martes, 22 de octubre de 2013

Por fin…

Comienzo a psicotizar. Eso creo. Sí. Comienzo a confundir tiempos y personas. Revuelvo conocidos de trabajo con los conocidos de mi vida personal. “Ah!, entonces tu y él no fuimos a la misma escuela…” “Oh!, disculpa, me parecía que habíamos trabajado en el mismo proyecto”. La decadencia de la mente. De mi mente. Te veo. Te vi. Y recordé ese vacío. Más bien lo sentí.

Frío y escueto como una sentencia de muerte. Ja, muerte, hablo de muerte, de pulsión destructiva. Y aquí sigo. Tal vez no por mucho, no como recuerdo (todavía) que soy. Veo tu sonrisa (las fotos no permiten escuchar) y te siento feliz. Siento que fue hace muchas vidas. Y no, no ha pasado tanto. Ni creo en otras vidas. Solo creo en esta. Hasta donde llegue en estado consciente.

Ahí el problema. Comienzo a psicotizar. ¿Cuántas veces lo deseé? Muchas. “Que se sentirá” me decía. Ahora que lo estoy viviendo es como estar febril. Estas y no estás. Sientes, pero como anestesiado. Es un sentir raro, único, indescriptible.
Tal vez me duerma y mañana ya no sepa donde estoy o peor aún, quien soy, quien era, de donde vengo y a donde iba. Quizá por eso es que no puedo dormir. ¿Miedo? Yo digo que no. No tengo miedo a dejar de ser quien soy. Tal vez sea el instinto de supervivencia que me hace temer. Porque ¿No es como morirse el dejar de ser quién uno solía ser?

Por eso dejo estos escritos, para recordarme quien solía ser. Y medir el cambio. Yo digo que será mejor. Espero. Ahora me falta encontrar el mecanismo para hacerme llegar este legado y poder compararme.
Aunque, si voy a dejar de ser quien soy, quizá también se acabe mi destructivo afán de pensar. A lo mejor ni siquiera me va a interesar saber quién era. Porque ¿No es eso la muerte? Aceptar el eterno olvido.

Memorias del futuro

1 comentario:

Mario dijo...

Cuando estoy en internet suelo disfrutar de leer diversas historias y por eso me gusta el hecho de conseguirme cuentos para disfrutar. Incluso a través de mi samsung smart tv suelo ver historias diversas tanto reales como ficticias