26 octubre 2007

Renuencia del sino personal

Ah!!! Que debe uno de pasar para estar en conformidad con la vida que en cierta medida depende de uno y en otra medida depende de las vicisitudes estocásticas propias del ininterrumpido camino de la existencia.

¿Por qué?, sí, ¿Por qué uno no puede estar conforme…? Siempre buscando más, deseando lo inalcanzable, siendo infeliz por lo mismo. En particular y para ponerte en contexto, amable lector, me refiero a las mujeres. No todas claro, sólo por aquella que no tiene más que mover una ceja para que estés ahí, que no tiene más que decir tu nombre para estar solicito a sus deseos.

¿Por qué?, carajo, ¿Por qué?, ¿Acaso no basta con tener sexo, con quiénes sí están dispuestas? , ¿No debería bastar con tener compañía cuando tú lo requieres?, ¿No debería bastar con saberte deseado por otras mujeres, aún cuando éstas no te inspiren el mismo sentimiento que aquella, esa, que es la única?

Hay pocas cosas que no controlo, pero esas pocas son las trascendentales: son las que realmente importan, son las cuestiones que pueden ponerte a pensar y pensar y pensar sin llegar a una solución, como si ese gasto de energía en estar piense y piense sirviera para algo. Desde mi perspectiva solo sirve para ponerte más triste, más inconforme con tu vida, ¿Y que tal si lo que esta mal no eres tú, si no, aquella, la única? De ser cierto esto, aún queda la pregunta ¿Cómo le haces para que esa se de cuenta? ¿Cómo le haces para arreglarla?

Debería ser lícito que cada quién pudiera enamorarse de quien quisiera, de la misma manera que escoges un auto, o la ropa que te vas a poner, o la comida, o cualquier entidad de tu vida cotidiana que sí puedes escoger.

Pero no, no sucede así. Y a fin de cuentas depende de uno, pero no es tan fácil. Así como no es tan fácil que de un momento a otro decidas que un platillo, que es tu favorito, ya no lo es más, y que ahora el platillo que nunca te gusto sea ahora el favorito.

¿Y de qué depende que le seas atractivo(a) o otra persona?, desde mi experiencia, diría que un 90% o 95% depende de tu físico; una vez que se ha pasado este filtro, entonces ya depende ahora sí de ti, de lo que eres, de lo que piensas, de lo que has vivido, de lo que le cuentes o le dejes de contar, de tus sentimientos, de lo que en verdad eres.

¿Y qué si eres una bella persona, interiormente hablando?, pues nada, que en un 90% 95% no tendrás oportunidad de que te conozca esa persona, porque no existe un interés en tener cerca, no se presenta la ocasión para exponerte, para que vean como eres.

Pero eso no es lo peor, lo peor es que no puedes botar esa cascada de sentimientos que provoca esa persona; no resulta tan sencillo como cambiarte de ropa, como deshacerte de aquello que ya no quieres. ¿Por qué quien en su sano juicio quiere andar piense y piense, así nada más a lo pendejo? Carajo, carajo, y mil veces carajo!!!

En situaciones como esta quisiera no sentir pasión por mujer alguna, quisiera ser un asceta que le basta con estar en total contemplación de lo que sea que contemplan. Pero no, carajo, no soy así y no lo puedo cambiar. Necesito a una mujer a mi lado, a ESA mujer, no otra. ¿Realmente la necesito? De no necesitarla entonces ¿Por qué siento todo esta maldita cosa aquí dentro?
Por eso no me gusta enamorarme, y ya la llevaba, satisfaciendo mis necesidades básicas.

Y entonces, tal vez por karma, tal vez porque Dios existe y me odia o tal vez solo por puro pinche azar apareció ella, con su bella sonrisa, con su cuerpo lleno de curvas, con esa piel blanquecina, con esos ojotes grandes como abismos, donde me pierdo, de donde no puedo salir.

Tan bien que ahí la llevaba.

En estos momentos es cuando me da por leer poesía, la cual por lo general no pasa de ser, para mí, una fuente de bonitas palabras, de agradables ideas; es cuando creo que la entiendo y la siento tan personal, como si fueran escritos para mí, para este momento tan particular.

Les dejo un par, que me llegaron mucho.

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Hay un modo de que me hagas completamente feliz
Hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete.

Jaime Sabines

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