jueves, 14 de noviembre de 2013

Fotografié un OVNI

¿Más vale tarde que nunca?

Mi relación con los ovnis es variopinta. En mis años mozos fui un creyente. Con el paso del tiempo me volví escéptico. Ahora no me importa si existen o no. El tema ovni fue la entrada para que me volviera un asiduo lector. Gracias a los ovnis es que comencé a leer más de un libro por mes. Bueno, comencé a leer.

Recuerdo que mi papá, con muy buenas intenciones, pero pésima ejecución, me quiso hacer un lector. Me regaló, autografiado, el libro “Platero y Yo”. A mis escasos 9 o 10 años no llamó en absoluto mi atención, amén de que utiliza un lenguaje “rebuscado” (en esa época para mí) de tal suerte que le preguntaba constantemente ¿Y esta palabra que significa? ¿Y esta otra? Total, mi papá se cansó y yo me libre de leerlo. Incluso hoy día no lo he leído. Mmm…
 
Sin embargo, digamos que sí leía. Me gustaba mucho una revista que se llamaba “Duda, lo increíble es la verdad” de la extinta Editorial Posada. Era un panfletucho que abordaba temas esotéricos, supernaturales bajo una óptica cientificoide. De esa revista me entró la curiosidad y el afán de leer sobre extraterrestres, ovnis, fantasmas, meta física, eventos paranormales, etc.
 
La verdad es que todavía conservo algunos ejemplares; soy un coleccionista de esa revista, aunque no tengo muchas. Si tú, lector, tienes ejemplares y te quieres deshacer de ellos, contáctame. Me gusta mucho, porque uno de los dibujantes, mi preferido, Luis Chávez Peón, hacía unos trazos que despertaban en mí (aun lo hacen) ese sentimiento de estar ante algo críptico, vedado, que se muestra a un reducido número de iniciados.
 
Sus dibujos suelen ser sombríos, pero bien hechos. Y como la revista era de bajo presupuesto, los colores reinantes eran el negro y casi todo lo demás de un color naranja, una combinación difícil de manejar, pero que supieron sortear con bastante éxito. Sé que esa revista incluso se exportó a Japón y Argentina, cuando menos.
 
Muchos parientes míos, en su incipiente pubertad, la compraban y pues yo disfrutaba de sus escandalosos titulares:

  • ¿Eran extraterrestres los Mayas?
  • ¿Hubo civilizaciones subterráneas antes del diluvio?
  • Las 37 mil figurillas de Acámbaro: ¿Archivo de los Dioses?
 
Mi abuela me decía que me iba a volver loco por leer “esas loqueras”. Así que con esa “formación” como antecedente, me maraville con el primer libro que leí: “La punta del Iceberg” de Juan José Benítez, o J. J. Benítez, más conocido por su saga de libros “Caballo de Troya”, que obviamente también leí.
 
Durante mucho tiempo fue mi autor preferido. No tenía otro. De su vasta obra, solo me siguen gustando dos, el ya mencionado “La punta del Iceberg” y “La quinta columna”. Incluso se los recomiendo, a sabiendas que lo más probable es que sea fruto de su incontenible imaginación, ya que esos libros se ostentan más como un producto de investigación y entrevistas, relacionadas con los ovnis y extraterrestres.

Pero son entretenidos y fáciles de leer. Así fue como me convertí en “creyente”. Mi credulidad, ahora lo razono, era más por esa cuestión de ser un tema “oculto” que por lo increíble que es pensar en otra forma de vida, más allá del globo terráqueo. De esa época recuerdo como me desvelaba viendo por el canal 9 de la Ciudad de México a Nino Canún y su programa ¿Y usted qué opina? De esa época es, el hoy tan desacreditado Jaime Maussan. Me parece que en ese programa definió su carrera. 
 
Porque tal vez no lo sepan, pero Jaime Maussan hacia periodismo serio, de investigación, tipo Ricardo Rocha. Jaime hacia reportajes para el programa “60 minutos”. Supongo que vio y vivió el potencial económico del tema ovni y ahí se quedó. El dinero es el dinero, sí señor.
Curiosamente, por esas fechas, yo iba a la escuela en la tarde, por lo que llegaba a eso de las 9 o 10 de la noche, hora que comenzaba el programa. Y hasta el otro día. Así que tantito el niño es risueño y todavía le haces cosquillas.

Así que durante mucho tiempo miraba al cielo en busca de esa prueba irrefutable de la existencia de los ovnis, poder decir “sí, yo vi uno” o mejor aún “le saqué una foto”. Incluso acampé en cerro, en pleno despoblado, con amigos, claro, ellos para definir una hombría, creo, y yo también, pero con una finalidad oculta: ser testigo de un avistamiento.

Pensaba yo, que si pasaban casos en la TV, entonces no podría ser tan imposible ser testigo de uno. Y pasaron las acampadas y el escudriñamiento al cielo y los años y las lecturas se fueron especializando, en temas netamente científicos, en lecturas serías de grandes filósofos y me volví contra ello que tanto me entusiasmó. Un escéptico. Aún lo soy. Solo que ahora no me importa si hay o no hay vida en otro planeta. Si hay, que bien. Y si no, pues no y ya.
 
Sigo volteando al cielo, ya no en busca de ovnis, volteo solo para maravillarme de lo poca cosa que soy, que somos como humanos. Allá arriba, hay lugares tan inhóspitos que el tan solo teorizar en cómo se puede vivir en esos lugares, resulta fascinante. El saber que nuestro astro rey, está por debajo de verdaderos colosos como Betelgeuse o Antares, me sigue asombrando.
 
Disculparan mi verborrea escribana, la verdad no pensé en escribir tanto para esta entrada. Porque el tema es que fotografié un ovni. Eso, un Objeto Volador No Identificado. A menos yo no lo puedo identificar. ¡Ah! Que hubiera dado por sacar esta evidencia en aquella época, de cuando era creyente.
 
Porque fotografié un ovni, no un extraterrestre. No sé qué sea. Puede ser un defecto de la lente, un defecto de la cámara, una mota de polvo, una cagada de pájaro, un pájaro, etc. Veo la foto y no me produce ese furor que en otra época de seguro habría tenido.
 
Casi siempre estoy a destiempo. Hoy que tengo una evidencia de algo que quien sabe que es, no me hace sentir fuegos artificiales. Lo que puedo comentar son los hechos:
 
  1. Tenía la intención de fotografiar a los cerros, esa es la razón de esas fotos
  2. No vi ese objeto, hasta que estaba pasando las fotos a la computadora. Mi primera impresión fue que era un error del objetivo, una suciedad
  3. Por lo anterior comencé a revisar las fotos de antes y después del ovni
  4. La foto posterior es de unos 4 minutos después y la anterior fue de unos 4 segundos
 
La foto posterior no es de mucha utilidad, dado el tiempo, pero sí la anterior, que fue a pocos segundos y casi en el mismo lugar. Le enseñé la foto a un amigo, y como él también es escéptico, concluye que se trata de un pájaro. Un pato o zopilote. Pato no creo, porque no hay patos por acá, no seas wey, le dije. Ah tons es un zopilote. Eso sí puede ser.
 
Les dejo dos fotos, una de antes y la del ovni. Porque eso es. Un ovni.
 
 Foto tomada a las 10:07:35 a.m.

  Foto tomada a las 10:07:39 a.m.
El ovni se muestra como una mancha en el cuadrante inferior derecho, como saliendo o yendo hacia el cerro de la derecha (viendo la foto así como la tienes en tu pantalla)
PD: Están bien chidas mis fotos  ¿A poco no?

No hay comentarios.: