué decir del porro Lozano Alarcón, que a su paso por la secretaría del trabajo hizo todo, menos defender al trabajador. Ahí tienen el caso de Mexicana de Aviación. Desde mucho antes de que el porro Lozano dejara la secretaría del trabajo, había dado por muerta a esta empresa, cuya quiebra es responsabilidad de Gastón Azcárraga al día de hoy impune. ¿Quieren más? Bien ¿Por qué el gobierno hace su FOBAPROA y en el caso de Mexicana no la requisó como ocurre en otros países?

Porque el gobierno de Felipe Calderón es corrupto, deleznable, faltó de ética y no tiene un carajo de sensibilidad social. Y todavía falta la “guerra” contra el narcotráfico. Por principio de cuentas, no pedí esa guerra. Ni se me pregunto, y no se me hace caso en mi petición de detenerla. La cantidad de muertos es equivalente a una guerra civil. Guerra, punto. El término utilizado fue el correcto. Una guerra contra el narcotráfico. Y como toda guerra, tiene sus “daños colaterales”. Sobre esto basta y sobra la información en Internet.

Así mi opinión sobre la “guerra” al narco versará sobre lo necesario de ella. Sin duda alguna estoy de acuerdo en combatir al narcotráfico. Aunque mi espíritu está más a favor de legalizar la droga, esta situación engendraría un problema en el sector social y de refilón al sector salud. No hay magia, si se legalizara la droga, entonces se generarían problemas de salud y sociales. Imaginen un incremento considerable del alcoholismo, pero en lugar de ser alcohólicos son drogadictos.

Se plantearía una problemática social sin precedentes, como la que sucede actualmente por la “guerra” calderonista contra el narcotráfico. Así que en ese tenor, me decanto por la no legalización de la droga. Regresando al punto de mi opinión sobre combatir al narco, me parece que en esencia está bien. Lo que está mal es la manera en que se llevo a cabo. La guerra de calderón (así en chiquito) fue con miras a sustentar su robo en despoblado. Llevar a cabo su guerra frontal fue con tintes de hacer legítimo, ante la sociedad, el fraude perpetuado por FeCal.

México no estaba (ni lo está) preparado para enfrentar de manera directa al narcotráfico por la razón de que antes debió de contar con instituciones sólidas, libres lo más posible de corrupción, que cuenten con inteligencia. Y la inteligencia que actualmente tiene esta magníficamente representada por el secretario de seguridad pública Genaro García Luna, el cual no es policía, no es militar, es un ingeniero mecánico (sí, otro supersecretario). García Luna es la mente maestra detrás del caso Cassez, una pifia por donde se quiera revisar.

Así pues, antes de entablar un combate frontal, se debió fortalecer las instituciones dedicadas al combate del narcotráfico. No se hizo así, se utilizó la estructura, cooptada como estaba, por la corrupción y falta de ética. Los resultados están a la mano. Un promedio de diez mil muertos directos por año y sin visos de ir “ganando”. A pesar de lo que diga el gobierno de calderón, no hay evidencias de que el narcotráfico en México haya disminuido.

Y es por esto, a bote pronto, que me parece totalmente inaceptable que el PAN siga gobernando. Han demostrado saber de todo, menos gobernar. Lo que al PRI le tomo más de 70 años, al PAN sólo 12. Eso es eficiencia y eficacia.