lunes, 10 de septiembre de 2007

Dos de Langagne

La poesía es algo que me es negado, simplemente no la entiendo... casi siempre. Sin embargo, hay unas cuantas ocasiones que no solo sí entiendo, si no que es un verdadero placer leerlas una y otra vez.
Y esto me pasa de primera vez, si a la primera no me gusta, ya no me gusto. Hoy encontré estos dos poemas, que se los comparto.

Definiciones

Ella está hecha a semejanza de las cosas que
amo.
Se parece a la noche,
o mejor: a una noche sin ausencias.

Ella es exacta.
Cuando la noche escurre, su cuerpo se
humedece.

Me permite trepar por mis temblores
y agitar su nombre desde la oscuridad.

Ella es irrepetible.
Nació en las piedras donde empieza mi
desorden.


Seguridades

Hoy amo a una mujer que no está cerca
que no está lejos siquiera
que no está
y dondequiera que exista si es que existe
será inútil pensar que me conoce
que ha escuchado mi desorden o mi grito
no queda mucho más:
inventar que en la casa alguien espera
y pensar que el amor seguramente existe
si uno ha sentido un odio inexplicable

Autor de ambos poemas: Eduardo Langagne, poeta y traductor mexicano; en 1980 fue el primer mexicano en obtener el Premio Casa de las Américas de Cuba.

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