Veamos, por dónde empezar. Tengo podofilia (no pedofilia, eso es otra cosa), que es la parafilia sobre los pies. Pies de mujer. La podofilia es una catexia que es colocada en los pies. A ver, en términos ralos: me excita ver los pies de las mujeres.
Muchas veces se confunde esto con ser pervertido. Y todo depende del contexto. Según Freud, cualquier expresión de la sexualidad cuya finalidad no es la procreación, es una perversión. Definitivamente los pies no conllevan a la procreación en sí mismo. De ahí que sea considerada una perversión.
Sin embargo, fuera de esa “extrañeza” de sentirse excitado por los pies femeninos, no hay, intrínsecamente, una perversión; perversión entendida como algo malo o prohibido. Y no tienen (o tal vez sí) idea de la cantidad de hombres, y supongo que mujeres, que tienen fetichismo por los pies. Y las mismas mujeres lo promueven, basta notar la cantidad de modelos de zapatos para las mujeres, sobre todo zapatillas y en general zapato abierto que existe en el mercado.
Pero aun y que hay muchos con este tipo de expresión sexual, y que actualmente ya no se considera una perversión, me intriga la razón de ese “gusto”. Es que no tengo idea de donde me vino este gusto. El evento más temprano que recuerdo con respecto a la podofilia, es cuando estaba en la secundaria (13 o 14 años tendría). Una compañera solía utilizar zapato abierto, que si bien no era zapatilla, tampoco eran los tan anti sexys zapato cerrado que se acostumbra usar en la secundaria.
Y me gustaba ver sus pies. O la parte que enseñaba, que era el empeine. Esta compañera, además, tenía un prominente busto, que a su muy tierna edad, la hacía sobresalir sobre la mayoría de las demás mujeres. Tenía unas tetas hermosas. Pero bueno, las tetas (que es mi parafilia predilecta) me llevaron a los pies. Después de ese periodo como que entre en latencia y ya no le daba mucha importancia, hasta que llegue a la universidad. Digo, de vez en cuando volteaba a ver los pies de las mujeres, en el periodo de la preparatoria, pero fue hasta la universidad cuando tome consciencia de esa excitación que hasta llegué a pensar que era raro.
De hecho, así fue durante mucho tiempo. En aquella época no tenía nociones de psicología, mi carrera estaba enfocada a un rumbo totalmente distinto (ingeniería), era mucho más ajeno a mirar y explorar dentro de mí. Además la universidad es tan absorbente que realmente queda poco tiempo a estar filosofando.
Hace un par de años que me comencé a preguntar la razón de esta parafilia. Aunque desde hace más años ya me había dado cuenta que en realidad era una expresión de la sexualidad más común de lo que pensaba, que de hecho está presente en la mayoría de los hombres heterosexuales y que además demuestra una feminidad profunda (el uso de zapato abierto por parte de las mujeres), casi como usar falda.
En esta investigación, he leído que una posible explicación de la podofilia es el gateo, es decir, que como los bebés pasan un primer periodo gateando, lo que tienen a su alcance son los pies de sus padres. Y como casi siempre es la mamá la que se queda a cargo del bebé o en su defecto, los encargados de un bebé (como en una guardería) son mujeres, pues de ahí nace esta parafilia. Esta explicación no me convenció del todo.
No recuerdo nada de cuando era bebé. No recuerdo haber gateado. Así que si el gatear es el origen de la podofilia, debe estar muy profundamente oculta en el inconsciente. Además esta explicación como que no cuadra con las mujeres. Las mujeres gustan, creo, de lucir con zapatos abiertos, mientas que los hombres nos excitamos de verlas con zapato abierto. No creo que una mujer se excite por ver sus pies en zapato abierto; tal vez se exciten que nos excitamos.
Pero incluso eso es muy debatible. Mi punto es que yo no me excito por ver mis pies, ni me dan ganas de ponerme zapatillas, sin embargo adoro ver unos pies enfundados en sexys zapatillas. Y después de esa explicación, ya no encontré otra razonable. Es como los senos de las mujeres, que nos resultan tan altamente erotizantes. Tal vez la podofilia es del mismo tipo. Que quien sabe cuál es el tipo, pero es del mismo tipo.
Así que pragmático que soy, comencé a analizar la razón de este gusto. Y me di cuenta que no es el pie en sí mismo lo que me resulta tan atractivo. Es la posición. Es decir, cuando veo a una mujer que usa zapatillas y me gusta, y veo a esa mujer sin zapatillas, inclusive, descalza, la excitación no es la misma. Prefiero verla en zapatillas que descalza. Sí, de eso me acabo de dar cuenta, y por eso es que escribo esta entrada.
Me parece que la fuente de la excitación por los pies femeninos es el resultado de la manera en como lucen, cuando están enfundados en zapatillas, principalmente. Y lucen con curvas. Cuando están descalzos, los pies lucen menos curvos. De ahí la otra parte del título, fractales. Básicamente, un fractal es una estructura que se conforma de la misma figura que representa, como el triángulo de Sierpinski.
Y he llegado a la conclusión de que la curvatura que se hace en el arco del pie y la curvatura del empeine, remiten a la curvatura del cuerpo femenino. Es decir, la cintura sería el arco del pie, la cadera vendría a estar en el talón y los pechos en la curvatura del metatarso. Así que los pies, cuando están curvados de manera no natural, por el uso de una zapatilla, remiten al cuerpo femenino. Y a quien no le gusta ver las curvaturas de una mujer.
Por cierto, los gringos utilizan el término “feet cleavage”, para referirse a la podofilia, y que viene a traducirse literalmente como "escote del pie”. Curioso.
Ya puedo dormir tranquilo. Bueno, en realidad no. Pero esa es otra historia.
Referencias (algunas).