lunes, 14 de abril de 2008

La triada parte1

Gabriel y su jefe, Rodrigo, iban caminando rumbo al metro. Ya era la hora en que terminaban turno.
-Pues si Roy, ahora sí que te manchaste con la chamba- Dijo Gabriel
-No mi Gabo, si tu puedes, caray, sino para que te confío tanto?- Le contestó Rodrigo
Gabriel estaba a punto de contestarle, cuando se fijó en la esquina donde generalmente queda de verse con su novia, estaba no una, sino sus tres "novias"
-Ya me cargó...
-Qué?-dijo Rodrigo
-Se me acaban de juntar rollito, y ahora?
-No pues arréglatelas, en eso no te puedo ayudar
Se despidieron, mientras Rodrigo le prodigaba una sonrisa significativa a su amigo.
-Ahora si te van a levantar la canasta... jajaja vas a quedar como el perro de las tres tortas...
-Que chistoso, sale nos vemos mañana... si amanezco

Ahí se encontraban las tres mujeres con las que compartía su vida. Eran muy parecidas entre sí: delgadas, más bien estéticas, arregladas sin exagerar, guapas pero no para salir en portada de revista, así nada más guapas, agradables. Iban vestidas como a Gabriel le gustaba, muy femeninas, con vestido, zapatillas abiertas altas, "enseñame piel, pues" solía decirles, poco maquillaje, cabello suelto, pestañas a todo esplendor, resalte discreto de los ojos "si estás bien ojona, para que quieres maquillaje, nada más aletea tus parpaditos y con eso!", les decía.

-Se ven bien hermosotas- pensaba para sí Gabriel, olvidando momentáneamente la situación en la que se encontraba. Después de todo, quería a cada una de ellas. En verdad las quería, o al menos eso pensaba. Si no, de qué otra manera puede uno querer?
Lo miraron agresivamente; a esas alturas las sospechas de ellas se estaban convirtiendo en una nada agradable realidad.

-Gabriel...- le dijeron casi al mismo tiempo, en eso tono exasperado, como cuando la mamá regaña a su hijo

-Ahí están mis potranquitas- se decía una y otra vez.

Alejandra, Alba y Adriana. Sus tres aes. Gabriel tenía sexo con ellas en la cama, y les hacía el amor el resto del tiempo. Le gustaba platicar con ellas, ayudarlas, apoyarlas, en todo lo que estaba a su alcance. En verdad quería verlas superarse, aunque no se quedaran con él.
Pero ese era su principal problema, no poder hacerles el amor y sexo al mismo tiempo.
Ya venía pensando desde hace mucho porque no podía decidirse quedarse con una, después de todo, ya estaban sospechando. Pero no, todavía no sabía porque no podía quedarse con una nada más.
Cualquiera que las viera sin conocerlas, pensaría que son primas, hermanas no, pero sí primas, o primas-tías, o cualquier otra relación familiar.
Piernas delgadas, largas, breve cintura, breve pero bien definida, pechos pequeños, bonitos "así me gustan, tetas chiquitas pero bonitas para que quepan en mis manitas" les soltaba cada vez que les acariciaba los senos, piel tersa de agradable olor, uñas femeninas, ni muy largas ni muy cortas. Tenían un poco de lonja, propia de las mujeres trabajadoras que se dan su tiempo de hacer un poco de ejercicio, no dietas, pero eso sí no comer en exceso. Esas pequeñas lonjitas tenían su gracia para Gabriel.
-Amor, tienes frío?-solía preguntar y cuando ella respondía:
-No, porqué?
-Por que estas hecha una bola, ja ja ja ja- finalizaba la faena Gabriel
-Ay Gabo, si tu estas bien panzón, no sé porque salgo contigo, baboso...

A Gabriel le volvía loco que le enseñaran la espalda, así que prefería los vestidos escotados, más de atrás que de adelante. Así era como iban vestidas, cada una de ellas con un modelo diferente, pero del tipo. Ahí estaban sus tres amores. Gabriel, a pesar de todo, tenía remordimientos, pues tanto Albix, Alix y Adrix, como les decía de cariño, lo amaban y él también. Pero no podía quedarse con las tres, o tal vez sí?.

Continuara...

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