domingo, 24 de agosto de 2014

Todas las mujeres son iguales

¿Ya les había comentado que tengo mi Edipo no resuelto? Si no, ya lo saben. Gran cosa.
Saber eso y no, casi es lo mismo. Es decir, no me ayuda en mucho saberlo. Igual me siento mal. Me siento mal y ya sé porque. Y hasta ahí. Más que no resuelto, se encuentra resuelto de manera defectuosa. Después de todo, soy funcional. Parezco normalito. Aunque eso no sea precisamente correcto.

Esto de saber de mi Edipo, me sirve para exponer mi teoría del porque todas las mujeres son iguales, para todos los hombres. Y que todos los hombres son iguales, para todas las mujeres. Dado que soy heterosexual, hablaré como lo que soy, un hombre. Pero ustedes mujeres u homosexuales, lo pueden acomodar a su gusto y es lo mismo.
Cuando digo que todas las mujeres son iguales, técnicamente tendría que decir “todas MIS mujeres son iguales” y ahí está la cuestión central del asunto. Entonces, cuando me encuentro conversando con otro hombre, sobre mujeres y lo mal que nos han tratado (snif!) y decimos “pinchis viejas, todas son iguales” estamos de acuerdo y eso es verdad. Porque todas SUS mujeres y todas MIS mujeres son iguales.
Donde ya no son tan iguales, es entre SUS mujeres y las MÍAS. Es decir, las huellas mnémicas que me hacen buscar y enamorarme de una mujer, son diferentes de las huellas mnémicas de otro hombre. Podrán parecerse (las huellas mnémicas) pero jamás serán las mismas. Cada persona tiene su historia de vida, y cada historia de vida es única.
Así que, psicólogos conductivos-conductuales, no vengan con que “¿Estás seguro que TODAS las mujeres son iguales? ¿Ya estuviste con TODAS las mujeres?” ¡Obviamente que no! Es humanamente imposible estar con TODAS las mujeres. Sin embargo, cuando digo, y en general, decimos, que todas las mujeres son iguales, es verdad.
Tanto los rasgos conscientes e inconscientes que hacen que me guste y eventualmente me enamore de una mujer, me harán buscarla con características similares. Luego entonces, generalizando, todas son iguales. Para decirlo con precisión, todas las mujeres de las cuales potencialmente me podría enamorar, son iguales.
Claro que uno no anda por la vida haciendo este tipo de precisiones y simplemente decimos “todas son iguales”. Y lo son. ¿O cuando han visto que ocurre una discrepancia ante esta declaración? Al contrario, incluso en un grupo de hombres, no hay uno solo que diga que tal aseveración es falsa. A menos que sea gay o psicólogo conductivo-conductual.


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