27 agosto 2009

De mi acercamiento a los blogs

Es curioso, han pasado aproximadamente cinco años que comencé a interesarme en los blogs, no recuerdo exactamente el cómo y mucho menos cuándo. No es raro en mí: guardar fechas, nombres, eventos simplemente no se me da. Digo yo que es para ahorrar memoria, “ahorrar, si eres bien despistado”, tal vez solo sea que soy un huevón.

Así pues no recuerdo exactamente cuál fue el primer blog que leí, si puedo decir que he sido fiel lector de unos cuantos. Desde hace ya casi cinco años. Esos blogs en parte fueron los que me incitaron a comenzar el propio. Después de todo, no es difícil comenzar un blog. Lo difícil, como casi todo en la vida, es mantenerlo. Total, esos pocos blogs de los que soy “fan” (tan fan que los tengo en mis links, ¿los han visto?) pueden separarse en dos, los nuevos y los viejos. Y en los nuevos solo hay uno (un cuate medio zafado, de oficio veterinario recién egresado, que escribe un chingo y así de lejitos digo yo que me cae bien, aunque en realidad no lo conozco) y otra de una chica redactora o correctora de una revista de circulación nacional, con hartos problemas existenciales, al menos esa es mi impresión. De los viejos son tres, dos de los cuales no les he perdido la pista desde hace ya harto tiempo, y uno que recién retomé.

Leo muchos blogs, pero a pocos soy asiduo. En muy pocos comento de manera constante. A veces creo que esto de los blogs es una manera de exponerte, ¡Como si no bastara con la vida cotidiana!, una especie de personalidad “virtual”. Después de todo, el estilo de un blog denota mucho de la personalidad de su autor. Por ello mismo de entrada descarto los blogs comunitarios (excepto los muy buenos, según yo, de los cuales solo sigo uno).

Y hablando de bloggers, hace como un mes me encontré en plena zona rosa a la bloggera de los “nuevos”, casi estuve a punto de decirle “que onda *****” ja, imaginen la cara que iba a poner “y este wey de donde salió”. Por qué en realidad no la conozco, aunque por sus escritos digamos que se podría decir que sé mucho mas de ella que lo que ella sabe de mí. No sé si se trate de un anacronismo ríspido, o simplemente que soy muy desconfiado pero ni he subido fotos mías (sí, sí, estoy muy y qué) ni he dado a conocer algún elemento que pueda identificarme, al menos eso creo. Y no lo haré. Me gusta la protección que te da el pseudoanonimato que te da el Internet, aquí soy Lavega y pueden imaginarme como mejor les venga en gana.

Y a esto contribuye mi interés pernicioso en la psicología, me gusta mucho, y los blogs son fuente de entrenamiento para sondear sus atribuladas mentecillas. O tal vez solo se trate de que soy un chismoso irredento. Algunos me dicen que para ser psicólogo se debe ser en gran medida bien chismoso. En tal caso voy por buen camino.

Por otra parte, esto del blog, al menos a mí, me sirve para desahogarme, no me exige, ni me tiene amenazado. Vengo porque quiero y cuando quiero. El costo es la cantidad ínfima de seguidores (casi cero) que poseo, pero vaya todo tiene un precio. Huelga decir que sí, en mis inicios me vislumbraba como todo un blogstar. No lo logre y lo acepto. Y sin embargo me gusta exponer algunas tribulaciones que tengo. Es terapéutico.

2 comentarios:

El Signo de La Espada dijo...

Uta! estás igual que yo jjajaja

lavega dijo...

Ves que no es pura coincidencia? como dicen mi pueblo, arrieros somos y en el camino nos veremos...

Por cierto, mucha suerte en tu faceta como prof., no seas tan barco, pero tampoco tan manchadito. Yo di clases un par de meses, pero la verdad era un trasatlantico, la materia no era de las basicas sino mas bien de relleno y pues me gane una lanita y engroso un poco el CV.

Saludos!

El último día de mi vida (II y final)

Advertencia: El contenido del siguiente texto trata sobre el suicidio, desde mi punto de vista, por lo que no es la opinión de un experto y...