I
- ¡Tengo mucho miedo!
- Por favor, vaya a su lugar, estamos por despegar
- ¡No puedo! ¡Me quiero bajar!
…
II
“… lo siento hermano, no pude viajar. No te pudo explicar que pasó, solo me entró un pánico que jamás había experimentado.”
- Oficial, Ese correo me llegó unas horas después de que mi hermano se bajara del avión. Él me lo escribió ¿Por qué lo culpan del accidente? ¿O no fue un accidente?
- Técnicamente así fue. Un accidente. No hubo sobrevivientes. Solo su hermano, que al final no hizo el viaje. Por eso investigamos.
- No sé qué decirle. Mi hermano es malhumorado, a veces, pero no es mala persona. Por supuesto que no creo que sea un terrorista. ¡No es un asesino!
- ¿Así que todo fue una corazonada?
- No sé qué fue. ¿Ya le preguntaron?
- Eso hacen mis colegas de su país.
III
- Es cierto lo que te digo. Hasta antes de sentarme en mi asiento, todo estaba bien. Incluso tenía curiosidad por saber que se siente ir en avión. Pero me senté e inmediatamente me entro un pánico, un terror, incontrolable. No lo puedo explicar.
- Pues solo tú sabes que pudo ser. Lo que haya sido, te salvó la vida. No hubo sobrevivientes
- ¿Crees que eso me hace sentir bien? No sé qué pasó. Pero el dictamen técnico del accidente deja muy claro que fue un fallo en la turbina, un defecto en los fierros que usan para el mantenimiento.
- Pero estás de acuerdo que resulta muy extraño tu caso.
- ¿Crees que no me pregunto cada día porque me pasó eso? ¿Por qué sigo vivo? ¿Para qué? No lo sé…
- ¿Qué crees que pasó?
- Creo que es una especie de sentido súper desarrollado, como cuando estas frente a un peligro, solo que éste me funciona a futuro. No lo sé. No encuentro otra explicación. ¿Para qué sigo vivo? ¿Por qué? No lo sé.
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