jueves, 20 de enero de 2022

De la incomprensibilidad de los dioses, si es que existen.

 

Hay muchos programas de televisión, actualmente, series en cadenas de video bajo demanda, como Netflix, donde se aborda el tema de Dios y su relación con sus creaciones. Específicamente, el ser humano (y sus regulares interacciones con los ángeles).

Acabo de terminar de ver la serie de Netflix Lucifer. Trata sobre la vida de Lucifer en la tierra, en la actualidad, En los Ángeles, California. Lucifer es un millonario, que posee un lugar de entretenimiento. Se encarga de proporcionar “favores” a los humanos, después de aburrirse de estar en el infierno, castigando a los pecadores.

La cuestión sobre esta visión del Diablo, viviendo entre humanos, como un humano más, es que se comporta como un humano más. Es decir, fuera de su gran poder, el ser millonario, que bien podría ajustarse a otro personaje ficticio, Batman. Pero Batman es humano. El Diablo no.

Sin embargo, su problemática es muy humana: se enamora, se enoja, ríe, llora, se frustra. Como todo ser humano. Y ahí radica la cuestión. No debería ajustarse al comportamiento humano. Es una divinidad. Por otra parte, ya los griegos nos han contado la historia de sus dioses, que siendo dioses, se comportan de manera muy humana.

Tienen deseos, son egoístas, luchan por ver quién es el más poderoso, se enamoran, llegando al grado de enajenarse con humanos. Por favor, son dioses.

De existir Dios, sería incompresible para los humanos intentar siquiera, entender su actuar. No deberían estar sujetos a las pasiones humanas. Pero no sabría explicar cómo debería ser su comportamiento. No soy un dios y no conozco a uno.

Tanto en la literatura, como en las películas y series de televisión,  cuando se narran historias de dioses, es en realidad la historia de un humano con mucho poder. Usualmente un poder meta humano. Es decir, son extremadamente poderosos, pueden volar, son inmunes a cualquier elemento que potencialmente puede matar a un humano, son longevos, por no mencionar que no envejecen. Dada esa longevidad, les permite ser millonarios.

Por ejemplo, Superman, que en su identidad secreta se desempeña como reportero, en el fondo él no se preocupa realmente por las situaciones que a cualquier ser humano le preocuparía. Como estar en peligro de muerte, proteger a sus seres amados. Porque saben que, dado el caso, recurren a sus poderes meta humanos y salvan la situación.

Los griegos ya lo refirieron: se llama Deux Ex Machina, el dios de la máquina. Es la manera en como resuelven un problema irresolvible en términos humanos. Por ejemplo, en el Señor de los Anillos, cuando Gandalf va con los Hobbits, Aragorn, Gimli y los demás, al internarse a Moria, la mina del enano y se encuentran con el Balrog (una especie de demonio ultra poderoso) y lo enfrenta, sabiendo que lo más seguro es que lo mate, el Deux Ex Machina sale a relucir porque logra ganarle, aduciendo a poderes místicos más allá de la humanidad. Logra una mejora en su desempeño. ¿Por qué? Pues porque en realidad Gandalf no es humano, es un ser superior.

Pero en la realidad, la humanidad no es un ser superior. Aquí me surge el cuestionamiento del porqué nos empeñamos (bueno no todos, pero sí los que cuentan las historias) en pensar en seres meta humanos, si no existen.

Creo que se trata de un mecanismo de defensa de nuestra evidente impotencia para solucionar problemas que no pueden ser solucionados por una persona. Por muy poderosa que sea. Estoy pensando en los millonarios, como Carlos Slim en México, y más específicamente en estos momentos, pienso en Steve Jobs. Millonario, idolatrado por millones de personas en todo el mundo, con una inteligencia sui generis. Con todo y eso, un cáncer de páncreas se lo llevó. Ni Gandalf, ni Superman, Batman podrían morir de manera tan humana.

Las películas de Spiderman, Superman, Los Vengadores, Los Eternos nos muestran esas imposibilidades de existencia. Los dioses no existen, más que en el imaginario. Y Dios entra en esa categoría. Mucha gente cree que Dios existe. Pero si se toman el tiempo necesario para pensar en su existencia, se darían cuenta que es el paliativo, el mecanismo de defensa que les dice “ey, todo va a estar bien, Dios sabe lo que hace”.

Durante el desarrollo del ser humano, los padres vienen a solventar (en los casos de tener buenos padres, aclaro) a la presencia de Dios. Los padres hacen lo posible por resolver la problemática de sus vástagos. Y uno, siendo infante, sabe que ellos, papá y mamá, sabrán que hacer. Incluso no es necesario llegar a pensar “mis papás me van a sacar de este problema”. Simplemente sucede.

Conforme vas creciendo, te das cuenta que tus padres no son dioses, que también tienen defectos y deficiencias, que va a llegar un momento en el cual ya no te podrán ayudar, aunque quieran. Porque la edad, las vicisitudes de la vida y tu crecimiento cronológico juegan en tu contra.

De un día para otro ya puedes votar. Recuerdo el día que fui mayor de edad. Por favor, si ayer era un no imputable judicialmente hablando, hoy, escasas 24 horas con respecto a ayer, ya lo soy. ¿Quiere decir que en 24 horas ya soy un hombre? ¿Quiere decir que en 24 horas ya tengo todo lo necesario para enfrentar la vida, ya sin mis padres?

Aquí entra también el tema del destino. Si Dios ya escribió nuestro destino, no somos más que personajes de un libro, cuento, película o serie de TV. Nuestro destinó dependerá de la imaginación del o los escritores. A veces, ese destino se ve influenciado por la popularidad del personaje. Tal fue el caso de uno de los Robin de Batman, que por votación se decidió si moría o seguía vivo.

Pero, en mi experiencia, no puedo concebir que Dios ya escribiera mi destino. Porque entonces, todo lo bueno y lo malo que he vivido y que habré de vivir, ya está preconcebido. Yo ni siquiera sería un actor. Porque el actor está consciente de su personaje, sabe que eso es que hace no es él. Es una personificación de la imaginación de alguien más.

Además, ¿Por qué Dios habría de escribir historias desgarradoras, de sufrimiento, pudiendo relatar puras historias de éxito y finales felices? Por eso, series como Lucifer, se presentan tan humanizadas (y he ahí la razón de que gusten tanto) que se trata de un super héroe más. Apelan al libre albedrío de cada ser humano, y en este caso entonces Dios, no ha escrito un destino. Te deja ser, a ver qué haces. Pero si haces mal, haces daño ¿Por qué no te detiene? Y aquí recuerdo hechos históricos como la vida de Hitler, el padre pederasta Marcial Maciel, muchos ex presidentes mexicanos, empezando por Carlos Salinas de Gortari, que tanto daño han hecho a la humanidad y no hay castigo, bueno, ni siquiera hay un poder que los detenga en su hacer.

Creo que es imposible escribir sobre el comportamiento de los dioses. Es como si un perro o un gato o cualquier mascota escribirán sobre la humanidad. Simplemente no hay un lenguaje de pleno entendimiento. Porque todas las historias sobre dioses o seres supremos, terminan siendo relatadas desde el entendimiento humano, con pasiones, amores, desencuentros y todos los sentimientos que son propios de la humanidad.

Por eso creo que Dios no existe. Así como no existe Superman.