Hace un par de años, salía con una amiga, que siendo buena samaritana, me dejaba quedarme en su cuarto (rentado), cuando menos un par de horas. Esto sucedía con más frecuencia cuando yo andaba bajo los influjos del alcohol. No entiendo la razón (ejem).
Así que uno de tantos días, andaba ya con lenguaje farfullante, le llamé:
-*tiii… tiii… tiii… tono de teléfono llamando
-Bueno *con tono somnoliento, de recién despertada*
-Hola, estoy aquí afuera, ábreme, ¿Sí?
-…
-¿Afuera? ¿De dónde? ¿Quién habla?
-Bueno *con tono somnoliento, de recién despertada*
-Hola, estoy aquí afuera, ábreme, ¿Sí?
-…
-¿Afuera? ¿De dónde? ¿Quién habla?
De inmediato se me bajo la borrachera, pues reconocí la voz. Había marcado a mi casa. Jajajajaja, y quien me contestaba no era otra que la autora de mis días.
-Perdón, número equivocado *cuelgo el teléfono*
Ya después llamé a donde originalmente tenía planeado llamar y el resto es historia.
Al otro día, estuve muy atento a la reacción de mi madre.
Afortunadamente cuando ella duerme, se pierde y contesta más dormida que despierta y no se acuerda. Esta ocasión fue una de esas. Eso espero.
Afortunadamente cuando ella duerme, se pierde y contesta más dormida que despierta y no se acuerda. Esta ocasión fue una de esas. Eso espero.
1 comentario:
Jaja, bueno es que sucedió con tu progenitora. Otra historia sería si hubiera sido una novia o, peor aun, esposa.
Saludos.
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