miércoles, 6 de noviembre de 2013

Anotaciones sobre mi estado de ánimo

Me estoy preguntando que tan fuerte es este sentimiento de desesperanza y tristeza, comparada con mis experiencias pasadas. Como para saber si esta relación fallida era de las buenas. Aunque en realidad no necesito medir eso para saber que sí, ésta era una de las buenas.

Pero bueno, ya que estaba pensando en eso, creo que si pudiera medir la intensidad de lo que siento, digo que es el mismo. La diferencia es que ya sé que va a pasar. La primera vez sentía que no podía vivir más. Bien, ahora sé que de esto no me voy a morir.
No por eso es menos intenso y doloroso. En twitter me quejaba que porque no podía ser un depresivo normal, de esos que no comen y nada más se la pasan durmiendo. Aunque usted no lo crea, la depresión tiene su razón de ser. Al dejar al individuo sin energía (la depresión tiene esa característica, en otras, como falta de apetito, falta de sueño, infravaloración, culpa, etc.) "desconecta" al cerebro o lo intenta desconectar (como cuando dormimos) para hacer menos dolorosa la experiencia.
Es algo maravilloso nuestro cerebro. No necesitamos de un objeto tangible, digamos una ajuga o una flama, para sentir dolor. Por ejemplo, en mi caso, siento dolor a pesar que no hay algo tangible que me genere ese dolor. Y sin embargo me siento muy mal. No tengo ganas de hacer las cosas que hago cotidianamente y en mi caso, no puedo dormir.
En esencia, la depresión presenta cambios humor, de apetito y de sueño en los individuos: o no comen o comen en exceso (y se presenta un aumento de peso), no duerme o duerme mucho, o esta triste o está muy irritable. Sin embargo, la creencia coloquial es que se la pasa durmiendo y no come.
La desconexión a la que me refería puede ser por dormir en exceso o por hacer actividades, como comer o estar llorando para intentar "desinflamar" el sentimiento opresivo que presenta un depresivo.
Regresando al tema que comenzó esto, la diferencia no es tanto (en mi caso) la intensidad del sentimiento de abandono y desesperanza por la vida, sino que sé que no hay algo que pueda hacer para no pasar por lo que tengo que pasar. Es decir, la vida no se detiene. No es posible tal cosa. Bueno, técnicamente si me suicido, pues si de detiene, pero solo se detiene para mí. Aunque yo me suicide la vida va a continuar.
Así que si la primera vez sentía que me iba a morir, ahora siento esa misma sensación, pero también sé que no moriré. Al menos no por ese oscuro sentimiento que me embarga. La distancia y el tiempo, mi estimado lector, son la medicina infalible.
De todas maneras, si presentas los sentimientos antes descritos por un periodo superior a dos semanas, es altamente recomendable que acudas con especialista, un psicólogo para revisar tu caso.
*Ñam ñam ñam mmm rica lasaña*



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