15 mayo 2010

Justicia Divina

Steve Jobs, cofundador de Apple. Pixar, Walt Disney, Macistosh son conceptos relacionados con Steve.
Bill Gates, fundador de Microsoft. Windows, Excel, Word, Hotmail, son conceptos relacionados con Bill.
Carlos Slim, fundador de Telmex. Múltiples cadenas de servicios, banda ancha, teléfonos celulares, con conceptos relacionados con Carlos.

Si les dijera: “Es dueño de muchas propiedades, ranchos, casas, incluso es dueño de una parte de inverosímil valor económico, en el litoral mexicano del lado de pacífico” bien podría ser Jobs, Gates o Slim. Y conste que Slim no es santo de mi devoción, que a diferencia de los dos gringos, no es un creador de algo, o ¿alguien ha escuchado que Telmex o cualquier empresa del primer millonario del mundo haya dado de alta alguna patente, en cualquier parte del mundo? Con todo y sus defectos, tenemos el winshit, cortesía (bueno ni tan cortesía, porque cuesta) de Gates, que gracias a su deficiencia ha dado notoriedad a sistemas que sí son operativos como Mac OS o todas las versiones de Linux. El buen Jobs nos ha dado cositas tan bonitas como los Ipod, Itouch, Iphones. En fin, dos creadores y un muy buen comerciante, que gracias a los mexicanos, es el hombre más rico del planeta.

Pero no, el dueño de múltiples propiedades y de punta diamante (el mentado pedazo de litoral mexicano) es ni más ni menos que un abogado. Con él queda que ni mandado a hacer el mote de que un abogado es un canguro, es decir, una rata gigante. Y me refiero al tipejo de mirada loca llamado Digo Fernández de Ceballos.

Muchas veces he pensado en la injusticia que prevalece en México lindo y querido: solo aquí puede darse que el hombre más rico del mundo sea únicamente un excelente comerciante. Sólo aquí en México puede darse que un abogado, por muy excelentísimo litigante que sea, tenga monopolizado tal cantidad de riqueza, que mantiene en pobreza y pobreza extrema a gran parte de la población. México es el paraíso de los gánster con y sin charola, de los que son hijos de probeta (porque no tienen madre), de los que viven cobijados de la impunidad y el amiguismo. Sí, en México la justicia humana no existe.

Así, que lo único que podemos esperar aquellos ávidos de justicia, es la justicia divina. Bueno, en realidad yo no creo en divinidades (salvo aquellas divinidades encarnadas en bellezas como María Inés o Megansita Fox), pero sí creo en la justicia circunstancial (azaharosa, pues). El concepto de Karma puede aplicar.

No puedo decir que me da gusto que la Coyota, quien litigó contra el estado Mexicano cuando trabajaba ¡Para el estado Mexicano!, haya sido secuestrado o incluso asesinado. Y no lo puedo afirmar porque no lo conozco. Pero sí conozco su obra (y gracia) y a mi mente llega cual epifanía el concepto de “Justicia Divina”. Porque en México, señoras y señores, la justicia humana no existe.

¡Oh divinidades del más allá, todavía quedan Salinas, Zedillo, Fox y demás fauna digna de la justicia Celestial!

2 comentarios:

El Signo de La Espada dijo...

Lo de Ceballos solo era cuestión de tiempo. Lo que me llama la atención es que un sujeto con sus antecedentes anduviera solo.

lavega dijo...

Mmm no me habia fijado en ese detalle, master, pero efectivamente, es harto sospechosista que anduviera solo.

Segun la cronica acostumbraba llegar solo a su hacienda, y que sepa, la Coyota es casado. La verdad que hay mucha informacion para especular un monton de escenarios.

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