martes, 2 de junio de 2015

Terror nocturno

Hace tiempo que no duermo… de noche… Ahora solo duermo de día. Ya no podía… mejor dicho, no debía dormir por la noche. Ellos son más fuertes por la noche. Asechan desde cada rincón oscuro de donde quiera que me encuentre.
 
La calle, mi habitación, el restaurante, el cine. No hay lugar donde pueda esconderme de ellos. Por eso no podía dormir. No debía dormir. Tanto tiempo estuve cansado, que me dormía de día. Así que decidí volverme nocturno.

Ahora ya descanso mejor, es decir, ahora ya descanso. Me he vuelto un habitante de la noche. Como ellos. Solo que yo no soy como ellos. No estoy seguro de lo que quieren de mí. Más bien no sé qué es lo que quieren de mí.
 
Mi alma inmortal me dicen los católicos, son los únicos que me han dado una especie de respuesta. Pero yo no soy creyente. No creo que sean demonios. Aunque tampoco sé que son. Ni siquiera sé cómo es que llegue a importarles. De otra manera ¿Para qué me asechan?
 
Al principio pensé que solo eran pesadillas. Sangre, mutilados, vejaciones, de gente que conozco, que aprecio, que quiero. Una vez soñé que violaba, una y otra vez a mi mejor amiga (o solía serlo). Sí, ella me gusta, pero no podría hacerle eso.
 
Unas voces me decían “ves que fácil es… vamos, inténtalo… toma lo que es tuyo…” Dejé de frecuentarla. Todos creyeron que por fin me había cansado de estar en la “friend zone” Ja. Sí supieran.
 
Una vez me confrontó “De verdad te quiero, pero no me prendes… ¿Quieres que lo intentemos?” Por fin mi sueño se había convertido en realidad. Sólo que estaba cimentada sobre una pesadilla. Una muy horrenda y mala pesadilla.
 
No. No quiero nada de ti. Es mejor que ya no te vea. Para ti y para mí es lo mejor. Creo que fue la primera y última vez que la hice llorar.
¿Cómo explicarle esos sueños/deseos/pesadillas?
 
Por supuesto que cuando la soñaba, me excitaba. Pero no es correcto. No puedo hacerle daño. No quiero hacerle daño. No a ella.
 
Busqué ayuda. Psicólogos y psiquiatras. Todos ellos con sus teorías, preguntado de mi vida pasada, que si mi papá, que si mi mamá, que deseos ocultos, que no ponga resistencia. Fantasías por deseos inconfesables. ¿Inconfesables? ¡Pero si les conté todo!
 
Al no encontrar respuesta en esos profesionales, busqué a los “siervos de Dios”. Ja. Son peores. Prejuicios. Que si estoy bautizado, que si profeso la religión, que cuando fue la última vez que me confesé. Sí, lo estoy, por gusto de mis padres. No, no me considero católico. Solamente una vez me he confesado, cuando hice la primera comunión, cuando era un niño.
 
“El diablo esta tras tu alma inmortal” Ah, sí ¿Y por qué? ¿Qué hice? “Hijo, eso es algo que solamente tú sabes” Ah… Ok…
 
Los sueños se volvieron más reales. Algo así. Las voces ahora las escuchaba estando despierto. Cuando fui con el psiquiatra me dijo que si las voces las escuchaba estando despierto. En ese momento, solo en sueños. Así que le dije que no, que solo cuando soñaba. Dijo que solamente era estrés y un cúmulo de deseos no expresados. Me receto sabe qué cosa, me cobro bastante bien, y me mando a casa.
 
Si ahora iba y le contaba que las voces ya ocurrían estando despierto, a lo mejor era lo que esperaba. Y no sé qué me esperaría a mí. Noté que en la noche era cuando sucedían los fenómenos. Voces primero, luego, en los rincones oscuros, miré ojos. O algo parecido a ojos. No eran ojos como de hombre o mujer.
 
Más bien eran un par de brazas rojas, como llama de velas, pero más puntuales, como chispazos, que no se apagaban, que se me figuraba me seguían con la mirada, si a ese par de cosas rojas les puedo calificar de ojos.
 
Pero no eran ojos, al menos no humanos. Una vez, saliendo de un bar, medio ebrio con algunos amigos, ellos también los vieron. En el momento, todos salimos corriendo.
 
Entre la adrenalina y el paso del susto y la sorpresa, comenzaron a reírse. “jajajaja, era un gato o un perro o ambos…” Pero eran ojos rojos “claro ¿Qué no has visto los ojos rojos de las fotografías? Sí, pero ¿Quién estaba tomando fotos? “Tranquilo, solo fue nuestra imaginación… y el alcohol en la sangre…”
 
Yo sabía que no era así. Después de muchas noches de mal dormir, de dormir en la escuela, en el trabajo, donde por fin podía dormir sin sobresaltos, me di cuenta. Sí, ¡En el día no me asechan!
 
Así que cambie de trabajo, de turno escolar. Ahora vivo de noche. Ja ja ja. Literal. Estudio y trabajo de noche. No está nada mal. Es un poco diferente. Aunque me siguen asechando, al menos ya estoy descansado y alerta.
 
Sigo sin saber que son esas cosas, que quieren de mí, ni siquiera sé que hacer para alejarlos. Por eso suelo estar acompañado. Y en lugares con luz. Sigo oyendo las voces, sigo viendo ojos rojos. Pero ya me acostumbre.
 
¿Alguien sabe qué son?
 
¿Alguien más le paso lo mismo o similar?
 
Necesito ayuda…