viernes, 3 de junio de 2011

Introspección

-Nada ha cambiado…

Soltaste esa frase como sólo tú sabes hacer. Sin malicia, sin saber las consecuencias de tu acto. A veces creo que lo haces sin pensarlo. Pero no, no es tu forma de ser. Mucho de lo que llamo la atención acerca de ti, es tu inocencia. En algunas cosas, claro.

Pero sé que no imaginaste el poder destructivo que esa frase tuvo en mí. “Nada ha cambiado” dijiste, y mientras seguíamos la conversación, la mitad de mi cerebro, de mi atención divagó y divagó sobre la importancia de tu frase. Si nada ha cambiado, estamos como cuando nos despedimos, bueno, cuando yo me despedí. No recuerdo en que siguió nuestra plática.

¿No hay futuro entre nosotros? No, tu frase lo sentenció todo. Así de sencilla, así de demoledora. “Nada ha cambiado” dijiste, cuando yo quería explorar la posibilidad. Tal vez lo intuiste, de manera inconsciente, y esa fue tu respuesta a una pregunta no planteada.

¿Qué pude haberte dicho? ¿Reclamarte? ¿Reclamar, qué? Si antes éramos “amigos”, ahora somos poco menos que eso. Y no es porque ya no quiera verte o hablarte, es porque también necesito verte, olerte y sentirte. Pero no, tal cosa ya no debe ser. Por mi bien. Y la amistad, como todo en la vida, debe cultivarse para preservarse.

Una de las divagaciones en las que caí, fue con respecto un artículo, de esos que me gustan leer, era la plática ficticia entre dos científicos/filósofos que se planteaban el hecho de que pasaría si en un universo donde todo es inamovible llega un objeto de un universo donde todo es imparable. La respuesta fue: “Tal situación es imposible, en un universo inamovible no puede existir lo imparable. Y en un universo imparable no puede existir lo inmovible. Son universos mutuamente excluyentes”.

Tiene lógica y sentido. Pero no, amigos científicos/filósofos, a veces lo imposible ocurre. Yo tengo la respuesta correcta: “Lo que sucede en un escenario así, es que uno de los universos se marchita lenta, pero inexorablemente, mientras que el otro permanece”. Es increíble la capacidad de la mente humana, mientras tú y yo seguíamos hablando de no sé qué, yo llegaba a conclusiones y mas conclusiones, ninguna favorable a mi persona.

-Nos vemos

-Que estés bien

O algo así fue el fin de nuestra charla. “Nada ha cambiado” dijiste, “Tampoco de este lado” te hubiera dicho, pero no lo hice. Esta fue la ocasión en que dos universos mutuamente excluyentes se encontraron. A veces lo imposible no es agradable de vivir.

2 comentarios:

Nash dijo...

¿y por eso es imposible?

(mi pregunta tiene más profundidad de lo que aparenta)

lavega dijo...

Basicamente es por las necesidades de uno y el otro: uno quiere un amigo el otro quiere una pareja. De ahi la imposibilidad de la que hablo.

Saludos