sábado, 1 de diciembre de 2012

De lo que pudo haber sido y no fue

Resumen: Lo que pudo haber sido y no fue, perspectivas de mis experiencias de vida
 
Cuando recién egresé de la licenciatura, la primera, que fue como ingeniero biomédico, tenía muchas expectativas. En realidad solamente una: que las empresas iban a competir por contratarme.
Ja ja ja ja ja ja, ejem, ahora me puedo carcajear sin mayor empacho. Pero en aquella época fue todo un encontronazo con la realidad: nadie paga mucho por un recién egresado. Todas las historias de éxito que me sabía, poco me sirvieron de consuelo. La realidad fue que las empresas no quieren a gente sin experiencias, y si la quieren, les pagan prácticamente nada.
Ni HP, ni General Eléctric, ni Philips, por mencionar unas cuantas, me dieron siquiera la oportunidad de una entrevista. Inglés. Ese fue mi punto débil. Sí, el chingado inglés. Pensaba y sigo pensando, que es lo que quieren ¿un ingeniero o un traductor inglés-español?
Creo que mucho del inglés sirve solamente como un filtro más. En la práctica, no lo ocupas, al menos no al nivel que lo piden (hablado y escrito fluidamente). No como ingeniero. Como gerente o algún puesto similar, tal vez, no siempre. Pero mi pensamiento era y sigue siendo, si uno es gerente ¿a poco no se puede contratar un traductor(a)?
En fin. No puedo quejarme, tuve muchas opciones fallidas, pero también tuve muchas llamadas. La mayoría de empresas pequeñas. Una de las que opciones que deje ir, y que más recuerdo, fue en Fuji Films. El trabajo era para reparar equipo de alta calidad, cámaras y otro tipo de cosas por el estilo.
El perfil solicitado era tener conocimientos de electrónica, electrónica digital, sistemas. Específicamente un ingeniero eléctrico o electrónico. Actualmente, muchas ingenierías tienen esa vertiente, me consta de biomédica, electrónica, eléctrica, y tal vez mecatrónica y telemática. De ellas, las dos últimas son las de “vanguardia”. No dudo que sean muy buenos, pero no me sentiría en gran desventaja en tu a tu con cualquiera de ellos.
Total, entre mis datos de currículo, cargaba con mis calificaciones, ja ja ja ¿lo pueden creer?
-Sí, mire, aquí están las materias de electrónica, lleve de potencia y digital (lo cual es cierto)
-Ah ¿pero si sabes de circuitos?
-… mmm, sí
-Bueno, vamos a pasar a que hagas los psicométricos
-Ok
Y pues como era recién egresado y tenía mucha expectativa por trabajar y ser ahora sí, un ingeniero, hice mi mejor esfuerzo, además de que eran exámenes para medir el CI (cociente intelectual), así que estaba en mi mejor momento. Venía de un sistema donde cada tres semanas tenía que hacer examen, para presentar, en la onceava semana, un examen final. Así que me fue bien. O eso creo.
Ahora, con lo que actualmente manejo y sé, les puedo comentar que me llamaron no tanto por tener un alto CI, porque de hecho, lo que necesitaban era un mono cilindrero. Específicamente un ingeniero mono cilindrero.
¿Qué es un mono cilindrero? Por lo general, son las personas de nivel técnico que realizan su trabajo de manera repetitiva, por ejemplo, mantenimiento y limpieza de PC, armado de equipo electrónico, mecánicos, etc. Por favor, no me mal interpreten, respeto todas esas profesiones, pero no se requiere demasiado conocimiento, sobre todo filosófico, para realizar un buen trabajo repetitivo.
Eso es para mí, un mono cilindrero. Una persona que capacitas para hacer una tarea repetitiva y constante, con pocas variaciones o nulas variaciones. El trabajo en realidad era muy fácil, creo, porque nunca llegue a ejercerlo. Consistía en realizar ajustes a lentes y demás mecanismos de aparatos ópticos, como cámaras, scaners, fotocopiadoras, etc.
Pero, como la empresa es japonesa, y esos japoneses son bien cuadradotes, el perfil requería un ingeniero, no un técnico, no un licenciado, un ingeniero. Más arriba les decía que no me llamaron tanto por tener un alto CI, sino más bien por presentar una personalidad obsesiva, un tanto compulsiva.
De hecho, casi puedo afirmar que ese era uno de los rasgos de personalidad requeridos. Porque es un rasgo necesario en ese tipo de trabajos. Un obsesivo compulsivo, funcional social, es decir, no tan obsesivo, un tanto menos compulsivo, pero eso sí, nada creativo.
Así que después de presentar los exámenes psicométricos y la entrevista técnica, que la hizo la señora/señorita que me entrevistó, me llamaron para contratarme. Quiero hacer un paréntesis. La señora/señorita, porque ya tenía o aparentaba poco más de 50 años, no creo que fuera psicóloga. Era de recursos humanos, sí, pero no creo que fuera psicóloga. Era la típica persona que lleva años en recursos humanos y con más maña que otra cosa, saca su trabajo.
Ya para terminar con esta entrada y en resumen, me rajé. Ya cuando estaba prácticamente seguro que me iban a contratar, no quise. Yo que chingados iba a estar haciendo ese trabajo, si era (soy, aunque prácticamente nunca he ejercido como tal) ingeniero biomédico. El problema que tenía era ¿y ahora cómo me zafo?
Así que recurrí a una mentira piadosa. Poco menos de un año antes, me fue extirpado el apéndice. Recurrí a la mentira de decirle que iba a ser operado por apendicitis, y que no sabía hasta cuando iba a reponerme.
-Ah, bueno, tienes mis datos, si te interesa, cuando te recuperes, me llamas.
-Sí, claro, muchas gracias. Hasta luego
-Chao
El motivo de escribir esta entrada, fue precisamente el pensamiento de lo diferente que sería ahora mi vida, de haber aceptado ese trabajo. En realidad no era un mal trabajo, tenía un sueldo bastante aceptable, para los estándares de los biomédicos de aquellas épocas. El promedio de un recién egresado era de unos $5 000 pesos de ese entonces, y el sueldo que me ofrecían era de $7 500 más vales, contratación por la empresa (que ahora sé lo valioso que resulta), capacitación y de resultar bueno, viaje a Japón, para capacitación más especializada, con la idea de ser el “jefe” de ese servicio.

Pendejo que soy ¿no creen? Y hace no mucho, un par de años para acá, tuve otro evento similar. 

¡Carajo! Pendejo que soy. Ya me deprimí. Snif.

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