martes, 31 de diciembre de 2013

Yupi

Feliz 2014! Feliz año nuevo! Yupi Yupi!

*Pone cara de felicidad tan expresiva que todo mundo se da cuenta de su sarcasmo*

A mi la edad me vuelve más intolerante y decepcionado de la humanidad. Hasta hace un par de años, era costumbre ir con mis papás y hermanos a un pueblo cercano con mis abuelos. Ahí celebramos (celebraba) el año nuevo. 

No me parece justo que siempre tengamos que desplazarnos hasta ese pueblo. Esta a media hora, pero siempre somos nosotros los que nos movemos. El año pasado le dije a mis padres que yo no iba. Y no fui. Este año, no sé si por efecto de mi personalidad, se identifican con mi pensamiento o (lo más probable) que mis hermanos ya tienen hijos, este año la pasaremos en casa de mis padres.

Cada año se consolida la idea en mí de que el año nuevo es un día como cualquier otro, sin mayor trascendencia que un vil trámite. Como cuando uno se gradúa. Es un vil trámite. Lo importante quedó atrás, en los 364 días que le preceden.

Me estoy convirtiendo en la gente gris de Momo, o como los Dementores de Harry Potter. Es la edad. Como sea: Feliz Año Nuevo, espero que ustedes si la pasen contentos y felices. Bienaventurados aquellos que no se dan cuenta! No saber es la felicidad!

lunes, 23 de diciembre de 2013

La sonrisa de un niño

En una entrada pasada, comentaba sobre una foto mía donde estoy sonriente. Era un niño de 4 o 5 años. Y me preguntaba que me hacía tan feliz. Hoy soy tío de hermosos pequeños, hijos de hermanos míos; apenas van para los dos años de vida o un poco más.
 
En ellos veo y escucho esas sonoras carcajadas y esas sonrisas plenas. De qué o por qué se ríen es un misterio. Nunca había convivido tan cercana y duraderamente con un niño. Entiendo todas esas frases de que la risa de un niño es única. Es verdad. Son felices sin razón aparente. Simplemente son felices.
 
Creo que alguna vez fui así. Extraño esa felicidad. Pero además de este hallazgo, he sido testigo de otro. He visto como fue mi madre, como madre ¡Se divierte con ellos! La veo y le pregunto si es producto de su experiencia como madre, a lo que ella me contesta, que no, que siempre fue así.
 
Le pregunto que cual es la diferencia de cuando nos crió y ahora, que de vez en cuando, cuida a sus nietos. Su respuesta es, la energía. Me dice que ya no tiene la energía de antes. Pero en verdad disfruta de cuidar a sus descendientes. Cuidar en todo el sentido de la palabra. Los procura en alimentación, vestido, limpieza, bueno, hasta juega con ellos. Y se divierte. Veo que en verdad lo disfruta.
 
Me he convencido totalmente que si no me he perdido en el camino, es gracias a ella. Solo un ángel es capaz de querer y cuidar a un demonio, a pesar de ser demonio. Le he dicho en vida que de verdad la voy a extrañar, cuando tenga que irse para siempre. Solo me mira, con esos pequeños ojos y no sabe que decirme.
 
No lo sabe porque sabe que yo requiero de una respuesta veraz y probable. Y supongo que dicha respuesta no existe. No en los términos que necesito.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Soliloquio decembrino

Así como lo dice el título de esta entrada, escribiré para mí; digo esto porque tal vez te resulte no interesante y hasta aburrido.

Nunca he tenido una novia. De verdad. Por supuesto que he salido con mujeres. Pero nunca le he pedido a una que sea mi novia. Digamos, que todo se da por enterado. Y otra cosa curiosa: todas mis relaciones de “noviazgo” han sido con mujeres que han estado comprometidas (con novio o en proceso de separación).
Ya me había dado cuenta de este patrón: mujeres comprometidas. En mi favor, diré que no es una condición para buscar pareja. Es decir, no ando buscando mujeres comprometidas. Al menos no de manera consciente. Y de manera inconsciente no sé cómo le hago.
El punto es que me relaciono con mujeres comprometidas. Como dije anteriormente, ya me había dado cuenta de este patrón. Y por más que le buscaba la cuadratura al círculo, pues no encontraba una explicación. Hasta esta semana.
Esta semana tuve una comida con el que considero un maestro para mí, es encargado de un sistema de salud público. A saber, es doctor en psicología clínica. No es raro, pues, que lo tenga en tal alta estima y escuche y estudie con profundidad lo que piensa y dice.
Así que al calor de las copas, porque la comida fue el pretexto para dejar que Dionisio nos procurara con sus bendiciones (mañosos, dice mi madre), le comenté esta condición tan peculiar mía. Y se la conté porque he sido desechado como objeto amoroso (me cortaron, pues). Y ando dolido y muy triste.
No pasaron ni cinco segundos, cuando mi mentor, en una actitud de profesor a punto de revelar un teorema, me mira y dice “hay psicólogo, es tan obvio, tienes un Edipo no resuelto”. ¡Fum! Tan solo escuchar la palabra “Edipo” todo fue muy claro como el cristal. Es cierto, mis relaciones han sido absolutamente edípicas.
Yo soy el hijo, el hijo que compite con el amor de una mujer, su madre, a su contrario natural, su padre. “Tu, hombre, no te mereces esta mujer. Es mía, no tuya”. Por supuesto que es totalmente simbólico el asunto. De hecho, he conocido a pocos de mis contrincantes. Y de conocerlos, solo de vista.
Pero eso no quita toda la carga simbólica que ellos representan. Un padre, al cual no odio, pero que no merece a la mujer que tiene. Eso, estimados lectores, es lo que me pasa. Desde hace tiempo creo que mi padre no merece a la mujer que tiene. Pero amo profundamente a este hombre, mi padre, mi verdadero padre, mi padre biológico.
Y también amo, incluso más, a mi madre, la mujer que no merece mi padre. Así pues, no puedo odiar a mi padre, ni siquiera verlo en actitud de juez ¡Es mi padre! Y tampoco puedo exigir que mi madre lo deje. Porque ella sabe tan o más que yo, lo que yo no he comprobado (y ni quiero).
Así pues, mi psicoanalista, podría teorizar, con mucha precisión que yo, al no poder decirle a mi padre que no se merece a la mujer que tiene, y no poder decirle a mi madre, que se aleje de ese hombre, que es mi padre, lo vivo en mis relaciones de pareja. Es ahí donde sí puedo decirle a mi madre que deje a ese hombre, donde incluso puedo darme el lujo de menospreciar, a ese, mi padre, donde puedo competir y quitarle a su mujer, para que me ame, quiera y procure solo a mí, porque no sabe lo que tiene, no merece lo que tiene ¡Mejor yo!
Y como todas las cosas, luego del asombro inicial y de encontrar un indicio más de que el psicoanálisis y la psicodinamia están muy vigentes y funcionales, pasé a formularme la cuestión ¿Y de que me sirve saber este hallazgo? Bien, por el momento ha sido para dar una respuesta durante mucho tiempo buscada. Y tal vez, con el tiempo, pueda encontrar un uso más práctico, que vaya más allá de una anécdota interesante, y hasta quizás, chusca.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Insomnio

Me duermo a las 12 de la noche, y a veces, concilio el sueño hasta las 2 a.m.

Me despierto a las 4 a.m., aunque a veces desde las 3 a. m. . Solía dormir 8 horas al hilo.

En ese lapso que me despierto, me vuelvo a dormir, para despertar una hora después. Dos si me va excelente. Ese par de horas es cuando verdaderamente descanso.

Esto debería ir al Twitter.

Tu deberías estar conmigo. Interesante propuesta de abandonarme en los fríos de invierno. Interesante.

En fin.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Fractales y podofilia

Veamos, por dónde empezar. Tengo podofilia (no pedofilia, eso es otra cosa), que es la parafilia sobre los pies. Pies de mujer. La podofilia es una catexia que es colocada en los pies. A ver, en términos ralos: me excita ver los pies de las mujeres.

Muchas veces se confunde esto con ser pervertido. Y todo depende del contexto. Según Freud, cualquier expresión de la sexualidad cuya finalidad no es la procreación, es una perversión. Definitivamente los pies no conllevan a la procreación en sí mismo. De ahí que sea considerada una perversión.
 
Sin embargo, fuera de esa “extrañeza” de sentirse excitado por los pies femeninos, no hay, intrínsecamente, una perversión; perversión entendida como algo malo o prohibido. Y no tienen (o tal vez sí) idea de la cantidad de hombres, y supongo que mujeres, que tienen fetichismo por los pies. Y las mismas mujeres lo promueven, basta notar la cantidad de modelos de zapatos para las mujeres, sobre todo zapatillas y en general zapato abierto que existe en el mercado.
 
Pero aun y que hay muchos con este tipo de expresión sexual, y que actualmente ya no se considera una perversión, me intriga la razón de ese “gusto”. Es que no tengo idea de donde me vino este gusto. El evento más temprano que recuerdo con respecto a la podofilia, es cuando estaba en la secundaria (13 o 14 años tendría). Una compañera solía utilizar zapato abierto, que si bien no era zapatilla, tampoco eran los tan anti sexys zapato cerrado que se acostumbra usar en la secundaria.
 
Y me gustaba ver sus pies. O la parte que enseñaba, que era el empeine. Esta compañera, además, tenía un prominente busto, que a su muy tierna edad, la hacía sobresalir sobre la mayoría de las demás mujeres. Tenía unas tetas hermosas. Pero bueno, las tetas (que es mi parafilia predilecta) me llevaron a los pies. Después de ese periodo como que entre en latencia y ya no le daba mucha importancia, hasta que llegue a la universidad. Digo, de vez en cuando volteaba a ver los pies de las mujeres, en el periodo de la preparatoria, pero fue hasta la universidad cuando tome consciencia de esa excitación que hasta llegué a pensar que era raro.
 
De hecho, así fue durante mucho tiempo. En aquella época no tenía nociones de psicología, mi carrera estaba enfocada a un rumbo totalmente distinto (ingeniería), era mucho más ajeno a mirar y explorar dentro de mí. Además la universidad es tan absorbente que realmente queda poco tiempo a estar filosofando.
 
Hace un par de años que me comencé a preguntar la razón de esta parafilia. Aunque desde hace más años ya me había dado cuenta que en realidad era una expresión de la sexualidad más común de lo que pensaba, que de hecho está presente en la mayoría de los hombres heterosexuales y que además demuestra una feminidad profunda (el uso de zapato abierto por parte de las mujeres), casi como usar falda.
 
En esta investigación, he leído que una posible explicación de la podofilia es el gateo, es decir, que como los bebés pasan un primer periodo gateando, lo que tienen a su alcance son los pies de sus padres. Y como casi siempre es la mamá la que se queda a cargo del bebé o en su defecto, los encargados de un bebé (como en una guardería) son mujeres, pues de ahí nace esta parafilia. Esta explicación no me convenció del todo.
 
No recuerdo nada de cuando era bebé. No recuerdo haber gateado. Así que si el gatear es el origen de la podofilia, debe estar muy profundamente oculta en el inconsciente. Además esta explicación como que no cuadra con las mujeres. Las mujeres gustan, creo, de lucir con zapatos abiertos, mientas que los hombres nos excitamos de verlas con zapato abierto. No creo que una mujer se excite por ver sus pies en zapato abierto; tal vez se exciten que nos excitamos.
 
Pero incluso eso es muy debatible. Mi punto es que yo no me excito por ver mis pies, ni me dan ganas de ponerme zapatillas, sin embargo adoro ver unos pies enfundados en sexys zapatillas. Y después de esa explicación, ya no encontré otra razonable. Es como los senos de las mujeres, que nos resultan tan altamente erotizantes. Tal vez la podofilia es del mismo tipo. Que quien sabe cuál es el tipo, pero es del mismo tipo.
 
Así que pragmático que soy, comencé a analizar la razón de este gusto. Y me di cuenta que no es el pie en sí mismo lo que me resulta tan atractivo. Es la posición. Es decir, cuando veo a una mujer que usa zapatillas y me gusta, y veo a esa mujer sin zapatillas, inclusive, descalza, la excitación no es la misma. Prefiero verla en zapatillas que descalza. Sí, de eso me acabo de dar cuenta, y por eso es que escribo esta entrada.
 
Me parece que la fuente de la excitación por los pies femeninos es el resultado de la manera en como lucen, cuando están enfundados en zapatillas, principalmente. Y lucen con curvas. Cuando están descalzos, los pies lucen menos curvos. De ahí la otra parte del título, fractales. Básicamente, un fractal es una estructura que se conforma de la misma figura que representa, como el triángulo de Sierpinski.
 
Y he llegado a la conclusión de que la curvatura que se hace en el arco del pie y la curvatura del empeine, remiten a la curvatura del cuerpo femenino. Es decir, la cintura sería el arco del pie, la cadera vendría a estar en el talón y los pechos en la curvatura del metatarso. Así que los pies, cuando están curvados de manera no natural, por el uso de una zapatilla, remiten al cuerpo femenino. Y a quien no le gusta ver las curvaturas de una mujer.
 
Por cierto, los gringos utilizan el término “feet cleavage”, para referirse a la podofilia, y que viene a traducirse literalmente como "escote del pie”. Curioso.
 
Ya puedo dormir tranquilo. Bueno, en realidad no. Pero esa es otra historia.
 
Referencias (algunas).
 

viernes, 29 de noviembre de 2013

jueves, 21 de noviembre de 2013

La luna

Desde que los teléfonos sacan fotos, digamos, aceptables, tenía el deseo de fotografiar a la luna, tal como la veo por las noches. Siempre obtuve este tipo de fotos:
 
 
¡Por favor! Eso no es lo que estoy viendo. Claro, hay que utilizar la herramienta adecuada. Y para tomar una foto nocturna, una cámara de celular, pues no es suficiente. Se tiene que ajustar el ISO (que me parece es el grado de sensibilidad de la película fotográfica), la velocidad de obturación y el diafragma (que es algo así como la velocidad de parpadeo y que tan abierto o cerrado está el párpado, si lo pongo en términos humanos). Y entonces sale algo ya decente, como esto:
 
 
 
¡Lo conseguí! Una foto de la luna que refleja mucho mejor lo que estoy viendo. Definitivamente una cámara es la herramienta adecuada, si lo que quieres es tomar fotos decentes. Dejo aquí otra toma que me gustó mucho.

 
No soy profesional de la fotografía, así que tal vez este exagerando, pero mis tomas de verdad me gustaron mucho. Por cierto, todas las fotos están recortadas.
 
¡Saludos!

jueves, 14 de noviembre de 2013

Fotografié un OVNI

¿Más vale tarde que nunca?

Mi relación con los ovnis es variopinta. En mis años mozos fui un creyente. Con el paso del tiempo me volví escéptico. Ahora no me importa si existen o no. El tema ovni fue la entrada para que me volviera un asiduo lector. Gracias a los ovnis es que comencé a leer más de un libro por mes. Bueno, comencé a leer.

Recuerdo que mi papá, con muy buenas intenciones, pero pésima ejecución, me quiso hacer un lector. Me regaló, autografiado, el libro “Platero y Yo”. A mis escasos 9 o 10 años no llamó en absoluto mi atención, amén de que utiliza un lenguaje “rebuscado” (en esa época para mí) de tal suerte que le preguntaba constantemente ¿Y esta palabra que significa? ¿Y esta otra? Total, mi papá se cansó y yo me libre de leerlo. Incluso hoy día no lo he leído. Mmm…
 
Sin embargo, digamos que sí leía. Me gustaba mucho una revista que se llamaba “Duda, lo increíble es la verdad” de la extinta Editorial Posada. Era un panfletucho que abordaba temas esotéricos, supernaturales bajo una óptica cientificoide. De esa revista me entró la curiosidad y el afán de leer sobre extraterrestres, ovnis, fantasmas, meta física, eventos paranormales, etc.
 
La verdad es que todavía conservo algunos ejemplares; soy un coleccionista de esa revista, aunque no tengo muchas. Si tú, lector, tienes ejemplares y te quieres deshacer de ellos, contáctame. Me gusta mucho, porque uno de los dibujantes, mi preferido, Luis Chávez Peón, hacía unos trazos que despertaban en mí (aun lo hacen) ese sentimiento de estar ante algo críptico, vedado, que se muestra a un reducido número de iniciados.
 
Sus dibujos suelen ser sombríos, pero bien hechos. Y como la revista era de bajo presupuesto, los colores reinantes eran el negro y casi todo lo demás de un color naranja, una combinación difícil de manejar, pero que supieron sortear con bastante éxito. Sé que esa revista incluso se exportó a Japón y Argentina, cuando menos.
 
Muchos parientes míos, en su incipiente pubertad, la compraban y pues yo disfrutaba de sus escandalosos titulares:

  • ¿Eran extraterrestres los Mayas?
  • ¿Hubo civilizaciones subterráneas antes del diluvio?
  • Las 37 mil figurillas de Acámbaro: ¿Archivo de los Dioses?
 
Mi abuela me decía que me iba a volver loco por leer “esas loqueras”. Así que con esa “formación” como antecedente, me maraville con el primer libro que leí: “La punta del Iceberg” de Juan José Benítez, o J. J. Benítez, más conocido por su saga de libros “Caballo de Troya”, que obviamente también leí.
 
Durante mucho tiempo fue mi autor preferido. No tenía otro. De su vasta obra, solo me siguen gustando dos, el ya mencionado “La punta del Iceberg” y “La quinta columna”. Incluso se los recomiendo, a sabiendas que lo más probable es que sea fruto de su incontenible imaginación, ya que esos libros se ostentan más como un producto de investigación y entrevistas, relacionadas con los ovnis y extraterrestres.

Pero son entretenidos y fáciles de leer. Así fue como me convertí en “creyente”. Mi credulidad, ahora lo razono, era más por esa cuestión de ser un tema “oculto” que por lo increíble que es pensar en otra forma de vida, más allá del globo terráqueo. De esa época recuerdo como me desvelaba viendo por el canal 9 de la Ciudad de México a Nino Canún y su programa ¿Y usted qué opina? De esa época es, el hoy tan desacreditado Jaime Maussan. Me parece que en ese programa definió su carrera. 
 
Porque tal vez no lo sepan, pero Jaime Maussan hacia periodismo serio, de investigación, tipo Ricardo Rocha. Jaime hacia reportajes para el programa “60 minutos”. Supongo que vio y vivió el potencial económico del tema ovni y ahí se quedó. El dinero es el dinero, sí señor.
Curiosamente, por esas fechas, yo iba a la escuela en la tarde, por lo que llegaba a eso de las 9 o 10 de la noche, hora que comenzaba el programa. Y hasta el otro día. Así que tantito el niño es risueño y todavía le haces cosquillas.

Así que durante mucho tiempo miraba al cielo en busca de esa prueba irrefutable de la existencia de los ovnis, poder decir “sí, yo vi uno” o mejor aún “le saqué una foto”. Incluso acampé en cerro, en pleno despoblado, con amigos, claro, ellos para definir una hombría, creo, y yo también, pero con una finalidad oculta: ser testigo de un avistamiento.

Pensaba yo, que si pasaban casos en la TV, entonces no podría ser tan imposible ser testigo de uno. Y pasaron las acampadas y el escudriñamiento al cielo y los años y las lecturas se fueron especializando, en temas netamente científicos, en lecturas serías de grandes filósofos y me volví contra ello que tanto me entusiasmó. Un escéptico. Aún lo soy. Solo que ahora no me importa si hay o no hay vida en otro planeta. Si hay, que bien. Y si no, pues no y ya.
 
Sigo volteando al cielo, ya no en busca de ovnis, volteo solo para maravillarme de lo poca cosa que soy, que somos como humanos. Allá arriba, hay lugares tan inhóspitos que el tan solo teorizar en cómo se puede vivir en esos lugares, resulta fascinante. El saber que nuestro astro rey, está por debajo de verdaderos colosos como Betelgeuse o Antares, me sigue asombrando.
 
Disculparan mi verborrea escribana, la verdad no pensé en escribir tanto para esta entrada. Porque el tema es que fotografié un ovni. Eso, un Objeto Volador No Identificado. A menos yo no lo puedo identificar. ¡Ah! Que hubiera dado por sacar esta evidencia en aquella época, de cuando era creyente.
 
Porque fotografié un ovni, no un extraterrestre. No sé qué sea. Puede ser un defecto de la lente, un defecto de la cámara, una mota de polvo, una cagada de pájaro, un pájaro, etc. Veo la foto y no me produce ese furor que en otra época de seguro habría tenido.
 
Casi siempre estoy a destiempo. Hoy que tengo una evidencia de algo que quien sabe que es, no me hace sentir fuegos artificiales. Lo que puedo comentar son los hechos:
 
  1. Tenía la intención de fotografiar a los cerros, esa es la razón de esas fotos
  2. No vi ese objeto, hasta que estaba pasando las fotos a la computadora. Mi primera impresión fue que era un error del objetivo, una suciedad
  3. Por lo anterior comencé a revisar las fotos de antes y después del ovni
  4. La foto posterior es de unos 4 minutos después y la anterior fue de unos 4 segundos
 
La foto posterior no es de mucha utilidad, dado el tiempo, pero sí la anterior, que fue a pocos segundos y casi en el mismo lugar. Le enseñé la foto a un amigo, y como él también es escéptico, concluye que se trata de un pájaro. Un pato o zopilote. Pato no creo, porque no hay patos por acá, no seas wey, le dije. Ah tons es un zopilote. Eso sí puede ser.
 
Les dejo dos fotos, una de antes y la del ovni. Porque eso es. Un ovni.
 
 Foto tomada a las 10:07:35 a.m.

  Foto tomada a las 10:07:39 a.m.
El ovni se muestra como una mancha en el cuadrante inferior derecho, como saliendo o yendo hacia el cerro de la derecha (viendo la foto así como la tienes en tu pantalla)
PD: Están bien chidas mis fotos  ¿A poco no?

martes, 12 de noviembre de 2013

El precario equilibrio




"Y cuando el sol sea devorado por la oscuridad, ellos vendrán y regirán hasta el final de los tiempos. No lo olvides..."

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Anotaciones sobre mi estado de ánimo

Me estoy preguntando que tan fuerte es este sentimiento de desesperanza y tristeza, comparada con mis experiencias pasadas. Como para saber si esta relación fallida era de las buenas. Aunque en realidad no necesito medir eso para saber que sí, ésta era una de las buenas.

Pero bueno, ya que estaba pensando en eso, creo que si pudiera medir la intensidad de lo que siento, digo que es el mismo. La diferencia es que ya sé que va a pasar. La primera vez sentía que no podía vivir más. Bien, ahora sé que de esto no me voy a morir.
No por eso es menos intenso y doloroso. En twitter me quejaba que porque no podía ser un depresivo normal, de esos que no comen y nada más se la pasan durmiendo. Aunque usted no lo crea, la depresión tiene su razón de ser. Al dejar al individuo sin energía (la depresión tiene esa característica, en otras, como falta de apetito, falta de sueño, infravaloración, culpa, etc.) "desconecta" al cerebro o lo intenta desconectar (como cuando dormimos) para hacer menos dolorosa la experiencia.
Es algo maravilloso nuestro cerebro. No necesitamos de un objeto tangible, digamos una ajuga o una flama, para sentir dolor. Por ejemplo, en mi caso, siento dolor a pesar que no hay algo tangible que me genere ese dolor. Y sin embargo me siento muy mal. No tengo ganas de hacer las cosas que hago cotidianamente y en mi caso, no puedo dormir.
En esencia, la depresión presenta cambios humor, de apetito y de sueño en los individuos: o no comen o comen en exceso (y se presenta un aumento de peso), no duerme o duerme mucho, o esta triste o está muy irritable. Sin embargo, la creencia coloquial es que se la pasa durmiendo y no come.
La desconexión a la que me refería puede ser por dormir en exceso o por hacer actividades, como comer o estar llorando para intentar "desinflamar" el sentimiento opresivo que presenta un depresivo.
Regresando al tema que comenzó esto, la diferencia no es tanto (en mi caso) la intensidad del sentimiento de abandono y desesperanza por la vida, sino que sé que no hay algo que pueda hacer para no pasar por lo que tengo que pasar. Es decir, la vida no se detiene. No es posible tal cosa. Bueno, técnicamente si me suicido, pues si de detiene, pero solo se detiene para mí. Aunque yo me suicide la vida va a continuar.
Así que si la primera vez sentía que me iba a morir, ahora siento esa misma sensación, pero también sé que no moriré. Al menos no por ese oscuro sentimiento que me embarga. La distancia y el tiempo, mi estimado lector, son la medicina infalible.
De todas maneras, si presentas los sentimientos antes descritos por un periodo superior a dos semanas, es altamente recomendable que acudas con especialista, un psicólogo para revisar tu caso.
*Ñam ñam ñam mmm rica lasaña*



martes, 5 de noviembre de 2013

La cámara


Hoy marco un nuevo hito en mi vida. Un hito nada agradable, muy negativo. *Nota: ya no debo dejar constancia de lo malo, sino de lo bueno.

Sin embargo, el de hoy, es un hito negativo. Muy negativo en mi vida.
Vuelvo a estar sin esa alegría de tener con quien compartir cosas. Me refiero a una pareja. ¿Cuantas veces he dicho que estaría mejor si no tuviera esta necesidad de estar con alguien? No aprendo. Pero no es algo que pueda dejar. No puedo.

Hoy es un día negro, de esos que no quiero vivir. No hay de otra. La vida tiene esa característica, que cuando ya no hay, pues ya no hay, pero mientras haya, no se detiene. Ni por muertes, ni por desgracias, ni por cosas buenas y agradables.

Podría escribir todo lo que me ha pasado. Pero no quiero. Como dije antes, debo dejar de recordar lo malo, y concentrarme en lo bueno. Si es que habrá cosas buenas en el futuro. Hoy no fue nada bueno.

En lugar de escribir lo que me pasó, mejor les cuento que al final adquirí la cámara. Mi muy dichosa cámara. ¿Para qué tanto afán de tener esa cámara? Ahora puedo responder. Porque en verdad me afané. Saque una tarjeta de crédito para poder obtener un descuento, fui a recogerla personalmente, como a 20 km de mi casa, porque no daban con mi domicilio.

Y que el crédito otorgado no me alcanzó. No pues no puedo darte el descuento. Coraje entripado. Total, pago el precio sin descuento, yo quiero esa cámara. Pero no voy a ir a esa tienda, voy a ir a la otra (es mi berrinche de niño malcriado), que es del mismo grupo empresarial (otra sucursal pues).

No que sí se puede hacerte el descuento, solo tiene que pagar el resto, en efectivo o con otra tarjeta.
Va, aquí está mi otra tarjeta. Bonita cámara, semiprofesional, justo para mí. Hay que cuidar los objetos (lentes de la cámara), así que hay que desembolsar para los filtros (que cubren los objetivos), ah, falta, la tarjeta de memoria. Sí, la de 64 G está bien. Más gasto. Pero es a meses ¡Con descuento y a crédito!

Leo todo el manual, 264 páginas de un PDF. Miento si les digo que lo leí completo, hojee parte, la menor, y leí, la mayoría. No pues sí, esta chingona. Me gusta.
Saco fotos de paisajes, las personas tienden a huir de las fotos. Los paisajes no. Es como la belleza, no hay hombre feo, solo hombres pobres. Igual pasa con la fotografía, no hay falta de vena artística, hay falta de efectivo para adquirir un equipo decente.

¿Para qué la quiero? Ahora lo sé. La quería para tomarte fotos. Para que vieras lo que yo veo. Para tomar esos ángulos de tu rostro, que si bien no es en extremo hermoso, es muy atractivo. Hay ángulos que te hacen serlo más. También quería mostrarte lo sexy que lucen tus piernas, entalladas en ese pantalón negro, y con esas zapatillas altas que te hacen caminar así, como me gusta.

Quería tomarte fotos de espaldas, para que vieras como te veo, y vieras la razón por la que me gusta tanto dejarte pasar delante mío. No, no es por caballerosidad. Es porque me gusta verte ir. También me gusta verte venir. Tienes cintura justa, senos, ni grandes, ni pequeños. De hecho no me interesa tanto el tamaño, sino la forma. Los tuyos, tus senos, tienen la curvatura perfecta. Igual tu cadera.

Y cuando caminas, tienes esa cadencia de felino de alcurnia. Quería que vieras como te veo. Para eso la compre. Para hacerte ver lo hermosa que eres, aunque tu pienses lo contrario. Y también para comenzar a tener recuerdos. No para nosotros, porque esos se quedan en nosotros. Para enseñarle a los demás lo bien que lucimos. Lo bien me hacer lucir. Lo feliz que me haces cuando estas a mi lado.

Esa cámara nació (yo digo que nació en el momento que la compre) para tomarte fotos a ti. Sobre todo a ti. Ahora el lente de esa cámara jamás verá la luz de tu cuerpo (no es alegoría). Morirá sin haber hecho aquello para lo que nació.

Y así me siento, como esa cámara.


Les escribo escuchando esta canción, que por lo que veo, se ha convertido en mi himno de batalla, mi escudo distintivo, mi escudo de armas. Ya la puse dos o tres veces, no recuerdo bien. No quiero recordar. No.

domingo, 3 de noviembre de 2013

La carta

Estaba viendo “Los ojos de Julia” (está más o menos; particularmente no me gusta el acento español de España, se me hace que hablan con hueva) y me acordé que yo hace mucho tiempo escribí una carta.
Estaba en los linderos de mi pubertad/adolescencia, entrando, dejando de ser niño. Tendría unos 13 o 14 años, no recuerdo bien. Estaba en la secundaria, segundo año. Ahora que pienso en esa carta, no sé porque se me ocurrió escribirla. Mis intercambios epistolares han sido prácticamente nulos.
Salvo un intento de un primo mío que vive en Guadalajara, que me escribió y yo hice la promesa de escribirle, no he tenido más acercamientos al intercambio de cartas. Y hablo de cartas de papel, no de correo electrónico. Hice la promesa, pero nunca le respondí. Tenía como 9 años. No me justifico, pero la verdad es que no me interesaba. Ni siquiera recuerdo de qué trataba esa carta.
Regresando a la otra carta, la que sí escribí, ésta fue para mi padre. Mi papá es alcohólico. Funcional, pero alcohólico. Tiene altibajos; periodos en los que no bebe y periodos donde no puede dejar de beber. Ni por el trabajo.
Entonces, a mis tiernos 13/14 años, me dolía, me sigue doliendo, verlo alcoholizado, borracho. Desde esa época pensaba (eh, ya pensaba) que mi papá se transformaba en otra persona. No, no me golpeaba. La violencia que ejercía, que ejerce, con nosotros, su familia, es del tipo psicológico. No recuerdo ni una sola vez que me haya pegado. Más que en el sentimiento.
Escuchar cómo se expresa de su esposa, mi madre, cuando está en estado etílico no es nada agradable. Sobre todo cuando él ha sido (es) un gran padre. En esa ocasión, que le escribí una carta, no puedo recordar porque se me ocurrió tal cosa. Tal vez porque no podía, como ahora, hablarle de frente y decirle lo que pienso. No porque tuviera miedo de recibir agresión física. No.
Tal vez porque en esa época era mi padre, un no humano, una no persona. Hoy mi padre sigue siéndolo, pero también sé que es un hombre, con virtudes y defectos. Como yo. Como ustedes. Tiene cosas buenas y cosas malas, tiene afectos y pasiones, gustos y prejuicios. Como yo. En el balance general, ha sido un gran padre.
Así que tal vez por eso escribí aquello que me hacía sentir. No con la claridad con la que ahora puedo decir las cosas. De verdad que no sabía cómo decirle que él no era él cuando tomaba. ¿Por qué tomas? ¿Para qué? ¿Eres infeliz? ¿Te hacemos infeliz? Las últimas dos cuestiones ni siquiera hubiera podido plantearlas, aunque era lo que sentía. Simplemente no tenía ni la experiencia, ni las vivencias para expresar esos sentimientos.
La carta que le escribí, bien, pues francamente no recuerdo que decía. Lo que recuerdo es que le planteaba el escenario en el cual necesitara una pistola para matarse. Oh sí, soy nada políticamente correcto. Desde entonces. Unos días después de dejarle la carta en su escritorio, eso sí, formalmente en su sobre y lo mejor doblada que me pareció, con fecha y destinatario y todo eso que te enseñan en la clase de Español, mi padre habló conmigo.
No tuve miedo. Ni él propició que tuviera miedo. Sentí vergüenza. ¿Raro, no? Vergüenza de que mi padre me mirara como se miran dos hombres cuando hablan de cosas que les son trascendentales. No recuerdo que me dijo exactamente, era algo sobre que no se quería morir, y que le preocupaba que yo pensara eso.
Quisiera poder escribir que desde entonces ya no toma, pero eso solo pasa en las películas y los cuentos de hadas. En la vida real, la que es una hijita de la chingada, eso no pasa. Sigue teniendo sus altibajos. La diferencia es que ya no tengo la necesidad de escribirle cartas. Ahora lo puedo ver de frente, como dos hombres, y hablar sobre su problema.
Por supuesto que no me ha dicho mucho sobre las razones de beber. Digo, sigo siendo su hijo. Ahora evita hablar conmigo cuando está en su periodo de alcohol, y me promete que ya no va a tomar. Me gustaría saber las razones por las que toma. Yo creo que es porque su cuerpo se lo pide. Yo creo que es un adicto. Pero lo más seguro es que mi papá tiene muchos asuntos inconclusos. Asuntos de hombre, que involucran mujeres y desengaños con la vida.
Me he hecho a la idea que mi padre va a morir en un accidente carretero. En años más recientes, en uno de sus periodos de embriaguez, le dije (sí, ya no le escribí una carta) que me iba a dar muchas tristeza tener que irlo a reconocer a la SEMEFO (institución que se dedica al estudio de cadáveres que ingresan en calidad de desconocidos). Claro que no le gustó nadita. Pero a mi menos me va a gustar tener que verlo tendido en una fría plancha de acero.

lunes, 28 de octubre de 2013

Sobre psicomagia

O eso creo. Según entiendo, la psicomagia es el acto que te hace sentirte satisfecho o a gusto con las cuestiones de tu vida, es decir, resuelve conflictos psicológicos. Por ejemplo, yo quiero tener mucho dinero, y como no lo tengo, estoy conflictuado. Mi acto psicomágico para resolver ese asunto, es cambiar el dinero que sí tengo, por las denominaciones más bajas.
 
En mi caso, ando cargando puros billetes de $20 y $50 pesos (de los de más baja denominación en mi país) y monedas de $0.50, $1, $2, $5 y $10 pesos. Así que mi cartera está atascada de billetes y los bolsillos de mi pantalón trinan cual si trajera espuelas. La gente a mi rededor comenta “tienes harto dinero” a lo que les respondo “más bien tengo mucho cambio”. Pero creo que ya captaron la idea, ¿No?
 
De esta manera mi inconsciente (y el consciente en menor medida) está convencido de que “tengo mucho dinero”. En realidad tengo mucha materia que representa el dinero, y como en la mayoría de los casos me manejo por lo tangible, el resultado es que me siento con mucho dinero. Aunque en realidad sigo teniendo la misma cantidad que antes.
 
¿A que va todo esto? Desde hace un par de meses ando con la idea de adquirir una cámara fotográfica. Quiero explotar mi lado artístico visual. Cabe destacar que en mi vida he tomado un curso de cámara y aunque he poseído algunas de ellas, esas han sido digitales, como las de los celulares y pues como que no sabe.
 
Es que no es lo mismo de sacar tu celular y tomar fotos, que hacer todo el ritual de cargar el cuerpo de una cámara y manipular el lente (me parece que para enfocar) y cerrar tu ojo y en general hacerle al cuento. Yo creo que la cámara no hace al fotógrafo, sino al revés, pero mi experiencia es que tomar fotos con un celular o cámara digital de esas planas, pues simple y sencillamente no sabe.
 
Así que me puse a investigar y llegue a la conclusión que mis “necesidades” (que es pura fantasía, lo acepto) se cubren con una cámara Réflex. De entrada el puro término me gusto. No sabía que significaba “cámara réflex”, pero se escucha bien bonito. En pocas palabras, eso de manipular el lente y cerrar tu ojito y hacer toda la parafernalia de un fotógrafo profesional, se cubre con una cámara réflex.
 
Entonces, puse manos a la obra y comencé a buscar la dichosa cámara. Después de no mucho esfuerzo físico (bondades del Internet) decidí adquirirla en Liverpool o en Sanborns. En Liverpool porque ahí ya tengo crédito, me autorizaron una tarjeta de verdad (yo tengo la rosa, que nada más vale en Liverpool; la que me autorizaron, además de tener mucho más crédito es de tipo Visa, es decir, vale en casi cualquier establecimiento que cobre con tarjeta de crédito) y en la primer compra con la nueva tarjeta de crédito, me dan un 10% de descuento, sobre las promociones vigentes.
 
Lo malo, es que Liverpool es muy caro. Así que volví mis esfuerzos en adquirir una tarjeta de crédito Sanborns, cuya principal ventaja es que no te cobra comisiones, los precios son menores (son usureros, pero mucho menos que Liverpool), tienen un descuento adicional si pagas con la tarjeta de casa y con mi historial crediticio, seguro me la otorgan.
 
Y sí, me la otorgaron. Con un límite de crédito inferior a lo que necesito para adquirir mi cámara réflex. Después de ver las posibilidades con la tarjeta de crédito Sanborns, pues que no se pudo. Me dan chance de pagar lo que falta con efectivo o con otra tarjeta, pero ya no me aplican el descuento de la tarjeta de casa.
 
Así que entre indignado y encabronado, me dirigí muy orondamente a solicitar la expedición de la tarjeta de crédito pre aprobada en Liverpool. Ya estaba en eso de “su RFC, su dirección, etc” cuando se cae el sistema. “Lo sentimos, por favor regrese en un par de horas u otro día. Gracias”. No pues mañana voy.
 
Y fui mañana (que fue hoy). Afortunadamente el sistema estaba bien aceitadito y todo bien. Hasta que “favor de darme dos referencias, que no sean de donde vive”. U que tu mamá. Me resulta en extremo molesto que me pidan referencias. “Tienen que ser números fijos, de casa” “Pero señorita, no los van a encontrar en su casa; salen desde las cinco de la mañana y llegan hasta las nueve de la noche” Lo cual no es cierto, pero con eso quiero decir “para que te doy el número de su casa si no los vas a encontrar, mejor te doy su celular”.
 
“Lo siento, tiene que ser número local” Y así es como muchas instituciones usureras locales y trasnacionales se han perdido de mi excelente capacidad de (cof, cof, ejem, ejem) pago. No es por ser presumido, pero soy totalero. Es decir, pago lo necesario para no tener que pagar intereses.
 
Por eso soy fan de los meses sin intereses. Sí, ya sé, los meses sin intereses ya te ensartan con intereses. Pero es a plazos. Y tampoco es por seguir restregándoselas en la cara, pero soy muy cuidadoso de no embargarme más allá de mi capacidad de pago. 10 años siendo usuario de tarjetas de crédito me respaldan. Pregúntenles a mis amiguitos del buró de crédito.
 
Pero no me gusta dar referencias. Si de por sí, te andan llame y llame para el seguro de gastos médicos, seguro de vida, que sí otra tarjeta, que un viaje  a la luna con las tarjetas que uno tiene, sumarle el de otra institución que uno ni conoce, pues no se me hace correcto.
 
Además, ¡Ya tengo historial con la empresa! Me refiero a Liverpool. ¿Que no tiene un sistema donde les saque un historial de cómo ha sido mi comportamiento crediticio? ¿Y entonces, para que me pre aprueban un crédito tres veces superior a mi crédito actual (en la tarjeta rosita)?
 
Para todo esto, en mi mente comenzó el suave susurro de una voz que me dice “ya ves, son señales que te indican que no compres ni madres”. Y estoy por hacerle caso. Después de todo, ¿Para qué quiero sacar fotos? Definitivamente no voy a vivir de eso, ni siquiera lo intentaré.
 
Así que dueños y accionistas de Liverpool y Sanborns, tendrán un captivo menos, hasta que me aumenten el crédito o me otorguen la tarjeta de crédito sin tanta parafernalia. Total, uno solito es que se quiere ensartar. Y pues como serán de díscolos que ni así dejan de ponerse difíciles.
 
Con el simple hecho de presentarse a reclamar su tarjeta-esclavisante debería ser suficiente para que hasta cafecito nos ofrezcan. Tienen la sartén por el mango. Pero de verdad que no dan paso sin huarache.
 
Y ya nada más de refilón, si también andan en busca de una cámara réflex, los precios son mucho más bajos en Sanborns que en Liverpool. Si van a sacar una tarjeta de Sanborns, díganle a quien los atienda que cuando menos les otorguen lo necesario para comprar lo que están buscando.

Lo de la psicomagia, se explica solo, ¿No?

martes, 22 de octubre de 2013

Por fin…

Comienzo a psicotizar. Eso creo. Sí. Comienzo a confundir tiempos y personas. Revuelvo conocidos de trabajo con los conocidos de mi vida personal. “Ah!, entonces tu y él no fuimos a la misma escuela…” “Oh!, disculpa, me parecía que habíamos trabajado en el mismo proyecto”. La decadencia de la mente. De mi mente. Te veo. Te vi. Y recordé ese vacío. Más bien lo sentí.

Frío y escueto como una sentencia de muerte. Ja, muerte, hablo de muerte, de pulsión destructiva. Y aquí sigo. Tal vez no por mucho, no como recuerdo (todavía) que soy. Veo tu sonrisa (las fotos no permiten escuchar) y te siento feliz. Siento que fue hace muchas vidas. Y no, no ha pasado tanto. Ni creo en otras vidas. Solo creo en esta. Hasta donde llegue en estado consciente.

Ahí el problema. Comienzo a psicotizar. ¿Cuántas veces lo deseé? Muchas. “Que se sentirá” me decía. Ahora que lo estoy viviendo es como estar febril. Estas y no estás. Sientes, pero como anestesiado. Es un sentir raro, único, indescriptible.
Tal vez me duerma y mañana ya no sepa donde estoy o peor aún, quien soy, quien era, de donde vengo y a donde iba. Quizá por eso es que no puedo dormir. ¿Miedo? Yo digo que no. No tengo miedo a dejar de ser quien soy. Tal vez sea el instinto de supervivencia que me hace temer. Porque ¿No es como morirse el dejar de ser quién uno solía ser?

Por eso dejo estos escritos, para recordarme quien solía ser. Y medir el cambio. Yo digo que será mejor. Espero. Ahora me falta encontrar el mecanismo para hacerme llegar este legado y poder compararme.
Aunque, si voy a dejar de ser quien soy, quizá también se acabe mi destructivo afán de pensar. A lo mejor ni siquiera me va a interesar saber quién era. Porque ¿No es eso la muerte? Aceptar el eterno olvido.

Memorias del futuro

viernes, 12 de abril de 2013

Si yo fuera mujer

Preferiría ser guapa, que con buen cuerpo. En mi experiencia, las de buen cuerpo tienen mucho pretendientes, y en consecuencia, muchas relaciones. Pero la mayoría de ellas solo se quedan en lo físico.
En cambio, las mujeres bonitas, aunque no estén tan sabrosotas, tienen relaciones más duraderas. Después de todo, la cara es de lo más público, el cuerpo, no tanto.
 
Así que, como dice la canción “si yo fuera mujer…”. Aunque si hubiera una mujer que estuviera bonita y sabrosa y que yo le gustase, ese sería mi ideal. Pero todo mundo sabe que el ideal no existe.
En otro orden de ideas, en mi pueblo, conocido como “pueblo quieto”, hubo un accidente, de esos gachitos. 

Se incendió una pipa doble salchicha que transportaba combustible. Que según se murió el conductor, y al parecer ese fue el único deceso.
Toda la mañana con los accesos alrededor del accidente cerrados, se cortó la corriente eléctrica y es hora que todavía no se llevan los remanentes del tráiler. Y ya, fin.

Esta nota es la causante de la presente entrada.

Un excelente ejemplo de mujer bonita (en extremo), bastante planita. Se trata de Keira Knightley.

En este otro ejemplo, se tiene buenes con hermosura.Claro, se trata de Natalie Portman, chiquita, cosita, mamá.

jueves, 11 de abril de 2013

Y que lata da el spam

No pues con la novedad de que mi blogsito esta muy spameado. Tengo más comentarios del Sr. spam, que de lectores verdaderos. Eso me pone triste, snif!.

Así que voy a poner la madrola esa para que ingresen una serie de letras y entonces el comentario spam disminuya. Se llama captcha.

Y lo más curioso es que son comentarios en inglés y ruso. Ninguno de esos idiomas domino. Menos el ruso.

En fin. Ya tiene rato que no vengo por acá. Flojera, que más.


miércoles, 30 de enero de 2013

De la necesidad de tener pareja

Resumen: de la necesidad de tener pareja.

O alguien con quien estar. O muchos alguienes.

Estaba escuchando la radio, que por estos lugares, es más bien aburrida. O bueno, depende de tus gustos, pero por acá, o es banda y sus derivados o son noticias locales, las cuales, por lo general son aburridas o muy sangrientas.

Sin embargo, esta vez, escuché un programa bastante sui generis. Se trata de que los escuchas, hombres, llaman a la cabina, para describirse, “enganchar” a las posibles interesadas y espera si hay alguna mujer interesada. El poco rato que lo estuve escuchando, porque la verdad, me dio pena ajena, me di cuenta de la necesidad que existe por tener pareja.

De los que estuve escuchando, y por lo que pude deducir, se trata de hombres de edad comprendida de entre los 20 y los 40 años, de estudios medio superior (hasta prepa, máximo) o menos, laborando como albañiles, cajeros, vendedores de mostrador, y en general cualquier trabajo de tipo operativo/obrero.

Del rato que estuve escuchando, ni una sola mujer llamó para concertar una cita. Ahí me dio la pena ajena. Pobres chavos, muchos de ellos se notaba que les daba una pena enorme. A pesar de eso, se “expusieron” y no me toco presenciar un “ganador”.

Esto me recuerda un programa de radio del DF, que no recuerdo como se llamaba (no sé si todavía exista) y era del mismo corte: los radio escuchas llamaban para “ligar” (concertar una cita o de plano hacerse novios). La diferencia, es que el público objetivo era más bien púberes de clase media.

En ese otro programa, llamaban hombres y mujeres, contaban su historia amorosa, muchas veces se trataba de relaciones de amistad, pero que los interesados querían llegar al otro tipo de relación: personal.
A veces, se les concedía, a veces no. Sin embargo, esto me llamó la atención, pues prácticamente por todos los medios la pulsión sexual (eros) se abre camino. Me resultaba también bastante penoso el escuchar los rechazos por radio, cuando la otra persona no estaba interesada.
También me tocó apreciar casos, donde se notaba que aceptaba más por no hacer sentir mal al interlocutor, que por estar realmente convencido(a).

Este programa local, que está enfocado más bien a clase media baja, clase trabajadora obrera, es del mismo estilo, pero un poco más cruel, a mi parecer. Por ejemplo,

- Este bueno, yo me llamo José, y son bien chambiador, y me gusta salir y soy bien buena, este buena onda…
- ¿Y cómo es tu chica ideal?
- Ah pues que tenga de 25 a 30 años…
- ¿Nada más?
- Este… pues sí, ya con eso…
- Uy amigo, tienes que conquistarlas, con eso no te va a pelar nadie
- No pues soy bien buena onda, y me gusta salir y este… pues eso… y … pues ya
- Bueno. A ver amigas interesadas, favor de marcar a nuestras líneas telefónicas al…

En el inter entra cada llamada, se mete música, de banda, para ambientar el asunto. Como característica, es el hombre el que se expone, porque en este programa, no es la mujer la que inicia la comunicación. Esto concuerda con el tipo de público objetivo: clase media baja.

Ya después de toda una hora de llamadas y música de banda, no pude seguir escuchando, pues ni una sola mujer se animó a llamar. Me quedé con la duda si alguna vez se llega a concretar algo. Supongo que sí, porque de otra manera este programa no existiría.

¿Se imaginan las posibilidades?

-  ¿Y donde se conocieron?
- Jejeje, pues por un programa de radio…
- Ah… en serio…

Freud no se equivoca, la pulsión de vida, la pulsión sexual es el motor principal del ser humano. A pesar del displacer que muchas veces se tiene que soportar para llegar al placer. Yo por eso, si estuviera en mis manos, preferiría eliminar la pulsión sexual de mi ser. Sólo que eso es imposible. Así las cosas.

miércoles, 2 de enero de 2013

Fragmentos, sobre el ser amado

"Encuentro en mi vida millones de cuerpos; de esos millones puedo desear centenares; pero, de esos centenares, no amo sino uno. El otro del que estoy enamorado me designa la especificidad de mi deseo."

Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso

martes, 1 de enero de 2013

Al parecer, todo sigue igual, ¿será?

Y pues nada, aquí comenzando el 2013. EPN ganó (¿ganó?) la presidencia, el mundo no se acabó, los gringos siguen con sus problemas de asesinos en masa (spread killers), etc.

Todo parece indicar un inicio de año más o menos igual que los anteriores, al menos para mí. No debería ser tan quejón, porque en algunas cosas me fue bien: ya no estoy tan estresado; en realidad estoy más tranquilo, disfruto mucho de vivir donde vivo: veo árboles todos los días, el cielo (a diferencia del DF) es azul la mayor parte del tiempo, acaricio a mis perros.

Lo malo: no tengo una fuente de ingreso segura y constante. Pero bueno, no todo se puede, ¿o sí?
A ver qué me sucede en este 2013. Hay muchos planes, pero todos requieren dinero. Y todas son inversiones, aunque no todas me reditúen dinero de manera directa, al final.

Por lo pronto, tengo una pereza; así que me dije “escribe, algo, lo que sea, aunque sea muy soso, pero escribe…” Y así es como nació esta entrada

¡Feliz 2013!