Hoy marco un nuevo hito en mi vida. Un hito nada agradable, muy negativo. *Nota: ya no debo dejar constancia de lo malo, sino de lo bueno.
Sin embargo, el de hoy, es un hito negativo. Muy negativo en mi vida.
Vuelvo a estar sin esa alegría de tener con quien compartir cosas. Me refiero a una pareja. ¿Cuantas veces he dicho que estaría mejor si no tuviera esta necesidad de estar con alguien? No aprendo. Pero no es algo que pueda dejar. No puedo.
Hoy es un día negro, de esos que no quiero vivir. No hay de otra. La vida tiene esa característica, que cuando ya no hay, pues ya no hay, pero mientras haya, no se detiene. Ni por muertes, ni por desgracias, ni por cosas buenas y agradables.
Podría escribir todo lo que me ha pasado. Pero no quiero. Como dije antes, debo dejar de recordar lo malo, y concentrarme en lo bueno. Si es que habrá cosas buenas en el futuro. Hoy no fue nada bueno.
En lugar de escribir lo que me pasó, mejor les cuento que al final adquirí la cámara. Mi muy dichosa cámara. ¿Para qué tanto afán de tener esa cámara? Ahora puedo responder. Porque en verdad me afané. Saque una tarjeta de crédito para poder obtener un descuento, fui a recogerla personalmente, como a 20 km de mi casa, porque no daban con mi domicilio.
Y que el crédito otorgado no me alcanzó. No pues no puedo darte el descuento. Coraje entripado. Total, pago el precio sin descuento, yo quiero esa cámara. Pero no voy a ir a esa tienda, voy a ir a la otra (es mi berrinche de niño malcriado), que es del mismo grupo empresarial (otra sucursal pues).
No que sí se puede hacerte el descuento, solo tiene que pagar el resto, en efectivo o con otra tarjeta.
Va, aquí está mi otra tarjeta. Bonita cámara, semiprofesional, justo para mí. Hay que cuidar los objetos (lentes de la cámara), así que hay que desembolsar para los filtros (que cubren los objetivos), ah, falta, la tarjeta de memoria. Sí, la de 64 G está bien. Más gasto. Pero es a meses ¡Con descuento y a crédito!
Leo todo el manual, 264 páginas de un PDF. Miento si les digo que lo leí completo, hojee parte, la menor, y leí, la mayoría. No pues sí, esta chingona. Me gusta.
Saco fotos de paisajes, las personas tienden a huir de las fotos. Los paisajes no. Es como la belleza, no hay hombre feo, solo hombres pobres. Igual pasa con la fotografía, no hay falta de vena artística, hay falta de efectivo para adquirir un equipo decente.
¿Para qué la quiero? Ahora lo sé. La quería para tomarte fotos. Para que vieras lo que yo veo. Para tomar esos ángulos de tu rostro, que si bien no es en extremo hermoso, es muy atractivo. Hay ángulos que te hacen serlo más. También quería mostrarte lo sexy que lucen tus piernas, entalladas en ese pantalón negro, y con esas zapatillas altas que te hacen caminar así, como me gusta.
Quería tomarte fotos de espaldas, para que vieras como te veo, y vieras la razón por la que me gusta tanto dejarte pasar delante mío. No, no es por caballerosidad. Es porque me gusta verte ir. También me gusta verte venir. Tienes cintura justa, senos, ni grandes, ni pequeños. De hecho no me interesa tanto el tamaño, sino la forma. Los tuyos, tus senos, tienen la curvatura perfecta. Igual tu cadera.
Y cuando caminas, tienes esa cadencia de felino de alcurnia. Quería que vieras como te veo. Para eso la compre. Para hacerte ver lo hermosa que eres, aunque tu pienses lo contrario. Y también para comenzar a tener recuerdos. No para nosotros, porque esos se quedan en nosotros. Para enseñarle a los demás lo bien que lucimos. Lo bien me hacer lucir. Lo feliz que me haces cuando estas a mi lado.
Esa cámara nació (yo digo que nació en el momento que la compre) para tomarte fotos a ti. Sobre todo a ti. Ahora el lente de esa cámara jamás verá la luz de tu cuerpo (no es alegoría). Morirá sin haber hecho aquello para lo que nació.
Hoy es un día negro, de esos que no quiero vivir. No hay de otra. La vida tiene esa característica, que cuando ya no hay, pues ya no hay, pero mientras haya, no se detiene. Ni por muertes, ni por desgracias, ni por cosas buenas y agradables.
Podría escribir todo lo que me ha pasado. Pero no quiero. Como dije antes, debo dejar de recordar lo malo, y concentrarme en lo bueno. Si es que habrá cosas buenas en el futuro. Hoy no fue nada bueno.
En lugar de escribir lo que me pasó, mejor les cuento que al final adquirí la cámara. Mi muy dichosa cámara. ¿Para qué tanto afán de tener esa cámara? Ahora puedo responder. Porque en verdad me afané. Saque una tarjeta de crédito para poder obtener un descuento, fui a recogerla personalmente, como a 20 km de mi casa, porque no daban con mi domicilio.
Y que el crédito otorgado no me alcanzó. No pues no puedo darte el descuento. Coraje entripado. Total, pago el precio sin descuento, yo quiero esa cámara. Pero no voy a ir a esa tienda, voy a ir a la otra (es mi berrinche de niño malcriado), que es del mismo grupo empresarial (otra sucursal pues).
No que sí se puede hacerte el descuento, solo tiene que pagar el resto, en efectivo o con otra tarjeta.
Va, aquí está mi otra tarjeta. Bonita cámara, semiprofesional, justo para mí. Hay que cuidar los objetos (lentes de la cámara), así que hay que desembolsar para los filtros (que cubren los objetivos), ah, falta, la tarjeta de memoria. Sí, la de 64 G está bien. Más gasto. Pero es a meses ¡Con descuento y a crédito!
Leo todo el manual, 264 páginas de un PDF. Miento si les digo que lo leí completo, hojee parte, la menor, y leí, la mayoría. No pues sí, esta chingona. Me gusta.
Saco fotos de paisajes, las personas tienden a huir de las fotos. Los paisajes no. Es como la belleza, no hay hombre feo, solo hombres pobres. Igual pasa con la fotografía, no hay falta de vena artística, hay falta de efectivo para adquirir un equipo decente.
¿Para qué la quiero? Ahora lo sé. La quería para tomarte fotos. Para que vieras lo que yo veo. Para tomar esos ángulos de tu rostro, que si bien no es en extremo hermoso, es muy atractivo. Hay ángulos que te hacen serlo más. También quería mostrarte lo sexy que lucen tus piernas, entalladas en ese pantalón negro, y con esas zapatillas altas que te hacen caminar así, como me gusta.
Quería tomarte fotos de espaldas, para que vieras como te veo, y vieras la razón por la que me gusta tanto dejarte pasar delante mío. No, no es por caballerosidad. Es porque me gusta verte ir. También me gusta verte venir. Tienes cintura justa, senos, ni grandes, ni pequeños. De hecho no me interesa tanto el tamaño, sino la forma. Los tuyos, tus senos, tienen la curvatura perfecta. Igual tu cadera.
Y cuando caminas, tienes esa cadencia de felino de alcurnia. Quería que vieras como te veo. Para eso la compre. Para hacerte ver lo hermosa que eres, aunque tu pienses lo contrario. Y también para comenzar a tener recuerdos. No para nosotros, porque esos se quedan en nosotros. Para enseñarle a los demás lo bien que lucimos. Lo bien me hacer lucir. Lo feliz que me haces cuando estas a mi lado.
Esa cámara nació (yo digo que nació en el momento que la compre) para tomarte fotos a ti. Sobre todo a ti. Ahora el lente de esa cámara jamás verá la luz de tu cuerpo (no es alegoría). Morirá sin haber hecho aquello para lo que nació.
Y así me siento, como esa cámara.
Les escribo escuchando esta canción, que por lo que veo, se ha convertido en mi himno de batalla, mi escudo distintivo, mi escudo de armas. Ya la puse dos o tres veces, no recuerdo bien. No quiero recordar. No.
2 comentarios:
Me interesa leer cosas relacionadas con la psicología ya que estudio dicha carrera. Por eso todo tipo de texto que tengan una vinculación con esto me importa mucho. Con mis camaras reflex suelo graba muchas de las clases para luego volver a verlas
Hola Mirna, gracias por pasar a comentar. La psicologia es interesantisima, pues se explican comportamieno que en primera instancia parecerian de locos.
Pero no, todo, o casi todo, tiene su explicacion. Espero llegues a terminar tus estudios. Que parte de la psicologia de gusta? A mi lo clinico.
Y efectivamente, la camara que me consegui es una reflex, muy buena, creo, no soy experto. Es una Nikon D5100 digital.
Saludos!
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