miércoles, 25 de enero de 2012

Una historia de chicanos

O de la película que le da la nominación al Oscar al actor Demian Bichir. Una vida mejor, libre traducción de “A better life” porque no sé cómo le pusieron aquí en México, es la película que cuenta una historia sustentada en un cliché nacional: un migrante mexicano se parte el lomo para que su familia acceda a una mejor vida. En realidad utilizar la palabra cliché es un tanto peyorativo, tal vez si uso la palabra “estereotipo” sea una mejor descripción.
Y es que esos simples ingredientes, un migrante mexicano y su familia, son la fuente de una infinidad de películas sobre el tema. Quiero dejar claro que muy posiblemente cuente parte de la trama, así que si son muy quisquillosos, no la han visto y la pretender ver, están avisados (creo que esto es lo que comúnmente significa alerta de spoiler ¿alguien sabe porque spoiler?).
Y digo que un tanto peyorativo porque la película es un poco más que palomera, me parece que es una visión bastante cercana a la realidad que viven miles, sin exagerar, de familias migrantes en los Estados Unidos, tanto mexicanas como salvadoreñas, guatemaltecas, colombianas, uruguayas, brasileñas y demás países que nutren de indocumentados a la poderosa y desalmada nación gringa.
Aunque particularmente, esta película, trata de un migrante mexicano, con su familia, conformada por su hijo, su hermana y la familia de su hermana. Cabe aclarar que aunque técnicamente la familia se extiende hasta su hermana, solamente viven juntos el papa (Carlos, protagonizado por el señor Bichir) y el hijo (Luis).
¿Qué digo? Me gusto la trama, pero a pesar de que no soy particularmente fan de Bichir, tampoco me parece que su actuación le dé para ganar el Oscar. Aunque para ser un tanto imparcial, tendría que ver las demás actuaciones de los otros contendientes. Y a pesar de hacer eso, mi opinión pues no influirá en absoluto en que le den o no el Oscar. Esta película toca temas que me dieron que pensar.
Haré mi declaración de que pensaba, y en general que sigo pensando de los mexico-estadounidenses. Pienso que no se puede hablar y comer pinole, pienso que no se puede ser dos cosas a la vez, pienso que por más español, o pseudo-español se intente hablar, no es posible tener las dos culturas. Conforme se van acrecentando las generaciones de los migrantes mexicanos, generaciones que tienen de mexicano solo el color y el genotipo, porque a veces ya ni el idioma, se acrecienta, según mi opinión, esta imposibilidad de ser dos cosas a la vez.
Y en general así pienso de todos aquellos que se dicen ser mexico-españoles, mexico-finlandeses, mexico-pongaAquíElGentilicioQueMásLeGuste. Y qué decir de aquellos que se dicen ser mexico-franco-español-pongaAquíLosGentiliciosQueMásLeGuste. Así es, mis estimados. O uno se jode y vive en México, o uno se jode y vive en Estados Unidos. La joda es igual, o incluso peor allá. Nada más que allá pagan en dólares, y aquí en devaluados pesos. Sí, el sueño americano es un sueño donde efectivamente les va mejor, económicamente hablando, y de todo lo que dependa de lo económicamente hablando.
Y les va mejor no porque gringolandia en verdad sea la tierra prometida, lo es porque simple, sencilla y llanamente, tiene una mucho mejor economía que la mexicana. Así que me da ternurita este tipo de películas, donde la primera generación de migrantes, en este caso Carlos, todavía habla y entiende el lenguaje coloquial mexicano, mientras que la segunda generación, en este caso Luis, entiende el español, utiliza frases donde mezcla el gringo y el mexicano, pero efectivamente su mundo es agringado. Y he ahí donde, me parece, tienen sus principales problemas.
Estas generaciones de mexicanos no nacidos ni criados en México, parecen mexicanos, caminan como mexicanos, miran como mexicanos, pero no son mexicanos. Y tampoco son gringos, porque no parecen gringos, no hablan como gringos, ni miran como gringos, pero piensan como gringos. Esto es una fuente de conflicto, tipo los homosexuales. Alguna vez leí o vi un reportaje donde el entrevistado, un homosexual, dijo algo así como: yo soy una mujer, encerrada en el cuerpo de un hombre. A eso me refiero con el tipo de conflicto. La declaración sería algo así como “Yo soy un gringo encerrado en el cuerpo de un mexicano”.
De esta manera, las frustraciones y conflictos son el día a día. No por nada es que estas historias dan para atiborrarse de emociones bastante fuertes. Regresando a la temática de la peli, resulta que Carlos es un trabajador indocumentado, que lleva años viviendo y apoyando la economía gringa, pero sigue siendo indocumentado. Su hijo, ya es ciudadano gringo, pero de la clase gringa pobre, esa clase que va a escuelas que con rodearla de una alta e inexpugnable pared, poco se diferencia de una cárcel. Y al pobre Carlos le llueve sobre mojado. Su mujer lo deja (solo es referenciado en la película), con mucho sacrificio compra una camioneta para trabajar (él es jardinero), se la roban, la encuentra, se la roba, lo meten a la cárcel y lo deportan.
El hijo, por otra parte, al no tener algún adulto para guiarlo (sí, sé que no por ser adulto, necesariamente es una buena guía, pero a veces, peor es nada) se ve tentado por la vida “fácil” de la calle. A la cual, afortunadamente y gracias a la abnegación de su padre, entiende que es mejor vivir según las reglas de la sociedad. Y es que el personaje interpretado por Bichir, nada más no rompe reglas. Al tipo que le roba la camioneta, mejor lo madrea (lo golpea) su hijo; en lugar de intentar escapar de la policía, cuando recupera su camioneta, se entrega pacíficamente; en lugar de regañar a su hijo por no aprovechar la escuela, le pide que comprenda. Todo una Sara García (conocida en México, como la abuela, máximo representante de la abnegación mexicana materna) migrante. Y miren que la sociedad gringa no son precisamente muy altruista que digamos.
Mucha de la problemática de los indocumentados proviene precisamente de su carácter de indocumentado. Al ser indocumentado, no acuden a la policía, no tienen seguridad social (que bueno, en México, tampoco, sean o no mexicanos), les pagan lo quieren los dueños de los medios de producción, pueden ser violentados en sus derechos humanos y no pasa nada. Otro tema que me llamó la atención es esa “política” gringa, la que dice que a pesar de que, en este caso, Carlos, al ser el único sustento de su hijo (el cual sí es ciudadano gringo), no por ello recibe el asilo o el estatus de migrante legal. Ni madres, pinches gringos, los deportan. Separan familias.
Ahí es donde no entiendo porque la gente, mexicanos y de otros países siguen pensando en los Estados Unidos como la tierra prometida. Habiendo otros países como Canadá, Finlandia, Alemania, Japón, Francia, a donde pueden ir a sufrir, escogen gringolandia. No creo que les vaya peor. Peor es México, supongo, ya que el tenor de la película es bastante claro en este aspecto: es preferible vivir (¿vivir?) como indocumentado gringo, que vivir y joderse en México. Eso si es un golpe al nacionalismo mexicano. Como dije anteriormente, allá pagan miserias en dólares, aquí pagan miserias en pesos. Y hay de miserias a miserias.
El final de la película es bastante lacrimógeno, con un Carlos despidiéndose de su hijo, por que posiblemente nunca más lo vuelva a ver. Y es que los gringos son bastante intransigentes con esto de la deportación. Me parece que si eres deportado, nunca jamás en la vida, puedes volver a ingresar legalmente, ni como turista, a su preciado país. Por mi pueden meterse su pinchi país racista por sus blanquecinos y kukuxclaneros culos.
La comunidad con orígenes mexicanos más grande se encuentra precisamente en los Estados Unidos, no es de extrañar que de manera estereotipada, se piense de cualquier hispanoparlante sea mexicano, aunque exista toda una constelación de otros países, principalmente, latinoamericanos. Y recalco, con orígenes, porque la mayoría de ellos son mexicanos solo porque uno de los padres lo es.
Pero más allá de unos divertidos intentos de idiosincrasia mexicana, esa comunidad está destinada a incorporar su cultura a la cultura gringa. Recalco, no se puede ser mexico-pongaAquíElGentilicioQueMásLeGuste, al final ocurrirá algo muy similar a lo que paso con los griegos y los romanos, unos dicen Zeús, los otros dicen Júpiter y aunque sean muy similares, no es lo mismo jarrón que jarro.
Finalmente, les recomiendo esta película, nuevamente, me parece que Demian Bichir no va a alzar la codiciada estatuilla, aunque en realidad me importa un cacahuate a quien se lo otorguen, pero la peli, es bastante entretenida y toca temáticas sociales-migrantes muy de actualidad.

PD. ¿Sabían que los gringos se refieren a los migrantes como Aliens? ¿No es eso una manera despectiva de referirse a un migrante, cuando podrían utilizar el vocablo Foreigner? Les digo, los pinches gringos jijos de su abstracta madre me caen en la puntita de la V.
PD. En imbd esta calificada con 6.7, lo cual no es muy bueno, aunque creo que nunca he visto un 10 de calificacion. Una buena película tiene una calificacion de 8.7 para arriba. Por otra parte, al parecer esta peli pasó desapercibida en su estreno en los Estados Unidos y no recuerdo haberla visto anunciada en México. 

lunes, 16 de enero de 2012

Familia y salud mental: su relación

Otro ensayo para la escuelita, que recibió buen comentario por parte del profesor.

La nicotina (tabaquismo) y su relación con las emociones de quién la consume [1]

A pesar de las campañas contra el tabaquismo y las probadas consecuencias destructivas en la salud humana, es un hecho que existe un gran número de personas que fuman, incluso personas del ámbito médico encargados de su combate, como lo son los oncólogos y sobre todo, neumólogos.
Si las personas que tienen amplia y bien fundamentada información sobre los efectos negativos del hecho de fumar (incluso, han visto los estragos puede hacer), fuman, me salta la pregunta ¿Por qué? Es prácticamente un hecho que el cigarro no es rico o sabroso, en el sentido de una comida o alimento en general. Tampoco, generalizando, el humo del cigarro tiene un olor agradable, como lo es un perfume o el olor a tierra mojada o el olor una persona femenina recién bañada. Es bien sabida la estrecha relación entre el sentido del gusto y el sentido del olfato por lo podemos afirmar que el cigarro ni huele bien ni sabe bien. Y sin embargo es un negocio de miles de millones de dólares. No fue sino hasta hace un par de décadas que estudios médicos establecieron la relación nicotina/cáncer, principalmente el enfisema pulmonar, pero también se relaciona con problemas cardiacos. Según la
Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos (2009) [2] casi el 16% de la población en México mayor de 15 años es fumadora, repartidos de la manera siguiente: 8 millones de hombres y 2.8 millones de mujeres. Como puede apreciarse, son muchas personas que atentan contra su salud (solo en México, pero a nivel mundial el asunto no es menos grave). ¿Por qué? Si tomamos un punto de vista psicoanalítico, podemos notar que el acto de fumar está muy vinculado con fijaciones en la etapa oral, que ocurre a partir del nacimiento y hasta aproximadamente los dos años de edad.
En esta etapa, el individuo introduce cosas a su boca para conocerlas. Pero también por la boca es que se alimenta, no el acto de un adulto que es por masticación, sino por succión (amamantamiento). Por lo que la boca es el punto donde se deposita la alimentación y la primera manera de conocer su entorno. La parte emocional sucede en el acto de alimentarse por parte del bebé. Así que dejando de lado la parte fisiológica de la nicotina cuando entra en el cuerpo humano, cuando un ser humano fuma, también obtiene funciones emocionales, recreando la su etapa oral.
De esta manera se puede establecer un vínculo, ya que así como el bebé es tranquilizado de un berrinche dándole de mamar, el fumador obtiene una satisfacción similar con el acto de fumar. Pero incluso, el paso del humo del cigarro por el esófago, evoca el sentimiento proporcionado por el acto de ingerir leche tibia. Con el placer de fumar, obtiene una sustitución de un placer anhelado. De ahí que se considere al cigarro como una muleta para compensar sus deficiencias y carencias afectivas.
El cigarro se constituye en un regulador emocional, aunque también, de manera tangencial aparece otro elemento, la idea de poseer entre sus dedos una braza de lumbre, símbolo ancestral de la supervivencia del hombre. Si a todo esto le aunamos la feroz campaña publicitaria, donde hombres y mujeres atractivos culminan sus hazañas (de toda índole) con un cigarro entre sus dedos, podemos entender el gran poder de penetración del tabaquismo en la sociedad mexicana. Ya mencione que el acto de fumar proporciona un elemento de ayuda emocional a la persona que realiza el acto de fumar.

Así que buscar las causas emocionales derivado del ambiente familia no es un paso tan descabellado, porque si el sujeto requiere de un apoyo emocional, habría que buscar los posibles motivos de esta necesidad en el núcleo familiar. Aunque también la búsqueda puede ser en el ambiente laboral, después de todo, un sujeto promedio pasa la mayor parte de su tiempo, entre la familia y el trabajo (o escuela, si se trata de estudiantes).
Con respecto a este punto, el tabaquismo presenta también un problema económico pues según la encuesta antes mencionada, los fumadores de entre 15 y 24 años gastan en promedio $ 295.10 al mes en la compra de cigarros, mientras que las personas de 65 años o más gastan $ 511.10 en el mismo periodo de tiempo. Tomando un promedio de $ 403.00 al mes, multiplicado por 10 millones de consumidores, nos puede dar una idea de la cantidad de dinero que genera al mes, en México, el acto de fumar.

Menciono esto porque pensar que desaparecer el tabaquismo de repente, además de ser prácticamente imposible, tendría repercusiones económicas importantes, que de una u otra manera haría su presencia en el ámbito familiar. Muchos de los métodos para dejar de fumar, solo se enfocan en el aspecto fisiológico del asunto, dejando de lado el aspecto emocional, salvo tal vez, las gomas de mascar, aunque me parece que fue pura suerte ya que hasta el momento no conozco alguna campaña integral que involucre ambos aspectos fisiológicos y emocionales.

La relación con la familia y tabaquismo, como podemos apreciar, no es poca (porque así se ve de primera instancia), sobre todo si nos apegamos al enfoque psicoanalítico de las personas, por lo que una atención interdisciplinaria podría tener una mayor tasa de ex adictos a la nicotina.


1 Basado en el artículo “El cigarro: una muleta para paralíticos emocionales”, revisado el el 05 de octubre de 2011
2 Documento PDF

viernes, 13 de enero de 2012

Mi experiencia, 50 Hordas Gear of War 3

Esta entrada está dirigida para los fanáticos del Gears of War 3 (gow3) en modo horda, es muy larga y tal vez le resulte aburrida para aquellos que no leen mucho. Hubiera puesto un video, pero terminar las 50 Hordas no fue algo planeado, ni modo.

Consejos para terminar las 50 hordas en gow3.
 
 
Bueno antes, les comento que por fin termine las 50 hordas. Heeeeeeee. Lo cual, si no tienes un equipo dedicado y que no se salga a cada rato, es harto complicado. Ese es mi caso. Pero como ven que hoy encontré otros dos jugadores que aguantaron conmigo (o yo con ellos) las 50 Hordas. Como siempre, empezamos cinco miembros, pero a eso de la horda 22 o 23, ya nada más quedábamos 3.

Ahora sí, mis tips. Nunca te alejes mucho de tus compañeros de equipo, sobre todo si todavía estás medio wey en el gow3, porque para revivirte, si estas lejos, pones en riesgo a los demás. A veces, aunque estés cerca, es mejor dejar que te maten a que maten a todo el equipo. El sistema de juego es medio inteligente, porque no te mata mientras estas caído, te deja que te arrastres para atraer a los demás jugadores. Te usa de carnada. En las hordas finales, recomiendo que a partir de la 20, lleva tu rifle de preferencia y un arma poderosa. Yo llevo el Lancer o el Retrolancer y el Lanzagranadas. De pistola, una Boltok, pero si puedo, llevo la Gorgon. Esto es porque conforme avanzas en las hordas, aparecen cada vez más Locust que te lleva mucho tiempo matar con cualquier rifle, por ejemplo los Grinder, Boomer o incluso los propios granaderos (esos son bien correosos y que de lata dan).

Además, la ventaja de llevar el Lanzagranadas, es que si haces un buen disparo colocado estratégicamente, te llevas más de un Locust por disparo. Lamentablemente solo tienes 6 tiros. Pero para eso puedes comparar más balas. Con respecto al dinero, siempre ten localizado las cajas donde puedes comprar munición; es caro (comprar munición) y cuando eliminas a los Locust, pueden recoger sus armas, pero te expones a que te agarren mientras recoges las armas. Además si usas bien tu arma pesada (como por ejemplo, el lanzagranadas, aunque otros prefieren el Torque Bow) ganarás más dinero. Recuerda que mientras más Locust mates, sobre todo de los más correosos, más dinero te dan.

Mi estrategia es revisar que tanta munición tengo en las hordas cercanas a los múltiplos de 10, es decir, la 18, 19, 20, 28, 29, 30, etc., previamente llevar granadas de destrucción (yo prefiero las de fragmentación). Entonces, si ves que vas bajo de munición, particularmente la de arma pesada y estas cerca de la horda múltiplo de 10, mi recomendación es que plantes tus granadas, antes de comprar munición. De esta manera, tienes la oportunidad de acabar con un par de Locust con tus granadas plantadas y las repones. Las granadas son buena ayuda, sobre todo si tienes la habilidad de plantarla en los Locust como el Grinder, Kantus, Boomer, etc. El problema es que generalmente los Locust pesados van acampañados de Locust de a pie, como los granaderos, guardias Theron, en general, los Drones.

Otro problema es que la explosión te puede alcanzar y hasta matarte. Yo utilizo la técnica de plantar la granada solo si tengo el panorama claro de lo que hay alrededor, para salir corriendo y que no me toque la explosión. Aunque también la utilizo en medidas desesperadas; si de plano estás rodeado en un lugar cerrado, ármate con tu granada, plántala en el enemigo más fuerte que puedas, intenta salir corriendo. Lo que puede pasar es que antes de que puedas plantarla, te derribe un enemigo, en cuyo caso, te inmolas y te llevas a un montón de Locust, y si puedes, llévate al más poderos. Otra posibilidad es que la puedas plantar y en la huida, te derriben. En este caso, intenta alejarte lo más que puedas del Locust con la granada plantada, con la oportunidad de que no te mate la explosión (raro) y te puedan revivir.

Otra posibilidad, es que efectivamente puedas salir, y te lleves a un montón de Locust (manita arriba!) Siguiendo con lo del dinero. Dependiendo de tu nivel de fortificación (yo ya puedo construir de todo, incluido el Silverback) la recomendación es que gastes tu dinero en las fortificaciones con la finalidad de avanzar y desbloquear todas. No recuerdo cual es el orden, pero por ahí lo pueden encontrar en Internet, lo que me acuerdo es que gaste al inicio en alambradas, torretas, torretas automáticas, señuelos, Silverback y centro de comando.

NOTA: para tener acceso al centro de comando, además de desbloquear las anteriores fortificaciones (alambrada, torretas, etc.) debes comparar el paquete Comando Horda, porque si no, no podrás aunque llegues a todos los niveles de fortificación anteriores. Pues sí, esto es un negocio. El paquete Comando Horda es un DLC (Downloadable Content) que lo puedes encontrar en la sección de compras del juego.

Pase mucho rato para saber esto, porque no podía construir el centro de comando, y todo mundo habla del centro de comando, pero no te dicen lo más obvio, que primero lo debes de tener. A mí me costó 800 microsoftPoints (que es el pancholar de la Xbox). Ahora bien, les comento mi experiencia para lograr las 50 Hordas. De los otros dos chavos, uno era bueno, pero no tenía el nivel suficiente para hacer fortificaciones centro de comando (o no ha comprado el paquete Comando Horda). El otro chavo ya podía construir el Silverback, y yo todo.

Personalmente no me gusta el Silverback, porque aunque es muy poderoso, también es muy fácil de dañar, sobre todo por los Tickers o las balas de francotiradores o las granadas. Es lento y caro. Eso sí muy poderoso. Más si tienes desbloqueado los lanzacohetes. Pero eso lo hacen más vulnerable, porque para lanzar cohetes, el Silverback debe quedar anclado, por lo que es todavía más propenso a recibir metralla.

Pero el chavo este, sabia controlar bastante bien el Silverback y sobre todo porque se colocó de manera estratégica. Hicimos las 50 Hordas en el mapa Azura, el cual tiene unos corredores. Pues el chavo del Silverback se quedaba en esa zona y a pura metralla detenía a los Locust. Y es que el Silverback tiene munición infinita y muy, baste, poderosa, incluso sin lanzar cohetes, la metralleta solita acaba en unos pocos segundo a la mayoría de los Locust pesados. Mientras que el chavo que no podía hacer fortificaciones muy avanzadas se dedico a colocar alambradas, torretas y torretas automáticas, el chavo del Silverback se dedicó a lo suyo, mi estrategia se centro en los centros de comando. Los centros de comando, son caros y nada más los puedes utilizar una vez. Ah, los bases (para poder construir alambradas, torretas, etc) las construimos donde ambas tienen la posibilidad de construir centro de comando (no todas las bases tienen esta posibilidad).

Lo que hago es no gastar dinero hasta la horda 8 o 9, donde construyo el centro de comando, nivel martillo del alba, esto cuesta $6 000, que si juegas bien, sin problemas los tienes al llegar a la horda 7 u 8. De vez en cuando, ayudo en la reconstrucción de las alambradas. Son buenas y detienen eficientemente a todos los Drones, pero son dañadas fácilmente y se te puede ir todo lo ganado en tener mucha alambrada al 100%. También cooperé para la reconstrucción de las torretas y torretas automáticas. Una buena combinación es una alambrada y su torreta automática en el nivel que da “toques” porque detienen muy bien a los Drones. El problema con esa estrategia es que las Hordas de Jefe (todos los múltiplos de 10) las acaban sin misericordia. Es que por lo general en esas hordas, salen Lambent Bersekers y Bersekers, Brumaks, Reavers, Grunkers, etc. Sobre todo los dos primeros, devastan cualquier nivel de alambrada y torretas, de cualquier tipo.

El costo de mantener las alambradas y las torretas automáticas no vale la pena. Según mi opinión es mejor tener torretas manuales, Silverback y centro de comando. Con respecto al centro de comando, es una ayuda que solo se puede invocar por vez unitaria, pero si se aplica correctamente, barre casi cualquier Locusto en el área de ataque. Yo me espero a tener el dinero suficiente para construir centro de comando nivel martillo del alba (los otros dos niveles son francotiradores y morteros). Pero lanzar el ataque de centro de comando, tiene su ingenio. Al parecer, la localización de los objetivos es totalmente aleatoria, es decir, no puedes apuntar a que disparar. Lo que he notado, para una actuación aceptable de un centro de comando, es que debes esperarte a que los Locust se encuentren al aire libre. Si un Locust está bajo techo, no será alcanzado por los morteros o el martillo del alba.

Tal vez solo los francotiradores puedan abatir Locust bajo techo. Sin embargo, el poder de ataque de un francotirador no se compara con el del martillo del alba. Los francotiradores acabaran fácilmente con casi cualquier soldado de a pie, pero no creo que puedan acabar con Maulers o Boomers. Así que invoco al centro de comando, como un minuto después de comenzar la horda, o si veo que se concentran muchos Locust en lugares al aire libre o si la mayoría de mis compañeros están abatidos (que en el caso que les platico, era cuando uno de ellos caía, pues nada más éramos 3). Una mala actuación de un centro de comando, es cuando solo acabas con uno o dos soldados de a pie. Es malo porque no recuperas la inversión (recuerden $6 000) y no puedes reconstruirlo para la siguiente horda.

Es buena estrategia tener tu centro de comando, pero no necesariamente utilizarlo. Es decir, yo lo construyo en la horda digamos 9, la uso, recupero mi inversión, la reconstruyo para la horda 10, la uso, recupero mi inversión, la reconstruyo y no la uso hasta la horda 19, esperando volver a repetir el patrón. Particularmente, en el juego en el que obtuve las 50 Hordas, no me salió la estrategia como la planee. Una vez porque el chavo de menor nivel (sin embargo, buen jugador), utilizo el centro de comando, supongo que porque no se pudo aguantar las ganas. El problema con que otro jugador utilice tu centro de comando, es que tú no recibes el dinero de los Locust abatidos, si no recibes ese dinero, pues no te va a alcanzar para volver a construirlo.

Otra cosa, en un par de ocasiones, cayeron mis compañeros de equipo y tuve que utilizar el centro de comando. Afortunadamente abatí muchos Locust, recuperé mi inversión y en medio del caos provocado por el lanzamiento del martillo del alba, te da la oportunidad de revivir a tus compañeros. Eso estuvo genial!, porque si tus compañeros están abatidos, lo más probable es que se encuentren rodeados de Locust, que serán barridos por el martillo del alba, el martillo del alba (o cualquier nivel que tengas de centro de comando) no los daña, y tu puedes ir corriendo por ellos, con el camino lo suficientemente despejado para revivirlos y que no te den de baja a ti también. Esta última sugerencia es buena, considérenla en su estrategia. Obviamente, tus compañeros caídos deben estar a descubierto, por lo que deberán moverse a un área al aire libre. En dos ocasiones utilizamos este método con muy buenos resultados!.

Conforme nos acercamos a la oleada 50, ya teníamos bien armado nuestra estrategia de ataque/defensa: el chavo del Silverback, se encontraba solo, acabando con los Locust en el corredor y como abatía muchos Locust, ganaba mucho dinero y podía reconstruir/reparar su Silverback, yo no le coopere con reparación alguna. En las últimas oleadas, prácticamente era una reconstrucción total del Silverback. El otro chavo y yo, andábamos uno tras otro, buscando y cuando podíamos, acabando con los Locust, que en los últimos niveles son más letales y difíciles de matar. Si uno caía el otro lo levantaba lo más pronto posible, mientras que el Silverback, si podía, abría fuego de cobertura, que en términos prácticos se traducía en un montón de Locust abatidos. Ya para las ultimas 10 hordas, teníamos tres alambradas de las más precarias (pinchos, me parece que es), dos torretas manuales, el Silverback y dos centros de comando.

Afortunadamente, me dejaron que utilizará el centro de comando según mi criterio. En verdad, este punto es importante, porque si alguien más lo utiliza, ese alguien más debería reconstruirlo. Pero no siempre recuperas tu inversión, así que lo mejor es dejar al jugador que construye su centro de comando, utilizarlo cuando crea pertinente. Si le falla y no recupera su inversión, ni hablar. Así que con dos centros de comando, el Silverback y una buena cobertura hombre-hombre (bueno hombre-mujer, en mi caso, porque yo juego con Anya o Bernie) acabamos finalmente con las 50 Hordas.

Quiero resaltar que no tuve comunicación alguna con estos chavos, de haberla tenido, habríamos sido todavía más eficientes. Por ejemplo, saber cuando alguien va a requerir ayuda. Hay ocasiones en que te rodean los Locust de a pie y como son muchos y muy correosos, un solo Gear (tu o tus compañeros) no podrá detenerlos. En ese caso, lo que yo hacía es salir corriendo, con la consiguiente pérdida de ingreso monetario (porque no mataba Locust). Pero vivo. En fin.

Saber cuando tienes a los Locust a tus espaldas. Muy frecuentemente, entretenido que estas disparando a un Locust, sobre todo de los pesados, no te das cuenta hasta que ya te abatieron. Repartir sabiamente el dinero. Si la finalidad es acabar las 50 Hordas, requerirás trabajo en equipo. Esto incluye una estrategia para gastar el dinero. Mi recomendación es en el orden siguiente: Silverback, centro de comando, torretas (si se pueden actualizadas a lo máximo, mejor, aunque en nuestro caso, utilizamos las mas chafas), pinchos, torretas automáticas y al último el señuelo. El señuelo te ayuda, porque distrae a los Locust, pero en las últimas hordas, parece que está hecho de papel de china. Así que no gasten en el señuelo, a menos que les sobre dinero y tengan una estrategia donde les sea útil tener un señuelo.

Respetar a quien construye el centro de comando. Esto es, dejar que lo utilice quien lo construyo. Ayudarlo, si le falta un poco de dinero para construirlo. Hubo una oleada donde me faltaban como $1 000 para construir el martillo del alba, por lo que tuve que dejarlo en morteros. Debes utilizar el centro de comando, si no lo construiste, si ves que tus compañeros han caído o si de plano están acorralados y el que dueño del centro de mando no está cerca. Después de eso, deberías reconstruir el centro de comando. Esto nos pasó, hubo como cuatro o cinco oleadas que repetimos, en las cuales, pudieron haber utilizado el centro de comando.

Con respecto a la resucitación, la cual también cuesta, y en las últimas oleadas, todavía más, yo no la recomiendo (a menos que sea la última y falten pocos Locust). Es preferible, volver a comenzar la oleada. Así que si no tienes la suerte de encontrar jugadores como los que yo, que de alguna manera nos dimos a entender cómo jugar, arma tu equipo con conocidos, conozcan sus habilidades y niveles, establezcan una serie de estrategias; por ejemplo estrategia de caído, si nada más es uno, tal vez dejarlo a su suerte, o si tienen comunicación, el caído puede decir que lo dejen; un par de ocasiones, hubiera preferido decirles que me dejaran, ya que faltaban pocos Locust y el ir por mí, significo volver a empezar.

Otra puede ser ir en parejas, tener cierta movilidad, pero nunca alejar mucho una de otra. Esto nos funcionó en mi caso ya que nada mas éramos tres. El chavo del Silverback era prácticamente imbatible (bueno, si llegaban a destruir al Silverback, pero ya casi para acabar con la oleada y el Silverback con dinero suficiente para ser reconstruido), mientras que el otro chavo y yo, la hacíamos de señuelo (llevábamos a los Locust al corredor de la “muerte”, donde el Silverback los masacraba). Esto es lo que yo llamo, estrategia de cobertura.

Siempre que puedan, utilicen la Mulcher, el arma que traen los Grinder. Sobre todo en las ultimas oleadas, que salen muchos Grinder, llévenlos a su base y al comienzo de la oleada acaben con todo lo que puedan, antes de vaciar las Mulcher. Son buenas para acabar con los Boomer (siempre y cuando tengas buena protección), Grinder, y si tienes buena puntería, a un monton de Drones. Tener dos centros de comando es buena estrategia. Generalmente por oleada utilizas una, pero si tienes dos, puede ser utilizada para imprevistos (como cuando caen tus amigos).

Utiliza los centros de comando preferentemente dentro del primer tercio de la oleada, a la mitad y al último no es aconsejable, a menos que se trate para terminar con el Brumak o cualquier jefe que pueda ser eliminado con el centro de comando (y el dinero te lo den a ti). Ah me faltaba una cosa bien importante. Marca enemigos (spot). Esto es una característica bien importante, pues le indicas a tus compañeros donde hay enemigos y de qué tipo son. Para marcarlos, tiene que apuntar al enemigo que quieres marcar (LT) y luego oprimir el Left Stick (la palanca izquierda), de esta manera aparecerá un círculo rojo sobre la cabeza del Locust que marcaste (eso es hacer spot) y tu personaje dirá algo así como “francotiradores a la vista”, no he puesto atención a que dicen exactamente, pero te dice la ubicación (el círculo rojo) y el tipo de Locust.

De esta manera podrán saber hacia dónde dirigir su fuerza de ataque o si es preferible replegarse a su base, donde deberán tener cuando menos una torreta y un par de alambradas, pero sobre todo la torreta, y así esperar a que los Locust se lancen en un ataque feroz. Si han notado, la fuerza de ataque principal de la Horda, es la fortaleza física de sus elementos, por eso es que les recomiendo llevar algo pesado como el lanzagranadas o el arco de torque.

Si leíste todo, felicidades y muchas gracias por ello!, creo que es la entrada más larga que he escrito.

Y pues nada, ya fin.

jueves, 12 de enero de 2012

Desarrollo normal y patológico

La siguiente entrada es un ensayo que me pidieron en la escuelita. Como el profesor me felicitó por el trabajo, se los comparto. A mí también me gusto harto mucho. Al releerlo note que tiene algunos defectos de redacción, pero la idea se entiende. Espero que también les resulte cuando menos interesante la lectura.
Saludos!

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) dice (entre otras acepciones) de la palabra normal: adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. Como puede apreciarse, el término normal, bajo un entendido genérico, es ajustarse a una normatividad aceptada por la sociedad que lo considera como tal (esto es por inferencia).

La misma RAE, con respecto a la patología, dice: f. Conjunto de síntomas de una enfermedad. Partiendo de estas dos definiciones, es incluso complicado poder decir o definir que se puede considerar que sea un desarrollo normal y que es un desarrollo patológico. En primer lugar porque el hecho que una sociedad considere cierta normatividad, por ejemplo, que la homosexualidad es “mala”, no necesariamente es así.

Por otra parte, la cuestión patológica es menos ambigua y más acercada a una aproximación carente de sentido moral, como es el caso del término “normal”. Quitando el sentido moral de bueno y malo, es la manera que considero correcta de habar de términos normales y patológicos, con respecto al tema de la personalidad.

Según Azpiros y Prieto [1]se pueden distinguir ciertos criterios para distinguir la anormalidad, que pueden ser estadísticos, legales, subjetivos, socioculturales y biológicos. Toda una gama que son aglutinadas por la cuestión estadística y el significado de norma, bajo ese contexto, es el de la mayor cantidad de elementos que se repiten conjuntados en lo que conoce como media de la muestra. Eso es normal. Según Jaspers [2] lo “anormal” no es una comprobación efectiva sino una valoración, y como es bien sabido, toda valoración tiene un elemento de subjetividad importante.

Por otra parte, y según el DSM IV, el diagnóstico del trastorno de la personalidad no es objetivo sino que se trata de una construcción social y como ejemplo me gustaría mencionar los rasgos que tienen en común los sicópatas y los ejecutivos de altos cargos empresariales, ya que según el psicólogo Paul Babiak, uno de cada 25 líderes de negocio [3] tiene características psicopáticas, cuando la proporción en la población de psicópatas se considera del 1% (es decir, 1 de cada 100, cuatro veces menos).

Aunque el término psicópata es sinónimo de asesino, para el común de la gente, evidentemente esto no es así. El término se refiere a personas que carecen (entre otros rasgos) de empatía hacia los demás, y que no les importa mucho las cuestiones morales con tal de lograr sus objetivos. Ese tipo de personalidad encaja bien con los aspectos deseados de un buen ejecutivo empresarial: lograr sus objetivos a costa de lo quien sea utilizando lo que sea.

Este es un buen ejemplo, pues mientras que un asesino que es psicópata es mal visto y hasta vituperado por la sociedad en general, un ejecutivo exitoso, también con personalidad psicópata, es incluso objeto de envidia por parte de la misma sociedad que censura el comportamiento del primero. ¿Es que hay una diferencia? ¡Por supuesto! Uno es un depredador de humanos, mientras que el otro también es un depredador, pero más bien de posiciones sociales. Tomando el caso Enron [4], comandada por una miríada de altos ejecutivos, muchos de ellos con características psicopáticas, llevaron a la ruina a miles de familias, directa e indirectamente y se considera una actitud reprobable.

Según veo, mientras que un asesino tiene como objetivo primordial el acabar con la vida humana, los altos ejecutivos (como en el caso Enron), guiados por una personalidad similar, no comparten el mismo objetivo primordial. Si bien es cierto que a consecuencia de los actos de estos ejecutivos, ocurrió la ruina y hasta el suicidio de más de una persona, que en términos estadísticos debe superar la cantidad de muertes de un asesino psicópata, es indudable que lo podríamos considerar normal, mientras que al otro definitivamente insano mental. Y sin embargo comparten una misma psicopatía.

Así pues, me parece que son las consecuencias y objetivos primordiales derivados de los actos de las personas, lo que nos puede dar una guía para determinar que podemos determinar como normal y que como anormal, y es que como muchas cosas de este mundo, se encuentra estrechamente relacionado a la temporalidad y a la sociedad en la que se desenvuelva.

Referencias



1 Lo normal y lo patológico

2 Jaspers, K., Psicopatología General. 3ra edición en español. Fondo de Cultura Económica

3 Líderes empresariales

4 Caso Enron

jueves, 5 de enero de 2012

Pero no siempre, te dan a elegir

Si me das a elegir
entre tú y mis ideas
a que yo sin ellas, soy un hombre perdido.
Si me das a elegir
entre tú y la gloria
pa que lleve la autoría de mí, a por los siglos.
Si me das a elegir
entre tú y ese cielo
donde libres el vuelo
pa llegar al olvido.
Si me das a elegir
me quedo contigo.
Si me das a elegir
entre tú y la riqueza
con esa grandeza que lleva consigo.
Si me das a elegir
me quedo contigo.
Porque me he enamorado
y te quiero, te quiero
solo deseo estar a tu lado
soñar con tus ojos

¡Besarte los labios!



Pinchi amor...

lunes, 2 de enero de 2012

Aire

En mi pueblo, hay una leyenda, de un dios que se volvió al cristianismo. Es el dios del aire. Y desde la noche del 31 de diciembre de2011 hasta el día de hoy, 2 de enero de 2012, ha soplado con energía. Como todavía hay muchos árboles, pero árboles de a de veras, no esos arbustos que tienen en las ciudades, el sonido del aire cuando corre a través de las ramas, de las copas de los altos árboles, resulta tranquilizante a mis oídos.

Me recuerda vagamente al sonido del oleaje del mar. Viene, está y se va. Una ola. Luego otra. Y así. Más o menos así se escucha el sonido del aire a través de los árboles. Como en oleadas. Un “gsssshsshshshshs” tras otro. No todos están contentos. Porque este aire es maldoso. Si no afianzaste bien tu ropa recién lavada, seguro ya no está. Y los techos (cada vez menos) de lámina, recienten los daños del aire maldoso.

Pero a mí me gusta. Si dejo abierta la puerta del cuarto, el aire se encarga de cerrarla en un portazo. Como si fuera una novia enojada que decide terminar la discusión. Azota la puerta, para decir lo que no puede en palabras.

“!Eres imposible¡”
“!Madura¡”
“¡No quiero escuchar tus explicaciones!”
Algo así. Y a pesar de esa asociación, me gusta que el aire sople, sople, sople. Desde mi cuarto, a través de las ventanas, puedo ver como se mueven los árboles, sus ramas, al compás impuesto por el soplido del aire. Viento es mejor descripción. Creo que sí. Porque aire es lo que respiramos, mientras que el viento, que también podemos respirar es más bien un aire furibundo. Aunque a lo mejor, nada más está jugando. Es como jugar con un tigre. Aunque juegue, tan poderoso es el tigre, que incluso sin afán de dañarte, te puede dañar.

Así es el aire por acá. Podría apostar que si se ponen hélices eólicas, esos descendientes de los antiguos molinos de viento, se generaría una buena cantidad de energía. Aunque tal vez no sea buena idea proponérselo a un empresario. No cambiaría un parque eólico por los parques de árboles que todavía existen. No creo que las hélices suenen como las ramas de los árboles. Y un árbol es inconmensurablemente más hermoso que esas imponentes hélices artificiales.

Así que mientras afuera esta el aire-tigre, yo estoy en la seguridad de mi casa. Mi casa, el último refugio que me hace no perder la cordura. El aire-tigre me recuerda lo bello que es afuera, a pesar de la rudeza y la violencia. Tal vez solo es la vida que quiere jugar conmigo.
Vida, no te manches y mide tus fuerzas. Que ahorita no estoy en mi mejor momento. Sí, juego, pero controla tu temperamento. Dame un respiro.

domingo, 1 de enero de 2012

Seguir en el camino

Pues ya han pasado varios meses desde mi, eh, como decirlo, mi falta de interés en la actividad laboral.  Junto con ese paso de meses, ha pasado el 2011. Ahora, ya casi termina el primer día del 2012.
Sin embargo, para mí, es como cualquier otro día. De estos últimos días, quiero decir. No me emociona en modo alguno, ni tampoco me siento con energía para hacer cosas. Pero no hay vuelta de hoja. No recuerdo si lo comente en anteriores entradas, pero estos últimos meses, sobre todo diciembre de 2011, quería no se acabara o que pasara muy rápido.

No pasó ni lo uno ni lo otro. Que posibilidad para que eso pasara. Pasó como tuvo que pasar, ni rápido ni lento. Solo pasó. Ahora, sentado frente a mi computadora, quiero no pensar, pensar que haré o que no haré, porque en realidad no lo sé.

Es lo malo de pensar. No hay vuelta de hoja. A estas alturas de mi vida, con mis creencias más que afianzadas, ya no puedo  abandonarme a la voluntad de un dios. No lo puedo hacer aunque quiera, porque no creo. Si alguna vez fui creyente, hace tiempo que no lo soy. Tienes sus cosas buenas y sus cosas malas.

Aunque en estos momentos me hace mucha falta dejar que la voluntad de un ser superior me diga: “Hey, no pasa nada, todo pasa por algo y ese algo es para que te encuentres mejor. Confía. Ten fe.” Porque aunque es lo que quiero (dejar la volición de mi vida a aquel ser que tenga las respuestas correctas), pero como no creo, no me es posible abandonarme a esa seguridad.

Ni modo; al parecer, solo el escribir, dejar mi sentir plasmado por acá, me solventa un poco este sentimiento de ¿tristeza, enojo, indiferencia, desconfianza, decepción? Un poco de todo, supongo. No estoy muy seguro, pero creo que escribo estos sentimientos de abatimiento, con la esperanza que en el corto plazo (espero que sea corto), los vuelva a leer y me diga “Híjole, que intenso me encontraba en esa época”

Así que no queda de otra, hay que seguir con la vida, porque ella no se detiene. Aunque quieras.