jueves, 14 de mayo de 2020

Exceso de información

Desde hace mucho tiempo, se me quedó en la mente la frase "todos los excesos son malos". Me la dijo mi papá, cuando estaba en primaria. Jodón que es uno, le dije después de procesar y entender las implicaciones de ese dicho: ¿a poco también es malo el exceso de dieces?

Me explicó que hasta eso es malo, que por andar queriendo sacar puro diez se dejan de disfrutar de otras cosas. Total, que me convencí de que todo exceso es malo, aunque eso implicara que el exceso de dinero es malo, que el exceso de mujeres es malo (eso fue mucho tiempo después de que supe porque nos gustan tanto las mujeres), etcétera.

Con el advenimiento de la "supercarretera" de la información trajo consigo un exceso, un verdadero exceso de información. Información que no necesariamente es verdadera, verificable o confiable. Pero este fenómeno ocurrió casi inmediatamente después de la masificación del uso del Internet, entre 1995 y 2000 en México.

Para las universidades y centros de investigación, así como para el gobierno, el uso del Internet se volvió indispensable para sus tareas del día a día. No es para menos. Los tiempos se acortaron. Se volvieron "más eficientes". Lo pongo entre comillas porque no necesariamente se volvieron más eficientes; lo que sí sucedió fue que los tiempos se hicieron más cortos. Nació la prontitud, lo instantáneo se instaló como norma de calidad.

¿Quieres pizza? te la llevamos en 30 minutos o es gratis. No te quedes con las ganas, configura tu laptop Dell (quizá muchos de ustedes ni se acuerden de esa marca) y te llegará en menos de un mes a la puerta de tu  domicilio. La verdad no me acuerdo de los tiempos de entrega, lo que sí me acuerdo es que llegaba hasta tu casa. Eso era algo nunca antes visto.

Nos hemos convertido en una sociedad de lo instantáneo, donde la espera no tiene lugar. Ese pensamiento ha permeado en todo nuestro hacer. Hay universidades que te ofrecen terminar tus estudios universitarios con título si tomas un diplomado por un año más de estudios. Han eliminado las tan necesarias tesis de grado (en mi opinión, claro está). Eso lo notas cuando te encuentras con ingenieros, médicos, profesores, y toda índole de profesionistas que no saben escribir correctamente.

No me refiero solo a la ortografía, en este caso me refiero más a la estructura de las ideas que se plasman en un escrito. Si eres usuario de WhatsApp y prefieres mandar mensajes de voz, es altamente probable que pertenezcas a ese grupo de analfabetas funcionales. La rapidez y sus estragos.

Disculpen, me he desviado del tema, pero es que va muy de la mano con el exceso de información. Hoy que vivimos una pandemia nunca antes vivida por la mayoría del mundo moderno(la más cercana ocurrió entre los años 1917-1918, conocida como influenza española).

El exceso de información, que llega literalmente a todos los estratos sociales, es una pandemia por cuenta propia. Falsas verdades provocan actos violentos en la población que no tiene la capacidad de discernir, de poner en duda la información que les llega. De esta manera, tenemos gente culpando a los médicos que luchan contra la epidemia, de contagiar a propósito a los que llegan a los hospitales; tenemos poblaciones que se niegan a que entren los servicios de gobierno para desinfectar zonas públicas; tenemos gente que ataca a médicos y enfermeras creyendo que ellos son los que esparcen la enfermedad.

Hace rato escuché una grabación, la cual me parece falsa, donde una chica manda un mensaje de voz o tal vez sea una parte de una conversación por teléfono, donde invita a otra amiga a reunirse a una fiesta para exponerse al virus SARS-COV2 y generar lo que llama inmunidad de rebaño, para superar la pandemia.

Argumenta que es algo que se realiza en Suecia (como si los países de primer mundo no se equivocaran) y que lo recomienda la Organización Mundial de la Salud. El problema radica en que no da referencias. E incluso, en otros casos donde si se dan, tales referencias suelen ser falsas o no es posible dar con ellas. Una referencia tipo "me lo dijo el Dr. Juan Pérez, del hospital Pediátrico de la ciudad de México".

Hay un montón de médicos llamados Juan Pérez y hay más de un hospital pediátrico en la ciudad de México. Es muy complicado llegar a tal referencia, y muy seguramente, si se intentara (solo hay que buscar a todos los médicos Juan Pérez que laboren en un hospital pediátrico en la ciudad de México y preguntarles si ellos son la fuente de la cita) resultaría falsa.

Otro problema, aún más grande, es que mucha, pero mucha gente, de la que es "leída y escribida" creen en esa información. Cuando uno redacta una tesis, como debe ser, se topa con que es un trabajo muy quisquilloso, tanto como los asesores que te toquen. Terminas odiándolos, bueno, mientras haces la tesis, porque realmente terminas dándoles las gracias por tanta chinga que te acomodaron.

Porque como resultado de escribir bien una tesis, lo primero que haces, cuando te topas con alguna información como la del audio es preguntar ¿Y tus fuentes? Así de sencillo. Pero esto de los graduados que no hacen tesis es un producto más de esta filosofía de la instantaneidad: el nivel de estudios en promedio ha crecido, aunque su calidad ha disminuido (es una opinión, en realidad no tengo fuentes para sustentar mi dicho, más que mi experiencia con tratar con muchos profesionistas de diversas áreas, sobre todo jóvenes).

Súmale a la instantaneidad, la cantidad, esto es, tener información de manera rápida y en grandes cantidades y te enfrentas a un nuevo problema: saber detectar que información es verdadera y que información es falsa. O peor aún, que parte de la información obtenida es verdadera, cual es falsa y cual tiene un sesgo, una manipulación, para concluir algo no verdadero o que no necesariamente se deduce tal como lo plantean ¿difícil, no?

Concluyo diciendo que no todo lo que brilla es oro, que hasta el más inteligente se puede equivocar, que entre más llamativa sea una idea, más debe ser enjuiciada, para defenderla o bien para evidenciar su falsedad. Es un deber de las instituciones de educación de todos los niveles, generar seres pensantes, que duden, pero no como fanáticos, si no con consciencia. No pueden creen en todo, pero tampoco deben de creen en nada.

Veo complicada la situación en México, que es de donde escribo, donde vivo y donde me desenvuelvo. Y la veo complicada porque las universidades se han convertido en un producto más, que un fin superior. Hoy en día la educación se vende en paquetes; ya no importa generar mentes críticas, analíticas, que se den cuenta de los errores y tratar de eliminarlos. Hoy en día es más fácil comprar tu título que realmente llegar a tener conocimiento.

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