Carta a Mavis

Descargo de responsabilidad: En el remoto caso de que llegues a leer esto, sí, eres tu, mujer guerrerense, mujer anonita. Sí eres tu, sabrás reconocer la referencia

Sé hacer pocas cosas bien. Más que bien, pero son pocas y todas ellas no me reditúan, en general, en algo bueno.

Bien dicen que son las mujeres quienes escogen a su pareja. Al menos ese es mi caso. Como toda mujer que me gusta, me entraste por la vista, pero nunca me hice ilusiones. Estabas en pareja, con hijo, así que ni siquiera pensé en mover el asunto.

No contaba que por las razones que fueran, me elegiste como tu próxima pareja. El más feliz fui yo. Con la fortaleza que te caracteriza, tenías un plan, un plan en el que yo era parte importante.

A pesar de todos los problemas relacionados a tu situación social, quedé como el que “le quitó a la mujer”. Nadie le puede quitar una persona a otra. Uno solo se entrega y no puede jamás considerarse dueño del otro. Uno y el otro simplemente llegan a un acuerdo mutuo, libre, por convicción propia.

Así fue con nosotros. Yo no le quite nada a nadie. En todo caso, como le dije cuando me confrontó, mejor pregúntate porqué te dejó. De este manera comenzamos nuestra relación, durante la cual me sentí pleno y muy, muy feliz.

Sin embargo tu querías más. Lo cual no está mal, uno quiere lo más que se pueda. Querías que nos casáramos, que tuviéramos hijos. Desde ahí supe que no íbamos a durar mucho más. Más arriba comenté que tengo pocas habilidades, una de ellas, la principal, es que soy muy bueno haciendo análisis y con eso prever futuros escenarios.

La mayoría de mis predicción son catastróficos, sobre todo en lo que concierne a mi vida personal. ¿Porqué sales conmigo? La respuesta es obvia Mavis, te dije, porque me encantas. Te dije que eras un oasis en el desierto de mi vida, te dije que me das paz y tranquilidad y eso es algo que muy difícilmente tengo.

Cuando me dijiste que porque no quería casarme contigo, tener hijos, te di mi visión del mundo. Este mundo es el infierno, es puro sufrimiento y solo por esos oasis que algunos logramos hallar (que en este caso, el oasis me halló a mi) es que podemos continuar. Te dije que ya tenías un hermoso hijo, que para que querías más. También te dije que para mí, mi futuro no era nada halagüeño.

Si en ese momento que convivimos, tenía la economía requerida para tener una familia, te comenté que previa un futuro decadente (para mí). He tomado decisiones que en este momento me cuesta tener una endeble economía. Sabia que iba a suceder. Te dije que te amaba con todo, que no me quedaba nada. Pero no fue suficiente para ti. Esta bien. En ese aspecto no me siento mal, de que no di todo de mi. Pero no fue suficiente.

Hoy te veo pasar, un par de veces con tu actual pareja, con tu pequeña hija, la cual luce muy bonita. Te veo y te extraño, pero sé que yo no habría podido darte eso que tu quisiste.

Me reclamaste que si no eras lo suficiente para mí, te cosificaste, te dije, yo no te mido por lo que tengas o hallas estudiado. Ni siquiera puedo estimar o medir si eras lo suficiente para mí, porque me dabas paz y tranquilidad. Pero lo que tu necesitabas de mi, no lo tengo. En ese aspecto, soy excéntrico. Desde hace muchos años decidí no tener familia, hijos en particular. Eso no ha cambiado.

Estuve dispuesto a vivir contigo, a casarme incluso, pero sabía que eventualmente nos separaríamos. Me dijiste que me amabas. Y lo creo cierto. Yo te también te amé, sin escatimarte nada. Solo que soy excéntrico, estoy fuera de la norma. Hoy te extraño, te anhelo y si fuera de la norma, te buscaría, intentaría volver a tenerte.

Pero sigo siendo el mismo que conociste. Así que Mavis, aunque el final me reclamaste que nunca te amé, te amé de la única manera que sé, dando todo, sin quedarme con algo.

Pero no fue suficiente. Al final, creo que así esta bien. Te extraño y creo que tu también, por la manera que me miras cuando, muy escasamente coincidimos en la calle, donde no haces por acercarte y yo tampoco (¿para qué? ambos pensamos). Pero también sabes, al igual que yo, que no duraría hasta el final de nuestros días. Sobre todo por mí. Así que todo esta bien.

Te veo contenta, feliz, y con eso estoy tranquilo con respecto a ti. Y sí, te extraño mucho.

 

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