10 septiembre 2007

Outsider Martín Ramírez

México no es conocido por ser un productor de genios matemáticos, filósofos o físicos. Y si no, desmientanme y citen a mexicanos de la talla de Newton, Leibniz, Kant, Hegel, Young, Rousseau, Nietzsche. Musicalmente hablando tampoco, o que mexicano puede compararse con Bach, Beethoven, Chopin, Rachmaninoff.

Aún así, es más fácil citar a músicos mexicanos destacados, que matemáticos, físicos o filósofos mexicanos. Músicos mexicanos famosos: Juventino Rosas, Pablo Moncayo, Manuel M. Ponce, matemáticos-físicos-filósofos mexicanos: mmm...., cero, no se me ocurre citar a alguno.

Todo esto va como antecedente de que según yo, los mexicanos nada más no la hacemos para las cuestiones matematicofisicofilosófico. Como que los mexicanos tienden a ser más bien artistas de los visual y de lo escrito. Y para muestra: todos bailables (zapateado, zandunga, jarabes, etc) con vestidos vistosos y coloridos; las artesanías mexicanas, sobre todo de los estados de Oaxaca, Guerrero o Chiapas son reconocidas a nivel internacional. Aunque si notan, como que se trata de algo colectivo, no se me ocurre citar a un personaje que halla sido el artífice de alguna corriente artística plástica, todo el arte mexicano es de dominio público.

Es por eso que la presente entrega se avoca en dar a conocer y recordar a un notable artista mexicano, nacido en Jalisco en 1895. Nuevamente tendrán mi visión, pero por eso les pongo las ligas, al final de la presente, para que saquen sus propias conclusiones.

No puedo considerarme un experto en cuestiones plásticas-visuales, simplemente si algún cuadro me gusta, pues me gusta y ya. Así fue como conocí el llamado Surrealismo, así fue como me interese en la obra de Salvador Dalí y otros conocidos expositores de esa corriente. Y este mexicano, prácticamente desconocido en nuestro país, llegó a exponer junto a Salvador Dalí, y los que sí conocen de arte, lo colocan a la misma altura que Bretón, Paul Klee, Saul Steinberg y Charles Schulz.

Además tiene el raro privilegio de haber sido un autodidacta, ¡de los mejores a nivel mundial!. Pero como todo artista de nivel genial, su vida fue todo un sufrimiento -en un post anterior comento que para ser artista se requiere de una gran dosis de sufrimiento-; pasó los últimos 33 años de su vida recluido en un manicomio en los USA, tuvo que emigrar debido a la situación político-económica del país -raro, no?- y debido a que padecía de esquizofrenia y a que no hablaba ingles, fue considerado como un loco -por eso es que vivió la última etapa de su vida en manicomios de nuestros "amadísimos" vecinos-.

Y así como quedé prendado del cuadro "La persistencia de la memoria" de Dalí, así quede prendado del cuadro "Courtyard" de Martín Ramírez. Su trazo es tan sencillo, se ve tan "facilito", su colorido es más bien monótono y sin embargo tiene ese algo que te seduce, que te transporta a un limbo de ideas, donde te identificas, pero no sabes que es lo que identificas, me explico, verdad?
De tal suerte que debemos como sociedad mexicana recordar y reconocer a este notabilísimo mexicano, tan lejos de su tierra, tan cerca de los gringos.

Por cierto, las primeras obras fueron desechadas como basura por ser consideradas producto de un "demente".

Ligas:
Martín Ramírez at Jornada
Martín Ramírez at Wiki Esp
Martín Ramírez at Wiki Eng
Martín Ramírez at FAM
Martín Ramírez at NYT
Courtyard by Martín Ramírez

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